Rodolfo Reyes-Báez, egresado de Mecatrónica de la BUAP, compite con científicos de talla mundial

De sus años mozos en Puebla, pasó a ser investigador de la Facultad de Ciencia e Ingeniería en la Universidad de Groninga, Países Bajos

Arlette Hernández

“Mis padres siempre me dijeron que la única herencia que íbamos a tener era la educación, y que este era el medio para tener acceso a otras formas de trabajo, no necesariamente manual”, recuerda el doctor Rodolfo Reyes-Báez, oriundo de Tlanalapan -un pequeño poblado en el municipio de Lafragua, Puebla, casi en el límite con el estado de Veracruz-,  cuando definía la ruta de su trayectoria profesional como egresado de la preparatoria Alfonso Calderón Moreno y de  Ingeniería en Mecatrónica de la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la BUAP, que hoy lo sitúa como investigador especializado en Ingeniería de Control y Mecatrónica, del Instituto de Ingeniería y Tecnología de la Facultad de Ciencia e Ingeniería en la Universidad de Groninga,  Países Bajos.

Con una Maestría en Ciencias, en la Especialidad de Ingeniería Eléctrica (Mecatrónica), por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, y un Doctorado en Matemáticas Aplicadas, con Especialidad en Control y Sistemas Dinámicos, por el Bernoulli Institute for Mathematics, Computer Science and Artificial Intelligence de la Universidad de Groninga, Rodolfo Reyes-Báez se remonta a aquellos años cuando cursaba su educación media y estuvo en contacto con personas que le ayudaron a definir su carrera académica.

“Cursé la secundaria en Guadalupe Victoria. Ahí tuve al profesor Benito Mendoza Javier, que me daba Matemáticas y Física, un señor muy rudo pero muy bueno para explicar y motivar. Desde ese momento supe que quería estudiar ingeniería o algo relacionado con las Matemáticas. Por otro lado, en la familia tenía un tío que estudió informática y que influyó mucho en mí; así como un primo que estudió electrónica”, rememora.

Por azares del destino y en mayor medida por consejo de sus padres, Rodolfo viaja a la Ciudad de Puebla para estudiar en la preparatoria Alfonso Calderón Moreno, donde recibe clases de Matemáticas con los profesores Lázaro Méndez Zepeda y Cosme Méndez Zepeda, así como de algunos académicos egresados de Electrónica de la BUAP, con lo que se origina su primer acercamiento directo a esa facultad.

“En 2006, cuando ingresé a la BUAP, me llamó la atención el término Mecatrónica; comencé a investigar y dije: ‘puedo aprender suficientes Matemáticas para entender la naturaleza y además aprender de las innovaciones tecnológicas que existen hoy en el mundo’. Ahí fue otra aventura y por supuesto, fue diferente. El profesor Marcelino Texis Texis me dio la primera clase de la carrera (Cálculo, a las 7 de la mañana). Era muy bueno. Decía que era doctor y me puse a investigar qué implicaba hacer una maestría o un doctorado, y qué hacían los investigadores”, comenta.

Siempre inquieto, durante el transcurso de sus estudios en la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la BUAP, el alumno Reyes-Báez pensó en cambiar de carrera a Matemáticas, pero al entablar contacto con destacados académicos y, sobre todo, por sus cursos de Control Automático, decidió que ese era el camino.

“Tuve la oportunidad de llevar cursos con el doctor Fernando Reyes Cortés, quien me dio Robótica y Control Automático con un profesor que acababa de regresar de sus estudios doctorales en Francia, Fermi Guerrero Castellanos. Me di cuenta que estas áreas tienen muchísimo potencial y que Control Automático está en todas las tecnologías que nos podemos imaginar. Desde ese momento sabía que quería hacer un doctorado”, señala.

 Al terminar su licenciatura en 2011, tras disfrutar de una buena época como estudiante, con amigos para ser “nerd” o “volarse” alguna clase, o gozar a plenitud de las verbenas que se realizaban entonces en la Universidad, a Reyes-Báez se le plantean dos disyuntivas: trabajar en alguna empresa o seguir estudiando. “Cuando me gradué, mis papás estaban contentos. Pensaban que al terminar la escuela me iba a ir directo a trabajar, pero les dije que mi deseo no era ir a trabajar, sino continuar con un posgrado; así que agradezco a mis padres por apoyarme”, enfatiza.

Después de algunos empleos como académico de Control, Robótica y Mecatrónica en la Universidad Panamericana y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), ya egresado del posgrado del Cinvestav, Rodolfo emprende un nuevo reto: viajar a Europa para realizar el doctorado, específicamente a Groninga, una ciudad al norte de los Países Bajos, por lo que el 27 de enero de 2015, luego de una emotiva fiesta de despedida acompañado de sus padres, hermanos y toda su familia, viaja a la nación antes conocida como Holanda.

Como muchos egresados destacados de la BUAP que a nivel mundial enfrentan los misterios y la aventura de los territorios inexplorados, a su llegada disfrutó de la nueva cultura en la que se vio inmerso, tan diferente a Tlanalapan, a Puebla y a México. “Acá es primero la gente, luego la bicicleta y después los coches; los holandeses conducen rapidísimo. Los europeos, sobre todo los del norte, son poco cálidos. Es otra cultura”.

Aprendiendo de las “vacas sagradas” de su especialidad, hizo sus estudios de doctorado en Matemáticas Aplicadas, Especialidad en Sistemas de Control, en el Bernoulli Institute, con el apoyo de sus asesores, Arjan van der Schaft y Bayu Jayawardhana. El profesor Van der Schaft es investigador reconocido a nivel mundial por sus contribuciones al modelado de redes y al control de sistemas complejos, específicamente en las áreas de sistemas Puerto-Hamiltonianos, control basado en pasividad, control H∞ no lineal y sistemas híbridos.

“Mi idea fue primero estudiar sistemas físicos cuyo modelo matemático verdaderamente exhibiera la física del sistema, la conservación de la energía; por otro lado, quería hacer algo que se llama control de trayectoria. Mi trabajo doctoral se centró en diseñar esquemas de control o controladores para sistemas mecánicos no lineales que pueden modelar como sistemas puerto-Hamiltonianos y que pudieran resolver el problema del control de trayectoria en robots manipuladores, robots móviles terrestres y marinos”.

Posteriormente, y a raíz de sus estudios de doctorado, en enero de 2019 es contratado por la Organización Neerlandesa de Investigación Científica Aplicada (TNO, por sus siglas en neerlandés), para trabajar como ingeniero investigador en control de turbinas eólicas en Petten, una población costera en la provincia de Holanda Norte de los Países Bajos.

Sin embargo, un año y medio después se le presenta la oportunidad de regresar a Groninga, a través de su segundo supervisor del doctorado, Bayu Jayawardhana, quien lo invita a aplicar para una vacante de investigador y catedrático en la Facultad de Ciencia e Ingeniería en la universidad holandesa, en la que tenía mayor oportunidad de realizar las investigaciones de su preferencia, además de impartir cátedra. “Me pareció una buena opción; se dieron la oportunidad y las circunstancias laborales”.

El doctor Rodolfo Reyes-Báez nunca olvida sus orígenes como universitario egresado de la BUAP, donde -por invitación del doctor Jaime Cid Monjaraz- trabaja desde 2016 en el posgrado de Automatización como colaborador externo, ya con dos estudiantes graduados y artículos escritos en conjunto.

-¿Cuáles son sus líneas de trabajo en la Universidad de Groninga? 

-Ahora estoy con el boom de machine learning.  Normalmente machine learning e inteligencia artificial están peleadas con control automático. Si haces un estudio histórico, ambas comunidades están peleadas, justo a eso me enfoco: a darles fundamentos de control a temas de machine learning y aplicarlos en robótica. También, últimamente, en la universidad me indujeron a colaborar con gente del centro médico, en el Departamento de Ingeniería Biomédica. En resumen, mis líneas de investigación se pueden separar en dos: teoría de control, principalmente control no lineal, estabilidad, técnicas de control como el basado en pasividad, usando moldeo de energía y control utilizando estabilidad incremental; así como control de sistemas mecánicos.  

-¿Y la trascendencia de la BUAP en su trayectoria profesional? 

-La BUAP me marcó, sin lugar a dudas. Me dio las herramientas científicas de una forma no convencional; la clave es que te enseñan a razonar, pero también aspectos prácticos de ingeniería. Hoy en día la BUAP tiene mejores laboratorios que el Politécnico o la UNAM, al menos en Electrónica. Por ejemplo, la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la BUAP tiene máquinas de control numérico industriales, no académicas; también la Volkswagen ha donado coches y robots. Tienen muy buen equipamiento.

-¿Cómo se presenta el futuro, después del camino recorrido desde Tlanalapan, la preparatoria Calderón y Mecatrónica? 

-Mi plan, por supuesto, es regresar a México en algún momento no tan lejano. Me he dado cuenta que hacer un doctorado no es suficiente. He aprendido muchísimo, pero ahora me toca emprender algo en lo que yo sea la persona que encabece los proyectos. Hoy la academia requiere que busques recursos para proyectos y tener tu propio grupo e implementar tus laboratorios; ese es otro proceso de aprendizaje. Quiero ser la persona que proponga la solución innovadora, pero que también la pueda solventar. 

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