Comercio informal, consecuencia de gobiernos y políticas ineficaces

Mundo Rural

Hipólito Contreras

El comercio informal no es de ahora sino de hace muchos años, hace 50 años ya estaba en las calles de la ciudad de Puebla, en el centro y colonias periféricas. El ambulantismo ha sido un claro indicador de la desigualdad social y económica en México, donde hay injusticias y gobiernos poco efectivos, donde hay leyes favorables a sectores pudientes hay ambulantismo.

Quienes se van al comercio informal es porque no han encontrado oportunidades de empleo y carece de recursos para incorporarse al comercio formal, vende en la vía pública porque es la única salida que les queda para no entrar al terreno de la delincuencia.

Un economista nos podría decir, proporcionar cifras, de cómo el comercio informal daña las finanzas del Estado, cómo se fugan miles de millones de pesos en impuestos que no se pagan, y cómo esos recursos millonarios se quedan en las bolsas de los líderes de comerciantes ambulantes, estos pagan pero no a la tesorería municipal sino a los líderes.

Al gobierno le conviene apoyar al comercio informal para que se haga formal y eso permita que paguen impuestos, recursos que se van para obra pública, de paso con esta medida el gobierno beneficia a los ciudadanos en general al haber calles limpias de comerciantes, la circulación es rápida para todos.

Sin embargo, el gobierno no toma esta medida, por el contrario, tolera el comercio ambulante en lugar de apoyarlo para que se incorpore a la formalidad, en otras ocasiones lo reprime y lo desaloja de las calles por un tiempo, luego permite su regreso, y así están.

Tampoco el gobierno genera empleos bien pagados para que los que pensaban irse de ambulantes ya no lo hagan y mejor prefieran trabajar en empresas donde reciba sueldos justos y prestaciones, o bien crear sus pequeñas empresas y pagar sus respectivos impuestos.

Hoy con la pandemia que dura ya casi el año, que ha generado despidos de trabajadores y reducción de sueldos, el ambulantismo ha crecido más, hoy vemos vendedores ambulantes por todos lados, hay cientos que se suben a los transportes para ofrecer sus productos, y dicen, “prefiero hacer esto que robar, tengo que llevar pan a mi familia”.

Y justamente hoy cuando el comercio informal llena la calles de Puebla, se publica un decreto que prohíbe el ambulantismo porque es un foco de infección del virus, ciertamente lo es porque genera tumultos en las calles, pero ¿ qué van a hacer esas familias si esta es su única fuente de recursos? ¿a dónde se va? Seguro se va a la delincuencia, es el siguiente paso. En mal momento el gobierno publica un decreto que prohíbe el comercio informal.

Cierto, los ambulantes son un foco de infección muy grande, los tianguis y mercados lo son, pero ¿qué hacer con ellos? Si por ahora no pueden irse a la formalidad lo mejor es organizarlos y ordenarlos, por grupos pequeños y estratégicamente separados podrán vender, cada día puede llegar un grupo diferente, así van circulando, y todos tomando los protocolos sanitarios. Los ambulantes pueden funcionar así, lo mismo debe hacerse en los mercados para evitar las grandes concentraciones de personas. En orden todo se puede.

Los ambulantes o comerciantes informales se irán de las calles cuando se generen suficientes empleos mejor pagados y con sus prestaciones de ley, mientras eso no suceda seguirán en esta sociedad de desigualdades e injusticias.

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