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El miércoles, el sol se abría paso entre las nubes de Glasgow mientras las delegaciones y los participantes se preparaban para el “día de la energía” en la COP26, una de las sesiones temáticas más importantes de la conferencia sobre el clima de la ONU.
El equipo de Noticias ONU, que se desplazó desde el centro de la ciudad en un autobús eléctrico especial proporcionado por los organizadores, se encontró, a su llegada al recinto, con activistas en las puertas que pedían a los países que pusieran fin a su apoyo al carbón, el gas y el petróleo.
Algunos de ellos incluso iban disfrazados de Pikachu, el pequeño roedor mascota del anime japonés Pokémon, que en la serie es capaz de lanzar descargas de electricidad. Otros, armados con carteles en diferentes lenguas, exigían desde sus megáfonos justicia climática: “No más combustibles fósiles”.
Compromisos con el carbón
En el interior del Scottish Event Campus, la reunión principal del día comenzaba con los coanfitriones de la COP26 haciéndose eco de las palabras del Secretario General de la ONU, António Guterres: “relegar el carbón a la historia”.
El presidente de la Conferencia, Alok Sharma, anunció la nueva “Declaración mundial sobre la transición a la energía limpia”, un compromiso para poner fin a las inversiones en carbón, aumentar la energía no contaminante, llevar a cabo una transición justa y eliminar el carbón para la década de 2030 en las principales economías, y en la década de 2040 en el resto.
El compromiso cuenta con 77 firmantes, entre los que se encuentran 46 países como Polonia, Vietnam y Chile, 23 de los cuales se han comprometido, por primera vez, a acabar con el uso del carbón como fuente de energía, explicó.
“Todo esto contribuye a potenciar un mundo de cero emisiones. Sabemos que hay más por hacer, nos corresponde a todos, gobiernos, empresas, instituciones financieras y sociedad civil, y debemos seguir posibilitando el momento a través de alianzas y coaliciones. Creo que se vislumbra la desaparición del carbón. Creo que estamos llegando a un punto en el que la energía del carbón pasará a la historia”, dijo Sharma en la sala de plenos.
Lamentablemente, se han quedado fuera de la declaración los mayores financiadores del carbón, China, Japón y Corea; a pesar de que en el pasado se han comprometido a dejar de financiar la generación de carbón en el extranjero para finales de 2021.
Mientras tanto, la Alianza Powering Past Coal, cuyo objetivo es lograr la eliminación del carbón de manera sostenible y económicamente inclusiva, ha dado hoy la bienvenida a nuevos miembros, entre los que se encuentran 7 países y 14 instituciones financieras.
Ayer, los gobiernos de Sudáfrica, Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, junto con la Unión Europea, anunciaron una nueva y ambiciosa “Asociación para la transición energética justa” a largo plazo para respaldar los esfuerzos de descarbonización de Sudáfrica. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la Comisaria de la Unión Europea, Ursula Von de-Leyen, presentaron la iniciativa virtualmente durante los eventos del miércoles en la COP26.
No es suficiente
Si bien los compromisos fueron algo alentadores, las organizaciones de la sociedad civil “no lo tienen claro” fuera de la sala plenaria.
En otras de las conferencias de prensa, la ONG alemana Urgewald y la Red de Acción por el Clima expresaron su desesperación ante la actual crisis energética.
“En los dos últimos años hemos asistido a un aumento de las políticas sobre el carbón, pero apenas hemos visto nada sustancial sobre el petróleo y el gas. La razón es que las instituciones financieras que quieren alejarse de los combustibles fósiles se enfrentan a un gran problema que es la falta de información”, dijo el responsable de la campaña de finanzas de Urgewald.
La organización de defensa de los derechos humanos y del medio ambiente publicó su última “Lista de salida mundial del petróleo y el gas”, en la que se afirma que 506 productores de petróleo y gas tienen previsto añadir 190.000 millones de barriles equivalentes de petróleo a sus carteras de producción en los próximos siete años.
“Al menos el 96% de los productores de gas y petróleo quieran ampliar sus activos”, añadió el representante de Urgewald. “La industria está en un curso de expansión imprudente, con formas de producción más sucias que representan el 50% de los nuevos proyectos”.
Por su parte, Jing Zhu, director del programa de justicia energética del Centro para la diversidad biológica de Estados Unidos, recordó que “ya no tenemos tiempo para los combustibles fósiles”.
“Hemos visto que el G20 va en la dirección contraria. De 2018 a 2020 los países del G20 han destinado 188.000 millones de dólares para los combustibles fósiles. Eso es 2,5 veces la cantidad que han asignado para las renovables; eso es una atrocidad”, dijo.
Un nuevo compromiso
Sin embargo, Zhu anunció con cautela una buena noticia durante la rueda de prensa. Un grupo de gobiernos e instituciones financieras públicas de todo el mundo, incluidos los de Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y el Reino Unido, se han comprometido a poner fin al apoyo directo del sector energético de los combustibles fósiles “sin interrupción” para finales de 2022.
El anuncio conjunto realizado esta mañana promete el fin del apoyo directo a proyectos internacionales de combustibles fósiles “excepto en circunstancias limitadas y claramente definidas que sean coherentes con un límite de calentamiento global de 1,5°C y con los objetivos del Acuerdo de París”.
“Este es el primer compromiso político para eliminar progresivamente la financiación, no sólo del carbón, sino también del petróleo y el gas. Si se llevara a cabo, esto supondría que los 18.000 millones de dólares anuales destinados a combustibles fósiles pasarían a las energías renovables”, explicó Zhu, que es también miembro de la Red de Acción por el Clima.
El compromiso, aunque histórico, no es suficiente, dijo, y pidió a China, Japón y Corea que se sumen también a esta iniciativa.
“Nos enfrentamos a nuestra adicción a los fósiles. Instamos a que se ponga fin al desarrollo de los combustibles fósiles en todo el mundo, a nivel nacional e internacional”.
En respuesta a las preguntas de los periodistas, el experto explicó lo que significan los “proyectos de combustibles fósiles sin freno”, al tiempo que lanzaba duras palabras a los líderes mundiales.
“La captura y el almacenamiento de carbono y otros proyectos de combustibles fósiles que tienen algún tipo de arreglo técnico están permitidos; lo que se parece mucho a las falsas promesas de emisiones cero para 2050. Es consistente con la falta de liderazgo de la valentía. Al mismo tiempo, si les decidiéramos concederles el beneficio de la duda, existe un compromiso para la energía limpia, especialmente de fabricación de energía no contaminante, por parte de muchos de estos países. Consideran que las inversiones nacionales son una ventaja potencial para sus propias economías. Estados Unidos, por ejemplo, tiene sus propios planes para exportar esa energía renovable”, añadió Zhu.
El problema de la energía
Damilola Ogunbiyi, representante especial del Secretario General de la ONU para la Energía sostenible para todos, también hizo un llamamiento a la acción durante el acto principal del miércoles. Recordó que el sector energético es responsable de dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Y sin embargo, “759 millones de personas en el mundo aún carecen de acceso a la electricidad básica, y más de 2600 millones no tienen acceso a soluciones higiénicas para cocinar”, subrayó.
La representante especial citó el reciente Informe de sobre la brecha de emisiones del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, que indica que nos encaminamos hacia un peligroso aumento de la temperatura global de 2,7 grados para finales de siglo, lo que significaría una amenaza para la vida tal y como la conocemos hoy en día.
“Tenemos que replantearnos radicalmente la forma de suministrar servicios energéticos; debemos responder al llamamiento del Secretario General de la ONU para que el carbón pase a la historia (…) A partir de 2021, no debería haber nuevas centrales de carbón en curso”, instó Ogunbiyu.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, cada año se gasta una media de 423.000 millones de dólares de fondos públicos en subvenciones a los combustibles fósiles y, a pesar de los compromisos internacionales, las subvenciones no disminuyen, sino que aumentan.
Estos subsidios son un gran obstáculo para los objetivos climáticos y de desarrollo sostenible porque fomentan la inversión en contaminación y desalientan el uso de las energías renovables.
“Se nos acaba el tiempo y no debemos que ser decisivos y comprometernos con la colaboración y la financiación necesarias para hacer posible una transición energética justa, equitativa e inclusiva para los que menos han contribuido al cambio climático”, destacó la representante especial.
Eliminar combustibles fósiles y gravar el carbono estimulará el crecimiento y la innovación. Los estudios de la agencia para el desarrollo muestran que esta medida podría proporcionar hasta 10 años de inversión en innovación e infraestructuras verdes, lo que aportaría crecimiento y nuevos puestos de trabajo más seguros.
SOURCE Centro de Noticias ONU
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