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António Guterres recordó que el año pasado las concentraciones de dióxido de carbono volvieron a alcanzar un nuevo máximo: un 148% por encima de los niveles preindustriales. El nivel más alto desde hace 3 millones de años, cuando la temperatura de la Tierra era hasta 3 grados más caliente y el nivel del mar unos 15 metros más alto.
“El año pasado ya se registraron 1,2 grados centígrados más que en la época preindustrial, lo que se acerca peligrosamente al límite de 1,5 grados establecido por la comunidad científica. Con los compromisos actuales, nos dirigimos a un desastroso aumento de la temperatura de 2,4 grados para finales de siglo”, alertó.
Seis meses antes de que los líderes mundiales se reúnan en la ciudad escocesa de Glasgow para la Cumbre del Clima – la COP26- el responsable de la ONU también quiso ofrecer un mensaje de esperanza al insistir en que todavía es posible evitar los peores impactos de las crisis medioambientales provocados por las emisiones contaminantes.
“Veo señales alentadoras en algunas de las principales economías”, dijo, refiriéndose a los países que representan el 73% de las emisiones y que se han comprometido a alcanzar las cero emisiones netas para mediados de siglo.
Todos los países -especialmente los del G20- deben reducir aún más la brecha de la mitigación antes de la COP26, insistió, destacando la amenaza a la que ya se enfrentan los países en desarrollo, donde “la gente muere, las granjas están en quiebra y millones se enfrentan al desplazamiento”.
La transición de combustibles fósiles a energías renovables debe ser “inclusiva y justa”
“La conclusión es que, para 2030, debemos reducir las emisiones mundiales en un 45% respecto a los niveles de 2010 para llegar a las emisiones netas cero en 2050. Así mantendremos viva la esperanza de los 1,5 grados”, avanzó.
Guterres destacó que la principal prioridad del mundo debería ser prescindir por completo de las contaminantes centrales eléctricas de carbón y sustituirlas por energías renovables, sostuvo el Secretario General de la ONU.
Esto debería ocurrir hacia el 2030 en los países ricos que pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) hacia el 2040 en todo el mundo.
Por muy drástica que sea esta transición para abandonar los combustibles fósiles, debe ser “inclusiva y justa” y contar “con la participación de los gobiernos locales, los sindicatos y el sector privado para apoyar a las comunidades afectadas y generar empleos verdes”, continuó el secretario General.
Tras elogiar a los gobiernos que se han comprometido a poner fin a las subvenciones a los combustibles fósiles, el Secretario General de la ONU insistió en que ha llegado el momento de que todos los países “fijen un precio al carbono y cambien la fiscalidad de los ingresos por la del carbono”.
Y en un llamamiento directo a los ciudadanos preocupados, pidió a los “accionistas de los bancos multilaterales de desarrollo y de las instituciones financieras de desarrollo” que impulsen soluciones de financiación para “un desarrollo bajo en carbono y resistente al clima que esté alineado con el objetivo de los 1,5 grados (establecidos en el Acuerdo de París de 2015)”.
Los países desarrollados han de cumplir sus promesas
En particular, los países en desarrollo necesitan este apoyo financiero ya que los costes anuales de adaptación, sólo en esas naciones, se estiman en 70.000 millones de dólares “y éstos podrían aumentar a 300.000 millones de dólares para 2030”, explicó el jefe de la ONU.
“Reitero mi llamamiento a los donantes y a los bancos multilaterales de desarrollo para que garanticen que al menos el 50% de la financiación climática se destine a la adaptación y la resiliencia”, dijo Guterres, señalando que la “financiación de la adaptación” a los países en desarrollo representa sólo el 21% de la financiación climática actual, unos 16.800 millones de dólares.
Para ayudar a estas naciones más pobres, recordó que “los países desarrollados deben cumplir su antigua promesa de proporcionar 100.000 millones de dólares anuales para la acción climática en los países en desarrollo”, continuó el Secretario General, añadiendo que el éxito de la próxima COP26 “depende de que se logre un gran avance en materia de adaptación y financiación. Es una cuestión urgente y de confianza”.
El Diálogo de Petersberg sobre el Clima es un evento anual convocado por Alemania desde 2010. Reúne a ministros de más de 30 países, altos ejecutivos, la sociedad civil en preparación de la COP-26 que se celebrará en Glasgow del 1 al 12 de noviembre.
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