Corrupción en los gobiernos, ¿termina?

Mundo Rural

Hipólito Contreras

Comúnmente vemos en los medios de comunicación la lista de países en el mundo como los más corruptos en sus gobiernos, México está entre ellos. Dicen que la corrupción es el cáncer en muchos pueblos y que por eso no se puede terminar.

Habría que ver por qué la corrupción no tiene solución quizás en la mayor parte del mundo, hay que reconocer que hay naciones que combaten este problema mediante mejores leyes, son naciones con mejores políticas, naciones con mejores gobiernos.

En México, nación que se ha desarrollado mucho en anteriores años, tiene problemas de corrupción desde su fundación hace 200 años, y no se ve para cuándo resolverá este problema, quizás nunca.

Sólo hay que ver la debilidad humana cuando se trata de manejar recursos públicos, creo que ni los romanos ni los griegos en sus imperios hace dos mil años pudieron manejar con transparencia los impuestos o tributos que pagaban los ciudadanos, y eso que fueron pueblos que se desarrollaron dejando huellas de su glorioso pasado.

La corrupción nace de la ambición al manejar tantos recursos públicos, un gobierno municipal por ejemplo, de acuerdo a su tamaño y territorio puede manejar de 200 a 10 mil millones de pesos, ¿quién garantiza que va manejar correctamente los recursos? nadie, ni el mismo gobierno aun con todas las instituciones que auditan, el gobierno no puede auto vigilarse, no debe ser juez y parte, se necesita un órgano ciudadano y autónomo, pero esta figura ciudadana no existe en las leyes.

Si un gobierno hace y deshace, si maneja libremente los recursos y se auto vigila, lo más seguro es que desvíe recursos, que infle costos de obras y que su propia institución que audita avale todo, es juez y parte, el gobierno necesita que lo vigilen y son los ciudadanos los que deben hacerlo, son ellos los que sostienen al gobierno con sus impuestos.

La mala imagen se ve desde que los gobiernos determinan los sueldos de la clase política más alta, la que toma las decisiones. Los gobiernos se autorizan sueldos que van de los cien mil a los 400 o 500 mil pesos mensuales, sueldos de primer mundo como si viviéramos en la abundancia, esto es corrupción, se considera un abuso que se sirvan con la cuchara grande. Gobierno rico, pueblo pobre. En estos gobiernos las leyes están hechas a modo, leyes que les permiten manejar libremente los recursos, autorizarse sueldazos que no merecen, mientras muchos millones de ciudadanos viven en la pobreza y la extrema pobreza.

Este nuevo gobierno en México, dijo, no más corrupción, vamos a ordenar las cosas, a barrer las escaleras de arriba para abajo, vamos a acabar con la corrupción que lastima al pueblo de México, pues háganlo, inicien recortando sueldazos y privilegios de los funcionarios.

Hay que revisar sólo lo que ganan los políticos, senadores, diputados federales y locales, magistrados, consejeros electorales, gobernadores, secretarios de estado, presidentes municipales, subsecretarios, directores de área, etc., ellos no ganan 3 mil o 4 mil pesos a la quincena como millones de mexicanos, ellos cobran hasta 250 mil pesos a la quincena y gozan de muy buenas prestaciones.

Pero eso no es todo, esta familia de políticos maneja libremente los recursos públicos, ellos deciden lo que se hace digamos con un presupuesto anual de 7 mil millones de pesos que maneja un determinado municipio del país, ellos tienen su propia auditoría que desde luego avala todo y no encuentra error alguno.

El único funcionario público, y hay que reconocerlo, que fue congruente con sus compromisos, es el presidente Andrés Manuel López Obrador, el dijo en campaña, ganaré la mitad del sueldo que tenían los gobiernos del PRI y el PAN, y lo cumplió, pero los demás no, hoy un presidente de un municipio pequeño gana más que el ejecutivo federal.

La corrupción efectivamente es cáncer que es difícil de extirpar, está muy profundo, a este gobierno le quedan poco más de tres años, será imposible erradicar este problema que tiene 200 años.

La debilidad humana es así, el dinero deslumbra a cualquiera, y cuando lo ven en abundancia en las arcas del gobierno, los que los manejan libremente hacen su agosto, y dicen si no es ahora ¿cuándo? Hasta el más humilde servidor público cae en esa debilidad.

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