EXCELSIOR
El papa Francisco, de 86 años e internado en un hospital romano desde el miércoles por una infección respiratoria, se encuentra “mejor” y “volvió al trabajo”, anunció este jueves el Vaticano, disipando las preocupaciones sobre la salud del jefe de la Iglesia católica.
“Su Santidad el papa Francisco descansó bien durante la noche. El cuadro clínico mejora progresivamente y continúan los tratamientos previstos. Esta mañana, después del desayuno, leyó algunos periódicos y volvió al trabajo”, afirmó en un comunicado el vocero del papa, Matteo Bruni.
Las próximas citas del jefe de la Iglesia católica fueron anuladas, y el Vaticano indicó que Francisco seguirá hospitalizado “varios días” para recibir tratamiento. El pontífice, se encuentra en el décimo piso del hospital romano Gemelli, completamente reservado a los papas y llamado “El Vaticano 3” por las siete veces en que estuvo internado Juan Pablo II, fallecido en 2005.
“Antes del almuerzo fue a la capilla del apartamento privado (del hospital, ndr), donde se recogió en oración y recibió la eucaristía”, precisa el comunicado oficial.
El papa argentino ya estuvo hospitalizado en ese centro de salud, que goza de su confianza. Su inesperada hospitalización suscitó fuertes interrogantes sobre el real estado de salud del primer papa latinoamericano de la historia. Después de asegurar de que se trataba de “controles programados”, el portavoz del Vaticano finalmente anunció, tras varias horas de silencio, que el papa padecía una “infección respiratoria”.
“En los últimos días se quejaba de dificultades respiratorias por lo que tuvo que someterse a controles médicos en la jornada”, explicó la víspera en una nota Bruni.
Los controles médicos “pusieron de manifiesto una infección respiratoria” y si bien ha sido excluido el covid-19, “va a requerir varios días de un adecuado tratamiento médico hospitalario”, precisó. Según fuentes internas del hospital, es posible que el pontífice pueda presidir la misa el próximo 2 de abril del Domingo de Ramos en el Vaticano, “salvo imprevistos”.
Con esa misa se abren las celebraciones por la Semana Santa, que se culmina con la Pascua, la fiesta más importante del cristianismo. Fuentes religiosas sostienen que el Vaticano está organizando un programa alternativo en caso de que el papa no pueda presidir las ceremonias religiosas. Se trata de todos modos de ceremonias largas y agotadoras, como el Via Crucis al aire libre en el Coliseo de Roma del Viernes Santo, para una persona que ha estado varios días ingresado.
Francisco tiene programado además un viaje a Hungría para finales de abril, a la ciudad de Budapest, para asistir a la clausura de un Encuentro Eucarístico Internacional.
La hospitalización sorprendió a la opinión pública sobre todo porque el miércoles Jorge Bergoglio participó con total normalidad a la tradicional audiencia general en la Plaza de San Pedro, durante la cual apareció sonriente, saludando a los fieles desde su “papamóvil”.
“Papa: El gran miedo”, tituló este jueves el diario La Stampa que describe esos momentos dramáticos, después de que señalara “un fuerte dolor en el pecho” por lo que sus asistentes decidieron llamar de manera urgente a una ambulancia e internarlo inmediatamente. Personalidades y líderes políticos de todo el mundo le han enviado mensajes de pronta recuperación, entre ellos el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien pidió oraciones por la salud del papa.
Francisco, que se moviliza en silla de ruedas desde mayo de 2022 debido a la artritis en una rodilla, fue operado de colon en julio del 2021 en ese mismo hospital de Roma, donde permaneció diez días. Ante los periodistas que suelen acompañarlo en sus viajes, Francisco contó que esa intervención le dejó “secuelas” por la anestesia y que por ello descartó someterse de nuevo a una operación en la rodilla.
Esos problemas médicos lo obligaron a cancelar varias audiencias en 2022 y posponer un viaje a África, lo que suscitó muchas dudas sobre una posible renuncia. En varias entrevistas concedidas en los últimos meses, el papa ha hablado de la posibilidad de renunciar, tal como lo hizo en 2013 su predecesor, Benedicto XVI, fallecido a finales de 2022.
“Es verdad que escribí mi dimisión dos meses después de mi elección (en marzo del 2013)… Lo hice por si tengo algún problema de salud que me impida ejercer mi ministerio”, contó Francisco, aunque aclaró sucesivamente que aún no había pensado en renunciar a su cargo.
En julio del año pasado, confesó que “ya no podía viajar” con el mismo ritmo de antes y aseguró que podría “hacerse a un lado”. Hace un mes volvió a hablar del tema para aclarar que la renuncia de un papa “no debería convertirse en una moda” y recalcó que esa idea “no estaba en su agenda por el momento”.
El pontífice es atendido constantemente por un equipo de médicos y enfermeros, ya sea en el Vaticano o durante sus viajes al exterior. Una medida más que necesaria debido a su edad y a su historia clínica, ya que a los 21 años estuvo a punto de morir por una pleuresía y sufrió una ablación parcial de uno de sus pulmones.
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