Gobierno de Miguel Barbosa tomaría el control de la seguridad en Puebla capital

Roberto Desachy Severino

Entre los “huérfanos” del morenovallismo enquistados en el TSJ, como Roberto Grajales Espina, Roberto Flores Toledano y Jorge Cruz Bermúdez, el “vaselinas”, el nuevo gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, dio su primer mensaje público y lanzó la bomba: su gestión asumirá la seguridad en Puebla capital, aunque no aclaró cómo lo hará, si desaparecerá a la secretaría de Seguridad Pública municipal, se coordinará con la presidenta Claudia Rivera Vivanco o si nombrará al sucesor de Lourdes Rosales.

La frase con la que el mandatario admitió el grave problema de inseguridad que enfrenta el estado de Puebla fue lapidaria: “quien diga que la inseguridad es cuestión de percepción…mejor que reconozca que no puede” y adelantó que se comprarán mil patrullas, armamento y se capacitará a policías.

Antes de que Barbosa Huerta soltara las “bombas”, el revivido político marinista-priísta Alfredo Rivera Espinosa se paseaba con una sonrisa, la “vendedora de pinturas” y candidata fracasada, Josefina Vázquez Mota, entró y salió del Auditorio Metropolitano como ha sido su carrera política: sin que nadie la viera. Fue la única panista en el evento.

El titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Marcelo Ebrard, fue el funcionario federal más saludado en el acto protocolario, ya que a su compañera de gabinete, la encargada de Cultura, Alejandra Frausto, pocos la reconocieron, aunque el gobernador de Tlaxcala, Marco Antonio Mena, intentó cobijarla, darle plática.

EL ACABADO OMAR FAYAD, FERNÁNDEZ NOROÑA, Y SU ATUENDO A LO RIGOBERTA MENCHÚ

En el evento, Barbosa Huerta acusó que el ex gobernador Rafael Moreno Valle dejó una deuda y cuentas por pagar de alrededor de 44 mil millones de pesos, reiteró que promoverá la “reconciliación de Puebla, pero con la aplicación de la ley” y alertó que auditará a las gestiones anteriores.

Pocas horas de convertirse en el primer mandatario poblano emanado de un partido diferente al PRI y al PAN y, también, el primero que para alcanzar la gubernatura tuvo que vencer a sus adversarios políticos y superar una discapacidad motora, con toda la ignorancia que eso conlleva en un amplio sector social, el ex senador alertó que promoverá una reforma legal a los poderes legislativo, judicial, a la Ley Orgánica Municipal y que procurará el equilibrio de poderes, no el sometimiento.

Antes de que comenzara el acto llegó un sonriente gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, quien se ve algo demacrado, desmejorado, como si su entidad fuera difícil de mantener en calma o, en su caso, como si Victoria Rufo fuera terrible. Sus homólogos de Veracruz, Chiapas y Tabasco, Cuitláhuac García, Rutilo Escandón y Adán Augusto Gómez, respectivamente, pasaron a segundo plano para los asistentes al Auditorio Metropolitano, ya que Marcelo Ebrard y Yeidckol Polenvsky “jalaron la marca”, como se dice en los rubros futbolístico y político.

Con su atuendo a lo “Rigoberta Menchú”, el diputado federal del PT, Gerardo Fernández Noroña, alias “El Roñas” llegó tarde al evento, casi cuando comenzaba y, aunque trató de llamar la atención, se la robó el senador de Morena por Coahuila, Armando Guadiana Tijerina, al que se le perdió el rancho y no se quitó el sombrero ni para cantar el himno nacional.

DESAPARECE CIUDAD AUDI, SERVICIOS A LAS JUNTAS AUXILIARES

Una gran ovación se llevó Barbosa Huerta cuando recalcó que se revisarán los expedientes de los presos políticos, los que terminaron en la cárcel por oponerse al morenovallismo. También alertó que desaparecerá Ciudad Audi y que las juntas auxiliares volverán a dar los servicios que prestaban antes de que el ex gobernador Moreno Valle les quitara el Registro Civil.

Los senadores Ricardo Monreal y Alejandro Armenta, las presidentas municipales de Puebla capital y San Andrés Cholula, Claudia Rivera Vivanco y Karina Pérez Popoca, respectivamente; el rector de la BUAP, Alfonso Esparza Ortiz y los ex gobernadores Melquiades Morales Flores, Manuel Bartlett Díaz y Mariano Piña Olaya -ubicados en las primeras filas-mantuvieron un perfil discreto, respetuoso de un evento que no les pertenecía.

El coordinador de los diputados federales morenistas, Mario Delgado y los dirigentes nacionales de los partidos que postularon a Miguel Barbosa: Yeidckol Polevnsky, Alberto Anaya y Carlos Puente, de Morena, PT y PVEM; respectivamente, también estuvieron en la ceremonia, aunque los únicos que recibieron aplausos fueron Yeidckol y el ya mencionado Ricardo Monreal.

Barbosa Huerta aseveró que está consciente de que hay una gran expectativa por su gestión y que “no podemos fallar”, además se declaró aliado de la iniciativa privada, de la libre empresa, convencido de la inversión y prometió que respaldará a este sector con certidumbre, facilidades y, especialmente, apego a la ley.

NO A LA CORRUPCIÓN, A LA FANTOCHERÍA, A LA VENGANZA NI AL ESPIONAJE

En Puebla, en el pasado, hubo un gobierno que hacía obras con sobreprecios y mal hechas, con corrupción, debido a que se utilizó el poder público como una manera de hacer negocios en beneficio de unos cuantos, recalcó el ya gobernador de Puebla, quien agregó que “nunca más debe verse el gobierno como una vía de enriquecimiento”.

“Nunca más el poder para venganza, espionaje o infamia, vamos a la quitarle la frivolidad, la fatuidad, la fantochería al sector público, con nosotros no habrá corrupción, 0 moches, tenemos que utilizar nuevas formas de gobernar en favor tanto de quienes votaron por nosotros como por los que no lo hicieron, debemos gobernar para todos, subrayó Miguel Barbosa”.

También destacó que, como lo dijo en campaña, promoverá la reconciliación de los poblanos, con “todo nuevo”, con una manera diferente de gobernar, pero reiteró que aplicará el Estado de Derecho y que “nadie puede pedirme que no aplique la ley”.

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