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La manera en que niñas y niños se alimentan impacta su energía, su crecimiento y la forma en que descubren el mundo. Cada comida es una oportunidad para nutrir su cuerpo y una decisión que fomenta hábitos que pueden fortalecer su salud a largo plazo. Durante la infancia, una dieta equilibrada acompaña procesos físicos y cognitivos, impulsa defensas y siembra las bases de una relación positiva con los alimentos.
Bajo esta visión, la nutrióloga pediatra Claudia Talavera señala que una alimentación saludable integra proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas, minerales y agua en cantidades adecuadas para proteger la salud y reducir riesgos de enfermedades futuras, alineada con la definición de la Organización Mundial de la Salud.
Las frutas y verduras destacan por su fibra, antioxidantes y micronutrientes que fortalecen defensas, favorecen la digestión y animan a explorar sabores naturales. Los cereales integrales brindan energía sostenida y fibra dietética que contribuye a la salud digestiva.
Talavera también subraya la importancia de incluir fuentes de proteína de origen animal o vegetal, indispensables para construir y reparar tejidos, así como grasas saludables que impulsan el desarrollo cerebral. El agua ocupa un lugar central al intervenir en procesos metabólicos y regular la temperatura corporal, algo clave para niñas y niños activos.
Por su parte, los lácteos aportan calcio y vitamina D, nutrientes fundamentales para huesos y dientes firmes. Dentro de esta categoría existen alternativas pediátricas que facilitan cubrir estas necesidades sin complicar la rutina familiar. Danonino Queso Petit Suisse ofrece una cantidad de calcio equivalente a dos vasitos de leche semidescremada por envase y contiene vitamina D, nutriente que favorece la absorción del mineral. Su formato práctico ayuda a integrarlo en el lunch o en colaciones rápidas, manteniendo un aporte constante en el día a día.
El panorama actual resalta estas claves. Entre marzo y julio de 2025, el programa Vida Saludable reportó que casi dos de cada diez niños en edad escolar viven con obesidad y que, si se consideran los casos de sobrepeso, la cifra supera un tercio de la población infantil.¹ Este diagnóstico señala la urgencia de acercar opciones nutritivas que se integren fácilmente a la vida familiar.
Crear una dieta equilibrada se construye a partir de decisiones saludables, un Queso Petit Suisse o fruta fresca con yoghurt en una merienda ligera; verduras crujientes acompañadas de dips como jocoque o hummus durante la tarde; cereal integral con leche para arrancar el día con energía. Pequeños gestos que suman y permiten que la comida se convierta en una experiencia accesible, natural y formativa.
Cada elección agrega un ladrillo más a la salud de niñas y niños, hasta formar una base firme que les permite crecer con energía, curiosidad y confianza. Ese es el valor de una alimentación equilibrada, poder acompañarlos mientras descubren el mundo con vitalidad y alegría.
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