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El hambre, las enfermedades y otros flagelos aumentan en Yemen, excediendo los recursos de los organismos humanitarios que buscan aliviarlos. Se estima que en los próximos meses el número de personas hambrientas crecerá un 20% respecto al año pasado para llegar a 19 millones, mientras que los yemenitas en condiciones de hambruna superarán las 160.00, reportó este martes al Consejo de Seguridad el secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Humanitarios.
“Las agencias de asistencia están buscando casi 4300 millones de dólares para ayudar a más de 17 millones de personas en todo el país este año”, anunció Martin Griffiths durante la presentación de su informe sobre la situación humanitaria en Yemen al órgano resolutivo.
Griffith explicó que las más recientes evaluaciones confirman que las personas que precisan asistencia de emergencia en la nación árabe suman ya 23,4 millones, es decir, cerca del 75% de la población.
El evento de recaudación de fondos para Yemen será copresidido mañana por el Secretario General de las Naciones Unidas, el presidente de Suiza y el ministro de Relaciones Exteriores de Suecia.
Fuera de los titulares
“Pero aunque el dinero es enormemente importante, el evento no se trata sólo de eso, es también una oportunidad para que la comunidad internacional muestre que no se da por vencida con Yemen, incluso después de todos estos años y con nuevas crisis emergentes. Ese es un mensaje importante porque Yemen todavía necesita ayuda urgente”, subrayó Griffiths, llamando al mundo a no olvidar la necesidad de los yemenitas, aunque la grave situación de ese país haya salido de los titulares noticiosos.
El coordinador de Ayuda de Emergencia señaló que las hostilidades persisten en Yemen pese a los llamados al diálogo y alto el fuego, con recrudecimiento de la violencia en Marib y Hajjah durante las últimas semanas.
En 2021, la guerra dejó a más de 2500 civiles muertos o heridos y obligó a unas 300.000 personas a huir de sus hogares, en ocasiones más de una vez, para elevar la cifra de desplazados a 4,3 millones de 2015 a la fecha.
Colapso económico
Además, el conflicto ha acelerado el colapso económico, empujando a numerosas familias a la indigencia.
“Este colapso es uno de los mayores propulsores de las necesidades humanitarias y, lamentablemente, el panorama es sombrío”, señaló Griffiths.
Detalló que Yemen importa en torno al 90% de sus alimentos y casi todo su combustible y otros bienes esenciales, recordando que muy pronto estos insumos pueden ser mucho más difíciles de obtener dada la situación internacional.
“Alrededor de un tercio del trigo de Yemen proviene de Rusia y Ucrania, donde el conflicto actual puede restringir la oferta e incrementar los precios de los alimentos, que ya el año pasado se duplicaron en el país”, apuntó, destacando que esto ha debilitado aún más la frágil economía yemenita.
“La economía yemení necesita apoyo, incluso a través de inyecciones de divisas y otros medidas”, abundó.
Entorno peligroso
Griffiths resaltó el trabajo humanitario en un entorno cada vez más peligroso para el personal de ayuda, que recientemente ha sido víctima de secuestros en lo que parece ser el inicio de una peligrosa tendencia.
“Además, las autoridades hutíes mantienen detenidos a dos funcionarios de la ONU que arrestados en Sana’a en noviembre pasado, lo que constituye una violación inaceptable de la inmunidad del personal de la Organización”, enfatizó.
Por otra parte, agregó, las agencias de ayuda siguen enfrentando trámites burocráticos y otros obstáculos que dificultan su labor, sobre todo en las áreas controladas por los hutíes.
Escasez de fondos
El titular de OCHA refirió que a partir de 2015, los donantes internacionales han aportado 14.000 millones de dólares para la ayuda humanitaria en Yemen, lo que ha evitado una hambruna masiva en varias ocasiones y ha permitido mantener estables las tasas de mortalidad y morbilidad durante el conflicto.
Sin embargo, los logros alcanzados están en peligro ahora, dijo y detalló que las agencias de ayuda enfrentan una escasez de fondos alarmante y sin precedentes.
“Dos tercios de los principales programas de la ONU se han reducido o cerrado, lo que ha implicado recortes en servicios básicos como ayuda alimentaria, agua, atención de salud y protección para las personas que huyen de la violencia en Marib y en otros lugares”, precisó.
Añadió que la ONU y sus miembros deben seguir trabajando juntos para ayudar a los millones de yemeníes que lo necesitan con urgencia.
“Deben demostrar que estar fuera de los titulares no significa quedarse atrás. Esperamos donaciones generosas y desembolsos rápidos en el evento de mañana”, puntualizó Griffiths y terminó su intervención pidiendo inversión a largo plazo para poner fin a la crisis y conseguir “de una vez por todas” la paz en Yemen.
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