LaVanguardia, Youtube
El ‘Caníbal de Milwaukee’, un fanático de ‘Star Wars’ que buscaba parecerse al Emperador Palpatine. Jeffrey Dahmer violó, descuartizó y se comió a 17 hombres a los que conservó en un arcón frigorífico; gracias a su atractivo físico y fuerte poder de seducción, el ‘Carnicero’ logró engañar y esquivar a la policía.
Recoger a un autoestopista y acostarse con él. Aquella era su mayor fantasía, un deseo irrefrenable que escondía un turbio secreto: la semilla del asesino. Emulando al Emperador Palpatine de Star Wars en el ‘Retorno del Jedi’, Jeffrey Dahmer con dieciocho años y enfundado en unas lentillas amarillas (quería parecerse al personaje cinematográfico), cumplió su irrefrenable deseo de control absoluto. Golpeó, estranguló y desvisceró a Steven, un muchacho al que encontró en la carretera.
El denominado ‘Caníbal’ o ‘Carnicero de Milwaukee’ sentía auténtico placer viendo el interior de un cuerpo humano. Le excitaba sobremanera despedazar y masturbarse sobre él. El problema surgía cuando tenía que deshacerse del cadáver. Nada hacía presagiar tras ese porte atractivo y encanto personal que, al pararle en un control policial, estaban ante un asesino en serie con los restos de su víctima en el maletero.