PRNewswire 

En Afganistán, hablamos de paz, pero la violencia continúa causando muertes, amputaciones y desplazamientos de población. Hablamos de desarrollo, pero escasean incluso los servicios básicos. Hablamos de futuro, y esperamos que la historia no se repita.

El Comité Internacional de la Cruz Roja está presente en Afganistán desde hace 33 años. Conocemos las cicatrices que esta larga guerra continúa dejando en millones de personas.

Décadas de enfrentamientos han diezmado el sistema de salud. Mientras la COVID-19 se propaga por todo el país, millones de afganos necesitan atención médica más que nunca.

Acogemos con satisfacción las negociaciones por la paz, ya que ofrecen una oportunidad a Afganistán y a su población de poner fin a décadas de conflicto. Sin embargo, desde que comenzaron las conversaciones por la paz, hemos visto una intensificación de las hostilidades, que ha causado un aumento del número de heridos por armas ingresados en los hospitales.

Hoy hacemos tres llamados. En primer lugar, instamos a todas las partes a tomar las medidas necesarias para que las personas civiles, el personal y las instalaciones de salud sean protegidos de los ataques, de conformidad con el derecho internacional. El historial de ataques mortales contra la población civil y la misión médica en este conflicto es espeluznante.

En segundo lugar, las conversaciones por la paz deben considerar las preocupaciones humanitarias. Alentamos a las partes en el conflicto a establecer acuerdos sobre cuestiones específicas que ayudarían a aliviar el sufrimiento de todas las personas afectadas.

En tercer lugar, pedimos que se contraiga el compromiso de apoyar la labor humanitaria. Aunque mañana se logre un acuerdo de paz, las necesidades profundas de la población no se aliviarán.

Afganistán se encuentra en una encrucijada: garantizar la protección de las personas afectadas por el conflicto y satisfacer sus enormes necesidades de ayuda humanitaria es un precursor esencial para la paz, la prosperidad y la autonomía.