Entre prisiones

Héctor A. Gil Müller

El lunes 27 de marzo un operativo en la frontera mexicana en Ciudad Juárez, detuvo a decenas de migrantes que se encontraban en estado de indigencia. Los migrantes fueron llevado a un centro de detención del Instituto Nacional de Migración, horas después como señal de protesta empezaron un incendio que concluyó en la peor tragedia migratoria del país. Una protesta que llevaba un grito ahogado, inútil de escucharse si no fuese por la muerte que provocó. Hay gritos tan terriblemente dolorosos, que hasta que se apagan es cuando los escuchamos. La ciudad tristemente famosa por la recrudecida violencia, ha sido testigo de otra tragedia, 39 migrantes murieron en un voraz incendio mientras decenas de heridos se mantienen atendidos en diversos centros de salud.

El accidente ha sido condenado por la ONU y por cientos de medios internacionales pues ocurrió ante los ojos e inacción de las autoridades. El Presidente López Obrador buscó tranquilizar la nota advirtiendo que ellos mismos, los migrantes, protestaron ante una deportación colocando colchones en las entradas y prendiéndoles fuego, sin saber que el propio fuego les consumiría sin ninguna posibilidad de escape. …”No imaginaron terrible desgracia”, mencionó el Presidente López Obrador en una de sus mañaneras.

Terribles prisiones enfrentan los migrantes, no solo aquellas olvidados por todos y levantadas por las autoridades de cualquier país, sino también ante la despreocupada negación que la migración no es un problema legal o de formalismos para moverse entre países, es un grito desesperado. Entre rejas producto del miedo y la incapacidad, la migración sigue su cauce con mayor fuerza que la ley. Son hombres, mujeres, niños y niñas, que se despiden de lo propio para buscar en lo ajeno una solución. La migración no es un tema menor.

Por las mismas fechas en los salones de comités del congreso de los Estados Unidos de América se llevaba a cabo la comparecencia del Sr. Shou Zi Chew, CEO de la empresa china BiteDance y dueños de la plataforma TIK Tok. Ante una oleada de quejas por diversos problemas de la plataforma, que ha cobrado la vida muchas personas con los retos que navegan entre sus videos. El ejecutivo respondía evasivamente a las preguntas.

La aplicación cuenta con más de 3 mil 500 millones de descargas alrededor del mundo. Cuando insistieron los congresistas en aplicar algunas medidas de control de tiempo para que no se consuma el contenido sin ningún tipo de límite el hombre afirmó: “Es como pedirle a un fumador empedernido que no tome el próximo cigarrillo, no va a suceder”, remató.

En el mundo diversas medidas se han tomado, todas parciales; Reino Unido castigó con una multa multimillonaria por ofrecer contenido dañino a los niños, Australia lo veta de dispositivos gubernamentales, Portugal inicia una demanda por 1,120 millones de euro por no respetar la privacidad y perjudicar a menores. Estados Unidos lo prohíbe en aparatos gubernamentales. Mientras tanto en todas las edades millones son detenidos por un contenido sin fin. Encarcelados por su viaje en búsqueda.

Así como la protesta llena vacíos, las redes también llenan vacíos reales. Los barrotes, pero ahora creados por las adicciones a instrumentos seductores que pretenden construir una falsa realidad que si se busca es por escape a lo que ya no significa. Prestemos atención antes que se apaguen los gritos y protestas.

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