España luce con una goleada histórica en su debut mundialista

ESPN

(Jordi Blanco) — España arrolló, arrasó y machacó a Costa Rica por 7-0 en el mejor estreno mundialista de su historia, en una de las mayores exhibiciones que se recuerdan en el torneo y en la mayor goleada de la Roja en este torneo. Superó, casi sobló, el 4-0 a Ucrania con que debutó el equipo que dirigía Luis Aragonés en 2006 y convirtió su presentación en Qatar en una exhibición monumental. Agilidad, prestancia, rapidez, combinación, presión asfixiante, recuperación de balón inmediata. Todo bien, todo perfecto. Un partido que dejó claro que la Roja ha llegado al Mundial con una preparación y ambición perfectas.

Tal como ocurrió hace cinco años en el amistoso que disputaron en Málaga, España le endosó una goleada a Costa Rica casi sin oposición. Y si entonces se entendió como una excelente prueba para el después decepcionante Mundial de Rusia, ahora se comprobó como una presentación por todo lo alto. A la altura de Inglaterra, por encima incluso de la campeona Francia. Y demostrando a Argentina y Alemania que la grandeza se demuestra en el césped, no simplemente en la historia…

A los ticos no les dio tiempo ni de tomar las medidas del cambio cuando ya empezaron a sufrir un asedio total que convirtió la primera mitad en un atropelló. Dani Olmo rozó el gol a los cinco minutos y volvió a hacerlo Marco Asensio a los ocho, ambos asistidos por un monumental Pedri que, de entrada, tomó el mando de un juego ofensivo indisimulado.

Busquets se lo miraba con tranquilidad y Gavi acompañaba la presión… Hasta que tras aquella segunda oportunidad, de repente, España impuso una marcha aún más contundente y, de forma clara, Costa Rica se vino abajo. La exhibición comenzó con una soberbia asistencia de Gavi a Dani Olmo, continuación de una combinación grupal excelente y previa a un control y remate magnífico del delantero del Leipzig que puso el 1-0 en el marcador.

Dado el primer paso, y lejos de frenar el ímpetu como podría temerse entendiendo la dureza del calendario, España mantuvo, y hasta aumentó, la intensidad de su fútbol. Una presión asfixiante que no permitía a los rivales mantener la pelota ni un instante, una paciencia elogiable en la combinación y la búsqueda de desmarques continuados en las dos bandas, convirtiéndose Jordi Alba en otro puñal por la izquierda, acompañante perfecto de Ferran Torres.

Fue precisamente Alba, tras recibir un excelente pase largo en diagonal de Busquets, quien asistió pasados los veinte minutos para que Marco Asensio rematase de primeras a la red, impotentes los marcadores costarricenses de mantener el orden y menos aún perseguir el balón, e impotente, también, Keylor Navas ante la avalancha que sufría.

Si se podía imaginar ya entonces que el partido estaba sentenciado, no podía pensarse que España mantuviera, intacto, el ritmo agobiante y desatado. Busquets ya era el dueño y a su lado se repartían un Pedri inconmensurable, un Gavi soberbio, un Marco Asensio magnífico y hasta un Rodri que, teórico central, se incorporaba hasta el centro del campo para jugar, siempre, en campo contrario.

Allí la capacidad de desmarque y velocidad de Olmo y Ferran enloquecían a una defensa sin tiempo a adecuarse ni orgnizarse, menos aún con las llegadas de Jordi Alba, que provocó el penalti, llegada la media hora, que transformó Ferran para un 3-0 ya indiscutible.

DE LA EXHIBICIÓN… A LA GOLEADA

Nadie a esas alturas podía sospechar que Costa Rica fuera capaz de sobreponerse a la derrota. Menos aún que pudiera llegar a poner en problemas a España… Pero es que tras acabar ese primer tiempo con el choque sentenciado tampoco podía imaginarse que el equipo de Luis Enrique acudiera a la segunda parte con la misma intensidad que en la primera.

Si quiso el equipo de Luis Fernando Suárez recuperar un poco el ánimo con la entrada de Kendall Watson tras el descanso, lo que se encontró fue un rival desatado. Debió Luis Enrique animar a los suyos a multiplicarse y mantener el tono y, sin duda, lo cumplieron los jugadores a rajatabla.

Solo así se entiende que un balón rebotado que debía perderse en las manos de Keylor Navas o el despeje de Francisco Calvo acabase siendo rematado a la media vuelta por Ferran Torres, al borde del área pequeña, para lograr el 4-0 a los 54 minutos o que diez después Morata no desistiese tras un remate fallido ante el portero para, escorado a la banda, lanzar un centro muy abierto que Dani Olmo remató desde la frontal de manera exquisita para lograr el quinto, la manita en un estreno sensacional.

El entrenador español movió con diligencia y tranquilidad el equipo con los cambios y cada jugador que entró, desde Morata y hasta el debutante Balde, le demostraron la razón por la cual tanto confía en ellos. España se gustó de tal manera que hasta Carlos Soler y el mismo Morata se sumaron a la fiesta con el sexto y séptimo gol cuando ya se esperaba el final, cuando Costa Rica, arrodillada, casi imploraba piedad a un rival que se exhibió como nadie pudo imaginar.

España entró en el Mundial con grandeza. Una grandeza impresionante.

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