Hector A. Gil Müller
Estos días, al menos en el mundo occidental, encierran fiestas, regalos y risas. Es en medio de esos tiempos en que también afloran las emociones más naturales del ser humano. Somos y estamos no siempre como deseamos, pero aun en eso hay siempre algo de justicia.
Los días vacacionales llegan y repletas las oficinas, ya no de trámites sino de fiestas lucen en un país que recibe nuevamente una navidad. Aunque las mismas fechas los tiempos diferentes. Si lo que se celebra se repite, te pido que celebres lo importante, lo realmente valioso.
La Navidad primera se celebró en un pesebre, con regalos de sabios que viajaron de oriente y la adoración de pastores que avisados por ángeles habían llegado a la pequeña ciudad de Belén. Un nacimiento que dividió la historia pero que también divide nuestra historia cultivada en cada vida cuando comprendemos del amor, la entrega y la fe. Cuando aprendemos que la fe no crece del aprender sino en las crisis, creemos cuando evidenciamos. Ese nacimiento solitario, sin reyes, ni discípulos, solo una familia que en su momento se hizo mundial. Como si la más cierta reflexión del hombre se vive no en momentos de algarabía, sino en la quietud de una noche bajo una sola estrella. Quienes enfrentan el dolor de ver sillas vacías recordarán esas noches que solo se aluzan por una estrella, del recuerdo y de amor.
Entre la cuna y la tumba hay crisis, algunas mayores, otras menores, pero la vida es eso, una escala infinita de grises, entre el blanco y el negro. Si tu mesa está bendecida esta navidad con los tuyos sentados en ella e incluso algunos a la distancia de un teléfono, agradece, porque en el año difícil te ha sido fácil. Belén, que significa “casa de pan” nos recuerda que hay acceso aun a eso que buscamos, a lo que con ahínco el alma se aferra, a un pan que sustente. ¿no es el final propósito del ser humano?, convertir sus minutos en momentos ganando sentido. Saber que se siembra con esfuerzo, pero se cosecha entre risas, cuando se fue sabio en el sembrar. Así nosotros, seamos sabios en disfrutar una navidad que amenaza con ser igual, pero invierte en ser diferente.
La Navidad siempre nos ha enfrentado a lo mejor del ser humano, al amor, la entrega y la fe, virtudes que son la columna que debe imperar en cada vida. El amor que expresamos cuando sacrificamos el egoísmo por cuidar a otros, la entrega de quienes cuidan y la fe de aquellos que esperan. Porque los mensajes siguen siendo; “ya vamos llegando”. Que esta navidad te sea grata, placentera. Que podamos sonreír sincero, que la cena de una nochebuena nos recuerde la bendición que aún tenemos. El mundo acelerado seguirá ahí, cruzando límites y llevando espacios, pero los recuerdos y desafíos que se han vivido se sembraron en cada alma que hoy, en Navidad, brilla como estrella en la noche. Espero que tengas una navidad diferente, en la que puedas ver, sentir y escuchar, que cobre sentido aquello que siempre pasa muy rápido. Ojalá sigamos siendo diferentes.
Estas notas te pueden interesar
-
En noviembre de 2024 y a tasa anual, el IOAE anticipa un aumento de 1.0 % del IGAE
-
En 2023, la economía informal participó con 24.8 % del PIB nacional en valores corrientes
-
5 errores financieros comunes que debes evitar al usar tu aguinaldo
-
El Gobierno de la Ciudad presenta el recital “Piano para todos: temas navideños”
-
Este viernes entregan presupuesto 2025 al Congreso CDMX