Por el Dr. en F. Luis Eduardo Espinosa Arellano y la Dra. en F. Christian Lorena López González, académicos de la Universidad Autónoma de Guadalajara
- Hay nuevos tratamientos para luchar contra este padecimiento que afecta la vida de millones de personas en el mundo
El Día Mundial contra el Cáncer de Mama, 19 de octubre, nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre los notables avances en el tratamiento de esta enfermedad, y de todos los tipos de cánceres, y la invaluable contribución de la investigación médico-científica en esta lucha. A lo largo de las décadas, los esfuerzos dedicados a comprender el cáncer y desarrollar tratamientos más efectivos han transformado radicalmente la manera en que se trata esta enfermedad devastadora.
La investigación científica desempeña un papel crucial en nuestra lucha contra el cáncer por varias razones:
Comprender la biología del cáncer: la investigación ha permitido una comprensión más profunda del cómo se desarrolla un tumor. A través de estudios genéticos y moleculares, los científicos han identificado causas que dan pie a la aparición del cáncer, logrando con esto el desarrollo de tratamientos específicos y personalizados.
Desarrollo de tratamientos innovadores: la inmunoterapia y la terapia dirigida son producto de la investigación ardua en oncología. Con estos tratamientos se han mejorado notablemente la supervivencia y la calidad de vida de las personas que sufren del cáncer.
Detección temprana: a partir de los exámenes de diagnóstico genético se puede realizar un perfil de los genes que favorecen el desarrollo de una neoplasia, disminuyendo su crecimiento y agresividad. Además de las pruebas genéticas, tenemos pruebas de imagenología y de laboratorio como las mamografías, el Papanicolau, los marcadores tumorales como el antígeno prostático, el antígeno carcinoembrionario, entre otros, que permiten la detección temprana y, por lo tanto, que la tasa de éxito sea más alta.
En cuestión de la evolución de los tratamientos para el cáncer hemos de destacar la adición de terapias ya mencionadas previamente y a las ya conocidas, quimioterapia y radioterapia.
La quimioterapia ha sido considerada un pilar en el tratamiento del cáncer, durante décadas hemos visto la evolución de fármacos bastante agresivos hasta alcanzar medicamentos más efectivos y menos tóxicos. La radioterapia también ha evolucionado, de ser aquella que disparaba rayos X, intentando ser lo menos agresiva con el cuerpo, ha tener hoy día técnicas como la radioterapia de intensidad modulada (IMRT) y la radiocirugía estereotáctica (SBRT), que permiten la administración precisa de radioterapia, minimizando el daño a tejidos sanos.
Dentro de las terapias novedosas está la inmunoterapia, que nos ayuda a mejorar el desempeño de nuestro sistema inmunológico en defensa contra el cáncer, revolucionando el manejo de tumores como el melanoma y el cáncer de pulmón de células pequeñas.
Acompañando a la inmunoterapia tenemos a las terapias dirigidas, que, a diferencia de la quimioterapia convencional, utilizan como objetivos blancos las características específicas del tumor, para con esto evitar o minimizar el daño a tejidos sanos, evitar complicaciones y efectos adversos. Dentro de los objetivos blanco se describen señales en las paredes de las células del cáncer.
Con todo lo anterior, podemos establecer, sin lugar a duda, que se ha logrado mejorar significativamente las tasas de supervivencia y la calidad de vida de las personas que padecen algún tipo de cáncer. Por colocar un ejemplo, la tasa de supervivencia a cinco años para el cáncer de mama ha aumentado de aproximadamente el 75 por ciento en la década de los años 70, al 90 por ciento en la actualidad.
En conclusión, este Día Mundial contra el Cáncer de Mama nos recuerda la importancia de no dejar de buscar la forma de mejorar la calidad de vida de las personas que sufren de este tipo de enfermedades. Los avances médicos y científicos han transformado los tratamientos contra el cáncer, sin embargo, aún queda mucho por hacer, se requiere que la investigación no disminuya, para avanzar en el descubrimiento de alternativas para la prevención y el tratamiento del cáncer en el futuro.