Jorge Barrientos.

El obispo auxiliar Tomás López Durán ofició la última misa a puerta cerrada desde la basílica catedral de Puebla, una vez que, a partir de este lunes 10 de agosto, se retomarán las actividades con presencia de fieles, aunque solo con 25 por ciento de la capacidad de los templos en la arquidiócesis de Puebla.

En este tenor, el líder religioso comentó que en estos tiempos de incertidumbre, tristeza y angustia que se viven por la pandemia de Covid-19 no se debe abandonar la fe católica, si no, todo lo contrario, se debe pedir por todas las personas que se encuentran combatiendo esta enfermedad en los hospitales.

“Tristeza, preocupación angustia, miedo y pareciera que estamos solos, pero hoy aparece el señor (…) hoy se trata de fortalecernos en la experiencia viva amorosa, llena de misericordia de un Dios que se preocupa por nosotros”.

López Durán también solicitó predicar la palabra de Dios a todas las personas cercanas, ya que sólo así los actos de solidaridad serán más frecuentes.

“Los invito a todos queridos hermanos que esta palabra no solo quede particularmente en nosotros, sino que ahora nosotros la difundamos en casa, con el vecino, el enfermo, díganles que no estamos solos, porque él se preocupa por nosotros”, destacó.

De acuerdo a la Comisión Diocesana de comunicación Social, los obispos poblanos, encabezados por el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa se han organizado por “turnos” de manera que cada uno encabezará las ceremonias en catedral durante un mes.

En lo que resta de agosto, monseñor López Durán será el encargado de la misa dominical en el recinto en donde este domingo se llevaron a cabo tareas de limpieza para recibir a los fieles.