Infraestructura hospitalaria débil

Mundo Rural

Hipólito Contreras

Si en tiempos normales la infraestructura hospitalaria se ve en serios problemas para atender la demanda de enfermos, cuando se entra en situaciones extraordinarias como esta de la pandemia, muestra su real debilidad e incapacidad.

En tiempos normales con la demanda de pacientes que presentan diversas enfermedades, los hospitales de gobiernos se ven saturados, por ejemplo, los hospitales del norte y del sur se ven llenos de pacientes y familiares, se le ve en los pasillos, en las áreas verdes, la gente duerme donde puede porque ni eso ha resuelto el gobierno, lugares donde los familiares que vienen de lejos puedan quedarse ante la imposibilidad económica de ir a hoteles.

Lo mismo sucedía hace unos cincuenta años cuando Puebla capital tenía un solo hospital, el universitario, era el que atendía a toda la población abierta, no derechohabiente.

Años después y con mucha lentitud se construyeron los hospitales del sur y del norte, pero como la población de la capital ya se había incrementado, resultaron insuficientes, la gente siguió y sigue en los pasillos y áreas verdes.

Y por supuesto, una característica de los hospitales públicos es que siempre carecen de todo, de personal médico y paramédico, de equipos, medicamentos, instrumentos, etc., todo falta, a los pacientes les dicen que deben de comprar esto o aquello, que deben hacerse los estudios en clínicas privadas porque los equipos están dispuestos o no los tienen.

Muchas fallas en los hospitales públicos, desinterés de los gobiernos para dotarlos de los necesario, los pacientes y familiares pasan muchos problemas, ir a la medicina privada les es muy difícil por los altos precios.

Y si hablamos de las instituciones de seguridad social, principalmente el IMSS y el ISSSTE, la situación es la misma, hay problemas de todo, hay insuficiencia de todo. Estas instituciones subrogan servicios en clínicas particulares y muchas veces como éstas no reciben el pago correspondiente, no proporcionan el servicio.

En esas instituciones las consultas en especialidades les dan plazos de meses o de hasta un año porque dicen que hay una larga lista de pacientes, ante plazos tan largos los familiares acuden a clínicas privadas, si no hacen esto sus pacientes se mueren.

Bien, pues con esta débil infraestructura hospitalaria se presenta la pandemia COVID-19, el gobierno no esperaba esto, es sorprendido, al crear áreas para pacientes COVID, se debilita aún más la ya debilitada infraestructura, esto lleva a que muchos pacientes con otras enfermedades no sean recibidos, el argumento es que sólo atienden pacientes COVID.

Esta situación es lo que ha provocado que miles de enfermos COVID saturen aún más los hospitales públicos y sigan muriendo porque la atención es deficiente, tanto que muchos recomiendan que mejor no vayan a los hospitales porque ahí se mueren por falta de atención.

El COVID-19 no es una enfermedad mortal en alta proporción, una persona enferma si es bien atendida supera el problema, existen los medicamentos que combaten el virus, en cuestión de días los pacientes se recuperan, por supuesto, si los pacientes son abandonados, si no hay equipos ni nada, empeoran y mueren.

La letalidad del COVID-19 es baja, se habla del 3 por ciento, es decir, por cada cien enfermos sólo mueren tres, pero si no hay una buena atención se puede morir hasta el 30 por ciento o más, y es lo que está sucediendo en México y Puebla.

Se dirá que en otros países sucede los mismo como en Estado Unidos y Brasil, sin embargo, hay otras naciones como Cuba, China, Noruega, Vietnam, Corea, Islandia, entre otros, donde la mortalidad y morbilidad es muy baja, ¿por qué será? Sencillamente porque sus gobiernos son mejores y saben tomar medidas y su sistema de salud es mejor.

En México y Puebla el problema sigue por las fallas en muchos lados: el gobierno tiene un deficiente sistema de salud, una débil infraestructura hospitalaria, el cambio de gobierno no representó cambios en los servicios de salud, el gobierno cierra empresas que considera no esenciales y tolera a los ambulantes y mercados públicos que son un gran foco de infección, estos dicen que para sacar el sustento y ante tanto desempleo, no les queda de otra que salir a las calles, el gobierno crea una crisis económica al cerrar pequeñas y medianas empresas que dice no son esenciales, entrega unas cuantas despensas sólo en algunos lugares y deja sin nada a muchos miles.

El resultado es el que tenemos, la gente se sigue enfermando y muriendo. Ahora el llamado es, cuídense lo más que puedan, no hagan fiestas, guarden su distancia, fortalezcan sus defensas naturales, su sistema inmunológico, y si se enferman quédense en casa y sigan un tratamiento médico, no vayan a los hospitales porque ahí se mueren.

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