Aumento de las temperaturas extremas: La Antártida “no debe darse por descontado”, advierten los científicos

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Durante la tercera semana de marzo, las estaciones científicas de la Antártida Oriental registraron temperaturas sin precedentes de hasta 40ºC por encima de la media del mes, advirtió este viernes la Organización Meteorológica Mundial.

La estación rusa Vostok, situada en el centro de la meseta de hielo antártica, alcanzó un máximo provisional de -17,7 grados centígrados, pulverizando el anterior récord de -32,6. La estación rusa, situada a 3420 metros de altitud, tiene el récord oficial de temperatura más baja del mundo: -89,2°, según registra el Archivo de Extremos Meteorológicos y Climáticos de la Organización.

La estación de investigación italo-francesa Dome Concordia, situada también en el altiplano, registró la temperatura más alta de su historia en cualquier mes, unos 40° por encima de la media de marzo.

Sólo un día antes, las estaciones meteorológicas habían registrado lluvias en las zonas costeras situadas a mayor altura, e incluso temperaturas muy por encima de los 0°.

“Las lluvias son poco frecuentes en la Antártida, pero cuando se producen tienen consecuencias en los ecosistemas -sobre todo en las colonias de pingüinos- y en el balance de masas de la capa de hielo.

“Afortunadamente, ya no hay pingüinos en esta época del año, pero el hecho de que esto ocurra ahora en marzo es un recordatorio de lo que está en juego en las regiones periféricas: la fauna, la flora y la estabilidad de la capa de hielo”, afirmaron Etienne Vignon y Christoph Genthon, científicos franceses de la Organización.

¿Debemos culpar al cambio climático?

Los expertos añadieron que, si bien las cálidas temperaturas en el domo Concordia causan entusiasmo a los climatólogos, “las lluvias en la costa en marzo son motivo de preocupación para todos”.

Según la agencia de la ONU, el calor y la humedad se debieron principalmente a lo que se conoce como río atmosférico, una estrecha banda de humedad concentrada en la atmósfera y procedente de los océanos cálidos.

Sin embargo, los científicos afirman que todavía es demasiado pronto para afirmar con certeza si se debe al cambio climático.

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