Mitigar la crisis climática y evitar la inseguridad alimentaria requiere que el mundo restaure mil millones de hectáreas de tierras degradadas

PRNewswire

Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y la Agricultura (FAO) divulgado este martes llama al mundo a rehabilitar al menos mil millones de hectáreas de tierra degradada para 2030 y pide un compromiso similar con los océanos para garantizar la seguridad alimentaria y prevenir otras catástrofes.

La publicación de este martes coincide con el inicio del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas ( 2021-2030), cuyo objetivo es crear conciencia sobre la importancia de la protección y la recuperación de la naturaleza en todos los rincones de la Tierra. La Asamblea General de la ONU proclamó el decenio para fomentar un movimiento mundial amplio y sólido que coloque al mundo en la vía hacia un futuro sostenible por medio de un impulso político y miles de iniciativas sobre el terreno.

Según el estudio Restauración de los ecosistemas en beneficio de las personas, la naturaleza y el clima, la humanidad está utilizando alrededor de 1,6 veces más servicios de los que la naturaleza puede proporcionar de manera sostenible.

Con respecto a los océanos, destaca que constituyen el 70% del planeta y que dos tercios de sus ecosistemas están dañados, degradados y modificados, además de que sufren una alta contaminación por plásticos.

Menos bosques

El PNUMA y la FAO señalan que de 1990 a la fecha se han perdido 420 millones de hectáreas de bosques y que los países no han avanzado lo suficiente para cumplir las promesas de aumentar un 3% la superficie total de bosques en el mundo para 2030.

“Los esfuerzos de conservación no son suficientes por sí solos para prevenir el colapso de ecosistemas a gran escala y la pérdida de biodiversidad”, alertaron los organismos, subrayando la urgencia de que los países “reprogramen” su recuperación tras el COVID-19 y se alejen de los subsidios masivos al carbono y a los sectores relacionados con combustibles fósiles, mientras siembran bosques.

La directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, y el director general de la FAO, Qu Dongyu, indicaron que la degradación ya afecta el bienestar de unos 3200 millones de personas, es decir, el 40 % de la población mundial.

“Cada año, perdemos servicios de los ecosistemas por valor de más del 10% de nuestra producción económica mundial”, dijeron, y afirmaron que si se invirtieran esas tendencias, los beneficios serían enormes para toda la población.

Por su parte, el responsable de División de Ecosistemas del PNUMA enfatizó que la necesidad imperiosa de restaurar la naturaleza para cumplir con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura promedio global a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales.

Beneficios múltiples

“Si hacemos esto a la escala necesaria, tendrá beneficios mucho más allá del cambio climático y la biodiversidad, ayudará a la seguridad alimentaria, la salud, el agua potable y el empleo. La restauración puede beneficiar a todos estos Objetivos de Desarrollo Sostenible”, aseveró Tim Christophersen.

Los ecosistemas, desde los bosques y las tierras agrícolas hasta los ríos, los océanos y las zonas costeras, ofrecen protección natural contra la triple amenaza del cambio climático, la pérdida de la naturaleza y la contaminación, pero la mala gestión del planeta amenaza el bienestar de las generaciones futuras, apunta el informe.

Detalla que las áreas de atención urgente son las tierras agrícolas y bosques, pastizales y sabanas, montañas, turberas, áreas urbanas, aguas dulces y océanos.

Financiamiento y respeto a los derechos de las comunidades

El texto también recuerda que las comunidades que viven en 2000 millones de hectáreas degradadas de tierra están entre las más pobres y marginadas del mundo.

Las agencias de la ONU insistieron en que los países deben hacer un esfuerzo de restauración global que proteja y promueva los espacios naturales, ya que esto generaría aire y agua más limpios, mitigación de los fenómenos climáticos extremos y mejora de la salud humana y animal, así como mayor biodiversidad.

De acuerdo con el informe, la restauración de la superficie de tierras degradadas para 2030, requiere invertir al menos 200.000 millones anuales durante la presente década.

El PNUMA y la FAO señalaron que cada dólar invertido se multiplicaría por 30 en términos de beneficios económicos.

Añadieron que la restauración debe contar con la participación de todos los actores interesados, incluidos particulares, empresas, asociaciones y gobiernos. También aclararon que debe llevarse a cabo respetando los derechos y necesidades de los pueblos indígenas y las comunidades locales e incorporando sus conocimientos, experiencia y capacidades.

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