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Diciembre es un mes en el que mucha gente tiende a excederse comiendo platillos y golosinas preparadas especialmente para la temporada de fiestas. Generalmente, este consumo extraordinario va acompañado del propósito de empezar a cuidar el cuerpo tan pronto empiece el año nuevo con una dieta y ejercicios para bajar de peso.
El primer paso hacia ese objetivo suele ser adoptar un régimen intensivo de ejercicio que promete resultados a corto plazo, ya sea en un gimnasio o por cuenta propia. Sin embargo, esta receta no funciona para todos porque las calorías gastadas a través de la actividad física no necesariamente aumentan la cantidad de calorías totales perdidas por el cuerpo, según revela un nuevo estudio del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
El presidente del Grupo de Gestión de la base de datos del OIEA que registra las mediciones del gasto de energía diaria, uno de los autores del estudio, señaló que, como mucha gente sospechaba debido a sus experiencias, las calorías que marca como gastadas la pantalla de un aparato de hacer ejercicio, como una caminadora o bicicleta, generalmente no se traducen en una pérdida de peso.
Resultados descorazonadores
“Cuando se empiezan programas de ejercicio para bajar de peso, la mayoría de la gente pierde un poco de peso, algunas personas pierden mucho, pero algunos desafortunados en realidad suben de peso”, apuntó John Speakman.
El estudio explica que en personas con un índice de masa corporal normal -entre 18,5 y 24,9-, el cuerpo compensará las calorías quemadas durante el ejercicio en un 28%, con lo cual sólo el 72% de las calorías gastadas por la actividad física se perderán realmente a lo largo del día.
Esta proporción se vuelve más despiadada para quien quiere adelgazar a medida que aumentan la edad y el peso ya que con un índice de masa corporal más alto se perderá solamente el 51% de las calorías quemadas durante la actividad física.
El estudio confirmó, por otra parte, que las personas obesas tienen más dificultades para bajar de peso debido a la eficiencia de sus cuerpos para “retener la grasa ya almacenada”.
Pese a esta desalentadora realidad, la especialista del OIEA en nutrición y coautora del estudio, Alexia Alford, subrayó que hacer ejercicio y ser más activo físicamente acarrea muchos beneficios para la salud.
“Pero sólo hacer ejercicio no ayuda con la pérdida de peso”, matizó, recalcando que para ello es fundamental reducir las calorías ingeridas en los alimentos.
El cuerpo compensa el gasto de energía
Las pautas para la pérdida de peso no tienen en cuenta la reducción de calorías gastadas en otras funciones de la vida, ya que el cuerpo compensa las calorías quemadas durante el ejercicio.
“Si aumenta la actividad, el cuerpo la compensará en otras áreas y reducirá las calorías gastadas al respirar, digerir, inquietarse y, en general, al mantener las funciones del cuerpo. En realidad, esto puede sumar bastante”, detalló Alford.
Por esta razón, la experta recomendó un estilo de vida más equilibrado en todos los aspectos, enfatizando que la dieta es clave para mantener un déficit calórico que dé como resultado la pérdida de peso.
La técnica utilizada
La conclusión del estudio se obtuvo a partir de datos obtenidos con una técnica nuclear que utiliza agua enriquecida con dos tipos de isótopos: deuterio y oxígeno-18.
Los participantes bebieron esta agua durante cierto periodo y luego se les hicieron análisis de orina por un lapso de entre siete y 14 días. Los investigadores pudieron calcular así con mucha precisión la energía total gastada por persona.
El OIEA indicó que esta técnica no es nueva, aunque sí muy costosa, por lo que únicamente se habían hecho estudios de este tipo a pequeña escala. En 2018 un grupo de investigadores decidió ampliar la investigación y actualmente, la base de datos del OIEA, que ahora cuenta con información de más de 7600 personas que se sometieron a la técnica.
La base de datos de la agencia de la ONU incluye la información de una amplia gama de individuos: atletas y corredores de altura, pacientes con cáncer y personas con parálisis cerebral. La mayoría de los datos provienen de estudios realizados en países occidentales como Estados Unidos y los Países Bajos, por lo que el OIEA está buscando expandir su acervo con más con datos de Asia, África y América Latina. En 2022 comenzará una proyecto de investigación coordinado que agregará más datos de países de bajos ingresos.