El ahorro del olvido

Héctor A. Gil Müller

En días pasados, la Cámara de Diputados aprobó una reforma al artículo 61 de la Ley de Instituciones de Crédito en México. La iniciativa se presentó por el diputado Moisés Mier de la bancada de MORENA y de inmediato comenzó a difundirse la reforma como la “ley Mier”. La modificación establece que los recursos abandonados en instituciones bancarias se destinen a seguridad pública. El documento fue avalado en lo general, con 483 votos a favor, cero en contra y una abstención y, en lo particular, con 366 votos a favor, 102 en contra y cero abstenciones.

Hay más de 21 mil millones de pesos según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores en cuentas bancarias sin ningún tipo de actividad en los últimos 3 años. La propuesta incluye orientar un 45% de los recursos a la Federación, 30% a los estados y 25% a los municipios. Los principales 7 bancos del país concentran el 95% de ese dinero. En el país existen alrededor de 57.6 millones de personas económicamente activas, de ellos cerca del 47% de los mexicanos tiene una cuenta de ahorro, de acuerdo con la última encuesta de Inclusión Financiera. El problema no es menor, pues el comentario y la historia se distribuirá y los modernos juglares han de traducir en términos emocionales la adecuación legislativa. El ahorro no está seguro. Este mensaje se convierte tan preocupante en una cultura que no asume razones sino emociones.

Desde 1994 ya existía esa ley, el único cambio es que el destino ha cambiado de la beneficencia pública a seguridad. La narrativa de peligro no debería estar en el destino de las cuentas abandonadas, siendo como único referente el tiempo, sino en la información del destino de las mismas, el ejercicio y la obligación que sobre los bancos debe haber de identificar y buscar atender cada uno de estos casos.

Nuevamente este cambio otorga un mayor recurso, aunque repartido entre los tres órdenes de gobierno, representa un excedente que no va a continuar, pues la publicidad dotada a partir de esta reforma seguramente logrará que los usuarios de la banca generen al menos 4 movimientos durante el año para evidenciar movimiento en su cuenta.

Los vacíos tienden a llenarse, dicta el principio de la física, y seguramente, una política ingenua de compromiso sin comportamiento, y de finalidades sin estrategias habrán de dañar una posibilidad y convertirla en una causalidad. Nuevamente la improvisación y desorganización parecen asomarse en el horizonte. Sin un reparto correcto, enfocado y atinado, la finalidad de esta reforma se perderá. Para nadie es secreto que experimentamos una crisis de seguridad sin precedente, y la necesidad de nuevos fondos es continua, más cuando agentes de seguridad, como el ejército deben estar en campañas de vacunación, en construcción de aeropuertos y refinerías, administrando aduanas y falta ver que más.

Cuidemos lo que oímos, expresa el dicho, pero sobre todo sepamos que sin estrategia clara es imposible llegar. En el año 1945 en medio del océano pacífico fue interceptada una transmisión anónima de radio, el mensaje, en el que se oía un piloto muy emocionado decía: “No sé a dónde voy, pero estoy haciendo un tiempo récord”, El olvido del ahorro, no debe ahorrarnos olvidar. Fijémonos en lo importante, en lo necesario, en lo que México pide.

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