Maricela Allende Marcito

El coronavirus llegó a cambiar nuestras vidas de un solo golpe a nivel mundial y hoy en día se encuentran infectados millones de personas, se tienen cientos de miles de muertes pese a todo lo que hemos visto que han vivido otros países como China, España, Estados Unidos, Italia entre otros, no les aprendimos nada.

En México pocos han asimilado la pandemia como real, es notable porque desde el primer caso registrado el 27 de febrero hasta este junio ya contamos con casos acumulados 127 mil 924, casos activos 25 mil 169, muertos 15 mil 122 y recuperados 87 mil 633, datos basados en reportes confirmados oficiales de las Secretarías de Salud estatales actualizado a las 7:00 pm del día 09 de junio de 2020.

Las vidas de millones de personas no solo dependen de médicos, organizaciones sanitarias y autoridades, incumbe a todos para que este virus deje de esparcirse.

Las medidas que se han tomado desde el inicio del coronavirus son solo una parte para poder mitigar la pandemia por muy difícil que sea estar aislados en casa es mejor refugiarse y mantener a salvo a las personas más vulnerables, como ancianos y niños, porque sin duda alguna no podremos evitar que los contagios continúen sin una vacuna propia para este nuevo virus y con nuestro sistema inmunológico sin anticuerpos, es difícil vencer la enfermedad que amenaza con seguir por mucho tiempo en nuestras vidas.

También es cierto que millones de personas necesitan de un empleo para llevar sustento a sus hogares en esos casos es indispensable salir a trabajar, porque lamentablemente en nuestro país no hay suficiente apoyo que pueda llegar a cada hogar y cuando llega es insuficiente o simplemente jamás llega.

Es primordial tomar medidas drásticas para mantener la salud de cada persona en cualquier parte de nuestro país, hagamos conciencia de que al cuidarnos nosotros mismos y a nuestras familias es cuidar a millones de personas.

De esta forma se podría lograr tener una menor tasa de contagios y reducir las muertes en nuestro país.

Se tiene que aceptar esta nueva forma de vida, esa podría ser nuestra única salvación.