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A medida que los combatientes del Talibán toman el control de varias ciudades y territorios clave en Afganistán, las hostilidades con el Ejército se tornan más sangrientas y los civiles se encuentran cada vez más desprotegidos y vulnerables.
Desde que empezó la retirada de tropas de Estados Unidos en mayo, los talibanes han capturado más de la mitad de los 400 distritos del país y en el último mes han mantenido sitiada Kandahar, la segunda ciudad afgana.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos advirtió este martes que si no se detiene la escalada de violencia, las consecuencias serán desastrosas para el pueblo de Afganistán, que ya sufre violaciones que podrían constituir crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.
Michelle Bachelet recordó que los escenarios de guerra cuestan una cantidad enorme de vidas.
Los números se quedan cortos
“Lo hemos visto antes, demasiadas veces. En Afganistán, desde el 9 de julio sólo en cuatro ciudades (Lashkar Gah, Kandahar, Herat y Kunduz) han muerto al menos 183 civiles y 1181 han sido heridos, incluidos muchos niños. Pero estas son sólo los decesos que hemos podido documentar, las cifras reales son mucho más altas”, apuntó.
Bachelet llamó a las partes en conflicto a detener los combates y a volver al diálogo para evitar más derramamiento de sangre.
“Los talibanes deben cesar sus operaciones militares en las ciudades. A menos que todas las partes vuelvan a la mesa de negociaciones y lleguen a un arreglo pacífico, la situación ya atroz para tantos afganos empeorará todavía más”, acotó.
De acuerdo con la Alta Comisionada, además de los actores directos, las partes con influencia deben tomar medidas urgentes.
“Los Estados tienen el deber de utilizar cualquier influencia que tengan para aliviar la situación y revitalizar los procesos de paz. Hay que poner fin a los enfrentamientos”, subrayó, haciendo referencia a las reuniones que desde la semana pasada tienen lugar en Doha para buscar una salida pacífica al conflicto.
Atropellos a las mujeres
En cuanto a los abusos de derechos humanos, Bachelet expresó alarma por las imposiciones dictadas por el Talibán en las zonas que controla, sobre todo en el caso de las garantías de las mujeres.
Detalló que su Oficina ha recibido reportes de que las mujeres y niñas tienen prohibido salir de sus hogares si no las acompaña un hombre o Mahram.
“Estas restricciones tienen un impacto grave en los derechos de las mujeres, incluido el derecho a la salud. En medio de una guerra, la necesidad de acceder a atención médica urgente para ellas y sus familias es una cuestión de vida o muerte. Obstaculizar la capacidad de una mujer de salir de casa sin un acompañante masculino conduce inevitablemente a una cascada de violaciones de los derechos económicos y sociales de la mujer”, explicó Bachelet.
Deploró las informaciones que indican que ya ha habido mujeres azotadas en público por infringir las normas prescritas y citó un caso en la provincia de Balkh, el 3 de agosto, cuando una activista por los derechos de la mujer fue ejecutada por esa razón.
Los periodistas son otro colectivo muy afectado por las restricciones, que coartan la libertad de expresión y les impiden hacer un trabajo crucial en un periodo de incertidumbre y caos. En este punto, Bachelet aclaró que los impedimentos provienen de las dos partes enfrentadas.
Bachelet afirmó que los afganos tienen razón al temer que una toma del poder por el Talibán anule los logros de los últimos 20 años en materia de derechos humanos.
Poblaciones desplazadas
En el mismo tenor, el director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) manifestó gran preocupación por el deterioro agudo de la situación en Afganistán y por el impacto de la violencia en las poblaciones desarraigadas.
António Vitorino aseveró que el recrudecimiento de las hostilidades registrado en los últimos días en las provincias de Helmand, Kandahar, Herat, Kunduz y Nimroz ha provocado un sufrimiento inimaginable en un país donde ya hay cinco millones de desplazados internamente.
Indicó que en lo que va de 2021 se han desplazado casi 360.000 personas más y que la cifra de retornados indocumentados alcanzó los 680.000 en el mismo periodo.
Necesidad de ayuda humanitaria
Por si la violencia no fuera suficiente, el país atraviesa una tercera ola de COVID-19 y una sequía severa, factores que hacen que casi la mitad de la población precise ayuda de emergencia.
Vitorino aseguró que la OIM seguirá apoyando al pueblo afgano y proporcionando refugio de emergencia, suministros básicos, servicios de salud y asistencia de protección a las personas desplazadas.
“Continuaremos operando de manera neutral e imparcial, pero insistimos en el acceso sin obstáculos y la garantía de que nuestro personal y proveedores de servicios puedan brindar asistencia y servicios sin interferencia, en particular a mujeres y niñas, así como a la población más vulnerable”, recalcó.
El responsable de la OIM previó que las necesidades de la población seguirán aumentando, por lo que pidió a la comunidad internacional y a los donantes que respalden la labor de la agencia y no abandonen a los afganos en un momento tan duro.
Asimismo, instó a todas las partes en conflicto y a los países vecinos a garantizar que los pasos fronterizos permanezcan abiertos y que los trabajadores humanitarios puedan acceder a las poblaciones vulnerables en las zonas fronterizas.
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