Historias de terror cotidianas: Ricardo Homs

Ricardo Homs

Pudiera ser que a muchos mexicanos ya no les asuste morir… lo que les atemoriza es el modo en que llegue la muerte, pues si fuese a manos de la delincuencia organizada, esta debe ser una experiencia de terror, según las historias de sadismo que cotidianamente nos describe la prensa.

Los asesinatos de los menores Alan y Héctor, torturados, ejecutados y descuartizados en la Ciudad de México, supuestamente porque sus padres no pagaron derecho de piso en el mercado, o la del adolescente Alessandro “N”, porque sus padres no pagaron el rescate a sus secuestradores, o el de Alejandrina Lorenzana, “Alexis”, la joven ultimada en Cancún, e incluso la ejecución de la alcaldesa de Jamapa, Veracruz, de nombre Florisel Ríos Delfín, son parte de una realidad cotidiana de violencia salvaje.

Sin embargo, es muy grave que por ser tan cotidianas estas historias trágicas ya no logren conmover a la sociedad mexicana, que ha perdido la capacidad de asombro y se ha insensibilizado frente al dolor de las familias que tienen la mala fortuna de perder de modo violento y sádico a alguno de sus miembros. Las tragedias humanas cotidianas ya no sobresalen, pues simplemente son una noticia más en la prensa, o un reportaje en la TV y el noticiero de radio.

El sadismo implícito en la tortura de víctimas inocentes de los delincuentes nos refleja una crisis de valores y descomposición social.
¿Cuántos asesinos seriales pudieran estar cerca de nosotros sin que los podamos identificar?… ya sea este uno de nuestros vecinos, los que están en la mesa de enfrente a la nuestra en un restaurant, o el novio de alguna de nuestras colaboradoras que es sicario de algún cártel. Cuando los asesinos conviven cotidianamente con nosotros, el peligro es latente.

Y de las autoridades que debiesen protegernos, ¿qué podemos esperar?

Lo que vemos es una actitud indolente, irresponsable e inhumana frente a esta crisis social.

Ni siquiera se ha legislado para calificar como agravantes que aumenten la condena de los delincuentes, la tortura de la víctima.

La definición del presupuesto de egresos para aplicar en el 2021, que ha estado aprobando la Cámara de Diputados, considera solo leves incrementos para la seguridad ciudadana.

Para la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, el aumento presupuestal fue de sólo 1.9% en términos reales respecto a 2020; se le asignaron 63,442 millones de pesos para el 2021, mientras en 2020 ejerció 60,151 millones de pesos. Asu vez, la Guardia Nacional pasa a recibir en 2021 la cantidad de 35,672 millones de pesos, contra los 29,286 millones ejercidos en el actual 2020.

Se requiere mucho más presupuesto para instrumentar una aceptable estrategia de combate a la delincuencia organizada. La seguridad aumentaría con más cámaras fotográficas ubicadas en las vialidades de todas las ciudades de México, así como miles de drones no tripulados que estén peinando en todo momento todas las carreteras del país, tanto de día como de noche.

¿Qué otra prioridad puede ser más importante que brindar seguridad a todos los mexicanos?

También es urgente repensar la esencia de nuestra visión de justicia.

La justicia de verdad implica pensar en valores morales, lo cual está muy lejos de la aplicación cotidiana de la ley en México. Basta con ver la película “Las tres muertes de Marisela Escobedo” para que nos quede claro la complejidad viciada de nuestro mal llamado sistema de impartición de justicia.

Algo ha sucedido en la sociedad mexicana que están apareciendo conductas desquiciadas y por otra parte, las autoridades con actitud irresponsable ignoran el problema y solo actúan cuando se convierte en escándalo mediático que les afecta en su imagen pública personal y de la de su gobierno.

¿Cuántas madres han estado mendigando justicia para algún hijo?… sólo después del escándalo mediático se ofrece justicia que, bajo este esquema, entonces termina siendo selectiva… ¿y qué sucede con todos los demás casos que no llegan a ser identificados por los medios de comunicación masiva?

La pregunta es: ¿dónde están los estudios de psicología social y antropológicos que muestren que se empieza a descubrir el origen y mecánicas que estimulan la violencia criminal?

Realmente no hay ninguna estrategia. Sólo hay buenas intenciones y algunas ocurrencias como la cartilla moral, que no resuelve nada. Hablar de educación no deja de ser solamente el discurso socialmente correcto que proyecta la imagen de que quien gobierna es todo un humanista, pero como solución es inviable a corto plazo, pues sus resultados se verían hasta dentro de un par de generaciones.

Nuestro problema de violencia e inseguridad es grave y complejo, pero se puede incrementar a corto plazo a partir del entorno de confrontación política y social que se estimula desde el mismo gobierno federal cuando el presidente arremete contra sus críticos. El encono con que se califica a algunos sectores de la sociedad da a esta violencia criminal, desde la perspectiva popular, un significado social que justifica los rencores colectivos que incitan a la violencia.

Es muy posible que este contexto de rencores sociales legítimos, que son respuesta a un sistema político social donde prevalecen las injusticias en perjuicio de las clases sociales vulnerables, sea capitalizado por los cárteles que operan fuera de la Ciudad de México, para tomar posiciones de control y someter a los gobiernos municipales, para así dominar la economía regional de modo integral y además, hacerse de los recursos destinados para obra pública y servicios, o por lo menos, someter a los ayuntamientos a una extorsión sistemática.

En muchos ayuntamientos del país el crimen organizado impone ya a los responsables de la policía municipal, quienes de este modo quedan a su servicio y también cobra a los alcaldes cuotas sobre el presupuesto a ejercer.

El gobierno federal debe estar atento a la seguridad, principalmente en las elecciones municipales del 2021, pues ahí podría perderse el control real del país.

Mientras el presidente de la república tenga totalmente focalizada su atención sólo en sus adversarios políticos e ignore los problemas cotidianos de seguridad y justicia, el crimen organizado seguirá adueñándose del país.

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