Retos virales: ¿por qué los adolescentes cometen actos crueles o se juegan su propia vida?

Universitat Oberta de Catalunya

  • Estos desafíos compartidos por las redes sociales les permiten sentirse conectados y les sirven para decir adiós a la niñez.
  • El Rompecráneos, La caza del pijo, Vacuum challenge

La ballena azul… Estos y otros peligrosos retos virales han conseguido que miles de adolescentes pongan en peligro sus vidas o las de otros sin sopesar las graves consecuencias que podrían tener. Es una realidad que ha llegado a cobrarse muertes. ¿Qué es lo que puede resultar atractivo de grabar en un vídeo cómo hacer zancadilla a un amigo, golpear a niños que viven en barrios de clase alta, envasarse a sí mismos al vacío con un aspirador o se autolesionarse en distintas pruebas, como demandaba el reto de La ballena azul? Expertos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) sí ven una explicación: compartir retos les hace sentirse conectados entre ellos durante su transición al mundo adulto, una transición que, en realidad, no es más que un duelo.

Así lo explica Enric Soler, tutor del grado de Psicología de la UOC, quien recuerda que la adolescencia viene del latín adolescere, es decir, ‘el que crece’, ‘el que adolece’. “Se trata del duelo por la pérdida del cuerpo y los privilegios infantiles y de la integración en el mundo de los adultos”, afirma el experto en duelo de alta complejidad, quien recuerda que, además, mientras transitan por el duelo de la adolescencia, “se encuentran muy solos. Ni los niños ni los adultos les entienden.

El ciclo de vida natural es dirigirse al mundo adulto, al que retan constantemente,
pero mientras dura esta transición solo pueden satisfacer sus necesidades gregarias compartiendo retos, sintiéndose integrados en su mundo, el de los adolescentes”, asegura.

Ese mundo adolescente de experiencias compartidas se encuentra hoy sobre todo en las redes. Según el estudio Uso desadaptativo de las TIC en adolescentes: perfiles, supervisión y estrés tecnológico, más del 60 % de los adolescentes usa las TIC sin supervisión, y casi la mitad, el 45 %, tiene un uso desadaptado de las TIC, lo que se traduce en que no las utilizan de un modo responsable. Todo ello en un escenario donde se da la llamada “dictadura del like”, que consiste en hacer todo aquello que consideren necesario para obtener más popularidad.

Los retos virales pueden dar muchos puntos: obtener uno de los 4,2 mil millones de likes que se dan a diario es una tarea a la que este tipo de desafíos pueden ayudar.

Sin embargo, no todos los adolescentes que se apuntan a un reto viral eligen desafíos violentos o que ridiculicen a otros.

Por el contrario, hay quienes intentan hacer viral su vídeo lanzándose un cubo de agua helada para recaudar fondos para la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), o apuntándose a una coreografía en pareja con movimientos en espejo, como en el reto de Oh na na na.

¿Qué hace que se decanten por este tipo de retos “blancos” o por los que los expertos califican de “desadaptativos”?

En opinión de Soler, todo depende de la forma en que afrontan esa transición hacia el mundo de los mayores. “Cualquier comportamiento que se dirija hacia conductas propias de los adultos será considerado una conducta saludable. En cambio, las conductas del adolescente que se resiste a elaborar el duelo de la adolescencia no las podemos considerar saludables, ya que tienden a un estancamiento o incluso a una regresión evolutiva de la persona”, señala. Y como muestra, un ejemplo: en el caso del reto de La caza del pijo, en realidad lo que se está haciendo es canalizar la rabia propia de cualquier duelo de una forma violenta, es decir, de una forma infantil. “Un niño pequeño puede tener una rabieta cuando algo no sale como espera, pero cuando un adolescente se comporta como un niño enrabietado tiene mucha más capacidad física y mental de dañar voluntariamente al prójimo, o también a sí mismo”, advierte Soler.

La situación actual, con un panorama socioeconómico y laboral cada vez menos atractivo, tampoco es un aliciente para zambullirse alegremente en el mundo adulto. Y este puede ser otro factor que ejerza resistencia en el adolescente a la hora de integrarse en la nueva realidad adulta que le toca vivir. “No es casualidad que en el reto de La caza del pijo los adolescentes que creen tener una peor perspectiva de lo que será su propia adultez atenten violentamente contra otros adolescentes a los que perciben con más facilidades para desarrollarse mejor en el mundo de los adultos (los pijos)”, explica Enric Soler.

Aprender a mostrar sentimientos

Además, hay otra circunstancia que puede influir en el atractivo que sienten algunos adolescentes hacia los retos virales desadaptativos, según el profesor de la UOC, y es verse inmersos en una familia con pobres recursos para afrontar las pérdidas, por ejemplo, que no comparta los sentimientos que se derivan de ellas. “En las muertes de familiares que no se comparten con los niños, aunque sea con la buena intención de protegerlos del sufrimiento, el niño se sentirá excluido del sentimiento de dolor por la pérdida de un miembro significativo de la familia, y cuando sea adolescente tenderá a no compartir con sus padres los sentimientos encontrados de ser niño y adulto a la vez, de forma que transitará una adolescencia en solitario, seguramente con la misma buena intención: no preocuparles”, afirma.

En resumen, la falta de una expectativa de adultez atractiva, el hecho de criarse en una familia que vive de espaldas a sus propios duelos y la interacción con otros adolescentes que se agrupan, inconscientemente, con estos factores afines pueden ser un buen caldo de cultivo para un adolescente cuando se trata de sumarse a un reto viral como La caza del pijo o La ballena azul.

Pero además de todo lo anterior, en opinión de José Ramón Ubieto, psicoanalista y profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, el camino de la infancia a la edad adulta implica atravesar “ritos de pasaje a través de los que se busca superar una prueba. Y debido a la propia naturaleza del desafío, lo esperado es que se den al margen de la familia”, explica.

Paradójicamente, esos desafíos que ocultan a sus padres esperan que sí sean vistos por cuantas más personas, mejor. Es una de las características del reto viral de la era digital que no existía en el mundo analógico, o al menos no con tal magnitud. A ello se suma que las redes sociales pueden generar un efecto de “cámara de resonancia” por la tendencia a unificar opiniones, como recuerda José Ramón Ubieto. Y es algo especialmente preocupante en el caso de retos violentos. “En las redes sociales se reciben mensajes que van en la misma dirección de lo que uno plantea, por lo que la violencia se puede multiplicar al sentirse respaldados por otros”.

Para evitarlo, Ubieto aconseja a los padres mantener conversaciones informales que ayuden a que los adolescentes hablen con ellos
y permitan conocer su opinión sobre lo que les preocupa, además de hacerles saber cómo fue esa etapa para ellos.

“La manera de introducir una responsabilidad es que sientan que nos importan, poner atención en sus preocupaciones. Una buena aportación que pueden compartir los padres con sus hijos es sobre cómo fue su adolescencia. Pueden pasar de la economía de la  atención —que focaliza la atención individual en la conexión— a la conversación en modo de presencia atenta, donde lo que prima es el vínculo y no la conexión unidireccional”, afirma el profesor.

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