Universitat Oberta de Catalunya
Cada vez más cerca de cumplir un año en convivencia, obligada, con la COVID-19, son muchos los reportajes y artículos que se han escrito sobre cómo debería ser la distribución mundial de la futura vacuna que consiga devolver a nuestra sociedad un ápice de esperanza. Si bien es cierto que las últimas noticias de los principales fabricantes de estas vacunas han avivado el debate sobre las casuísticas de su logística, lo hacen, en la mayoría de ocasiones, contemplando únicamente su distribución en los países desarrollados del mundo. Pero, ¿cómo llegará esa vacuna a las zonas más desfavorecidas de nuestro planeta que se encuentran en vías de desarrollo?. Cristian Castillo, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) analizó las dificultades de la distribución logística de la vacuna en estos países en vías de desarrollo, en donde destaca tres bloques principales.
Pues si bien existen muchos ejemplos de enfermedades erradicadas con vacunas existentes, estas siguen provocando la muerte
cada año a miles de personas. Este es el caso del sarampión que, con la vacuna desarrollada en los años 60 y con su generalización en los años 80, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019 se cobró la vida de aproximadamente 207.500
personas. «Ahí reside la importancia de conseguir una distribución de la futura vacuna de la COVID-19 efectiva para todos los países del mundo, incluidos aquellos que muy probablemente no podrán hacer frente a los gastos que conlleva el despliegue logístico
de una operación de esta envergadura» explica el experto de la UOC.
Condiciones ambientales de la vacuna
Para el profesor de la UOC, este es uno de los principales hándicaps para la distribución de la vacuna en países poco desarrollados. «Si contemplamos las informaciones actuales de la vacuna de Pfizer, en la que debe asegurarse una temperatura de 80 grados bajo cero para asegurar la calidad de su vacuna, multiplica hasta en cinco veces el coste de transporte en comparación con los congeladores convencionales.
Con el añadido de que este tipo de congelador solo se fabrica bajo pedido y tal como recogía recientemente NiusDiario existe un riesgo elevado de que las empresas proveedoras de este tipo de tecnología agoten estocs, provocado en gran parte por la compra masiva de los países con fuerte potencial económico».
Si bien es cierto que las vacunas con buen pronóstico como la de Oxford o Moderna, con unas condiciones ambientales menos exigentes podrían ser una solución para estos países en desarrollo, «requiere igualmente de una fuerte exigencia a la hora de realizar el transporte asegurando en todo momento la cadena de frío. No obstante, de tener que distribuir la de Pfizer, casos de éxito como el de la República Democrática del Congo que almacenan actualmente la vacuna contra el ébola (requiere también de temperaturas inferiores a los 70 grados bajo cero) suponen un ejemplo de que, con la correcta coordinación entre gobiernos autóctonos e internacionales, su distribución sería posible» apunta Castillo.
Infraestructuras de transporte
Otra de las problemáticas añadidas a la distribución de la vacuna en estos países tiene mucho que ver con la infraestructura disponible para los diferentes medios de transporte que podría suponer un retraso considerable en los tiempos de abastecimiento. Por ejemplo, en el continente africano, por lo que respecta al transporte aéreo de mercancías, los volúmenes de carga actual lo convierten en prácticamente inexistente, lo que obligaría a crear o aumentar las rutas áreas necesarias para hacer llegar la vacuna con la misma rapidez que, por ejemplo, en países de la Unión Europea. Además, las tasas de los aeropuertos africanos se sitúan en las más elevadas a nivel mundial lo que ha reducido su competitividad y provocado, entre otros aspectos, su bajo número de operaciones.
«Por lo que se refiere al tráfico rodado, nos encontramos con carreteras difícilmente asfaltadas y otras que, aunque lo estén, carecen de los mantenimientos necesarios para favorecer su circulación. Todo un reto que dificulta, aún más si cabe, el poder hacer llegar a tiempo las vacunas a los diferentes puntos de uso» indica el profesor.
Seguridad
Debemos tener en cuenta que la vacuna puede convertirse en algunos países en un claro objetivo, que movilice a mafias o dificulte el tránsito entre diferentes fronteras motivado, en parte, por los niveles de corrupción existentes en sus gobiernos. Esto debería obligar a desplegar toda una red de seguridad a los transportes encargados de distribuir la vacuna para asegurar en todo momento que la mercancía llega a su destino.
«Así pues, si la distribución de la futura vacuna se plantea como todo un reto logístico en países desarrollados lo es, aún más, en aquellos que carecen a día de hoy de las infraestructuras necesarias para asegurar un transporte efectivo, rápido y seguro. En mi opinión, solo se conseguirá que la vacuna llegue a todas las partes del mundo si, desde los países autodenominados como “primer mundo”, colaboran y coordinan con el resto los puntos más críticos de su cadena logística» concluye el profesor de la UOC.
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