Héctor A. Gil Müller
La Segunda Guerra Mundial enseñó, como muchos otros episodios, la maldad que el ser humano es capaz de propiciar. Durante el régimen Nazi se realizaron experimentos con seres humanos aprovechando la tortuosa situación en la que se encontraban los judíos concentrados en los campos. Los experimentos del Dr. Josef Mengele pasaron a la historia como un capítulo terrorífico de la investigación científica. Se corrompió la finalidad última de la medicina y se sometió a intereses egoístas que toleraban el arrebato de vidas. Esto se presentó ante la justicia en los llamados juicios de Núremberg, procesos dirigidos por un tribunal militar internacional establecido por la carta de Londres entre el 20 de noviembre de 1945 y el 1 de octubre de 1946.
En estos juicios se procesaron a los 24 principales líderes del régimen Nazi que aun sobrevivían. A la par Estados Unidos de América también realizó el juicio a los médicos, oficialmente United States of America v. Karl Brandt, et al. Como consecuencia de todos estos procesos se emitió un decálogo de principios bioéticos llamado el Código Núremberg que aseguraría que la libre decisión para participar continuaría siendo el principal elemento de procesos de investigación médica transparentes y con un claro objetivo vital.
La esencialidad del consentimiento voluntario, el beneficio de la sociedad, la justificación previa mediante resultados del experimento, la evitación de todo sufrimiento físico y mental innecesario, la protección del sujeto, la participación única de personal científicamente cualificado como líderes en los procesos y la posibilidad de suspensión en cualquier fase son algunos de los principios establecidos por el Código Núremberg.
Recientemente un fuerte movimiento internacional ha comenzado a circular argumentos que la obligatoriedad de la vacuna contra COVID19 viola este código. Las políticas restrictivas en diversos países comienzan a enfrentarse a violaciones a libertades de tránsito, de ingreso o salida, de libre movilidad, etc. La comunidad médica ha tenido que pronunciarse alegando que no se trata de un proceso de experimentación sino de una situación sanitaria de emergencia. Pero la línea siempre es muy delgada en la opinión pública y las percepciones emocionales difícilmente se encauzan por argumentos racionales.
Al mismo tiempo que crece la variante ómicron de COVID mostrando su potencial contagioso, pero reflejando una menor mortalidad para los vacunados, los gobiernos enfrentan nuevamente la opinión pública que negando las medidas sanitarias advierten una conspiración. Que difícil, la salvación se filtra bajo el tamiz de la confianza. Sin claridad ante la novedad tendemos a juzgarla, porque todos los vacíos se llenan y no siempre con la mejor versión.
Lo que quiero dejarte es que todo es relativo. El mundo actual Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo exige ante cada desafío flexibilidad, adaptarnos a una nueva realidad, así también la oportunidad de un nuevo año. El ayer murió mientras dormías y ha quedado enterrado con solo los recuerdos que parecen advertirnos. Nos queda un presente que siempre ambiciona en convertirse en futuro. Ser flexibles ante un nuevo reto significa el potencial de supervivencia en un mundo competitivo pero lleno de oportunidades. Construye un 2022 que te desafíe a ser mejor. Cuestiónate tu estado actual y cambia aquello que quieras cambiar. El significado de la vida está en encontrar el talento y el propósito en ejercerlo. ¿vale la pena, no crees?
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