Autor Bayardo Quinto Núñez
Cuando regresó mi mente me encontraba caminando sobre la nieve alemana en una calle solitaria, ancha y una que otro transeúntes se desplazaban. Pero al fin desperté de ese letargo, fue un elocuente impase de mi mente cobijado con el medio de ese instante, fue como volver a nacer a vivir la gratitud de la vida. Eran hermosos recuerdos en una sola línea. Intimismo memorioso a todos aquellos momentos e instantes del tiempo idos, pero ahora vueltos a la realidad, a los momentos que estuve contigo amigo (a) en los recovecos y laberintos de mi mente, ahora satisfecho de encontrarlos y saber no quedaron perdidos en la inmensidad de la nada.
Y. Por supuesto, me encanta tu manera desorbitante de ser y actuar, y sobre todo tu paciencia incólume, que abrigó de inmediato al ser dislocado, pero no trastornado. Eso si, con una magia profunda de la vida, regresar desde dónde habitaba mi mente, ese otro yo en ese espacio, me transformó en una hoja seca suspendido, que, quiso viajar por el aire, en medio de una gran arboleda boscosa, repleta de nieve, muy enamorado de ti, y de todos esos hermosos y privilegios de tus encantos y tu aroma madre naturaleza, que sos la diosa de todo y en todo.
Ven, flor bendita conmigo, que recogí en ese impase, preciosa flor y fuguémonos de este mundo protervo, y vámonos a ese lugar, al paraíso perdido, pero encontrado o recobrado, dónde sólo nuestros secreto tenga plena vigencia de amar de verdad, sin envidias, egoísmos y etcéteras…, sin obstáculos, ni limites desplazarnos conforme nuestros sentimientos. Quizás así aprendan muchos a no ser procaz con quién les da la mano
Tu tiempo noctámbulo es fenomenal, noche a noche estoy presente y así no seré en lo último que imagines, discurras, piensas y suspires, antes de metamorfosearte al país imaginado, soñado. Y. Por favor tiempo aparentemente sin tiempo no vuelvas a desenfocarte de la mente, porque la mía no creo te pueda volver a encontrar, pero quizá desear.
Mejor. Dame, tu sustancia, ya que, cuando precluya, al final dejaremos la materia viva, allá en la conspiración del universo, dónde se fundirán nuestras almas y espíritus, para formar una nova y sola estrella refulgente, radiante y llena de amor…, para este mundo que tanto necesita del placer del consuelo. Y que su esplendor lo iguale a un rubí o diamante. Y. Aunque se diga, aquel que bebe por siempre se condena, depende, porque cuando se bebe para el bien nunca puede ser condena, es notable victoria. La vida es el bien mas valioso que se tiene en este mundo. Esas serían nuevas raíces, al recitar la acción de gracia. De todo cuanto va narrado o relatado hasta aquí. Entonces, al recobrar la conciencia, desperté adolorido y sentí una profunda tristeza seguida de alegría, tristeza, porque no sabía que hacer en esta nueva vida y alegría porque había venido de nuevo a la vida.
*El autor de esta columna letrìstica Bayardo Quinto Núñez, abogado y notario público, escritor, pintor, músico y columnista opinionista*
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