BBC News Mundo
A primera vista parece un grupo de pozas en una zona desértica rodeada de cultivos de alfalfa.
Pero en el agua de este oasis existe una vasta diversidad de microorganismos, similares a los que existieron en la primera época del planeta.
Es el humedal de Cuatro Ciénegas, ubicado en Coahuila, en el norte de México, un lugar único en el mundo.
En este conjunto de 200 pozas existen bacterias que provienen de las que aparecieron hace cientos de millones de años, cuando no había oxígeno en la atmósfera, y éstas pueden tener la llave de la “cura” del planeta.
Es uno de los valores poco conocidos del humedal, explica Valeria Souza Saldívar, investigadora del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y considerada una de las mayores especialistas en el ecosistema del enclave.
A mediados de octubre, Souza Saldívar ingresó a la Academia Americana de Ciencias y Artes (AAAS) como miembro extranjero honorario, por su trabajo en la vinculación entre ciencia y sociedad.
La designación en la AAAS -de la que formaron parte científicos como Charles Darwin- fue por su trabajo en Cuatro Ciénegas, en particular entre estudiantes de bachillerato en la región.
“El lugar más diverso del planeta”
Los microorganismos en las pozas de Cuatro Ciénegas, como hicieron sus antecesores en el período Precámbrico -la primera y más larga etapa de la historia de la Tierra-, sobreviven en un ambiente con pocos nutrientes, muy diferente al del resto del planeta.
El agua de las pozas tiene un alto contenido en minerales, pues está en contacto con residuos volcánicos, explica la especialista.
Son elementos parecidos a los que existieron en la primera fase de la Tierra, cuando se encontraba en un proceso de inestabilidad. De hecho, los continentes, como ahora existen, no se habían formado.
Entender cómo sobreviven en este contexto puede ayudar, por ejemplo, a combatir la contaminación del planeta, asegura Valeria Souza.
En su momento los antecesores de estos organismos “transformaron el planeta y lo pueden curar, tienen un potencial biotecnológico gigantesco”, dice a BBC Mundo.
“Han vivido a partir de metales pesados, han estado reciclando los elementos que nos dieron la vida. Pueden limpiar las minas, el mar, capturar CO2 en sus cuerpos”.
Hasta ahora en el humedal se han encontrado más de 3.000 tipos distintos de bacterias.
También existe una amplia diversidad de insectos, peces y otros especímenes considerados únicos en el mundo.
“Es el único sitio en la tierra que guardó los sedimentos de lo que una vez fue un planeta muy primitivo”, subraya Souza Saldívar.
“Guardó también los microbios y condiciones ambientales del mar del pasado. Solamente sobrevivieron en Cuatro Ciénegas y eso lo hace el lugar más diverso del planeta”.
Vieja historia
Hace cientos de millones de años en la zona que hoy es el estado de Coahuila ocurrió una fractura de placas tectónicas que dio origen a lo que hoy es el océano Atlántico.
En el periodo Precámbrico la formación del planeta, como ahora se conoce, aún no terminaba.
La región de Cuatro Ciénegas, en ese entonces, estaba cubierta de agua.
Algunos movimientos de placas tectónicas elevaron la superficie de la región y la aislaron del resto del océano.
Parte de esas aguas quedaron atrapadas en yacimientos subterráneos, sobre todo bajo las montañas que rodean la zona.
Uno de ellos alimenta al humedal que permaneció completamente aislado.
Durante millones de años la tierra sufrió varios cambios. El más importante fue el surgimiento del oxígeno que permitió el desarrollo de plantas y animales.
Pero las pozas de Cuatro Ciénegas, especialmente el acuífero profundo, permanecieron virtualmente sin alteraciones y en condiciones similares a las de hace millones de años.
Un ejemplo es que bajo el fondo del yacimiento de agua hay actividad magmática explica la investigadora de la UNAM.
Esto permite el movimiento un movimiento del agua desde el yacimiento subterráneo hacia la superficie, un proceso de filtración a través de las rocas.
Creadores de oxígeno
En este ciclo se mueven también los microorganismos, que tienen un largo período en el subsuelo y otro corto en la superficie.
Un proceso en un ambiente sin oxígeno, de manera similar a como era hace millones de años establecen estudios como los realizados por el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav).
Es decir, el humedal tiene agua muy pobre en nutrientes y fósforo, fundamentales para el desarrollo de los seres vivos.
En este entorno sobrevivieron las bacterias que abundan en Cuatro Ciénegas, recuerda la investigadora Souza.
Es la misma clase de microbios que cambiaron el entorno del planeta. Los organismos son capaces de sintetizar el dióxido de carbono y convertirlo en oxígeno.
Un proceso que tardó millones de años pero que permitió a la tierra pasar de ser anaranjada, el color característico de los planetas con alta concentración de gases y metales en la atmósfera, a uno azul con abundancia de oxígeno.
Es una parte del valor de los microorganismos de Cuatro Ciénegas. Repetir el proceso para sintetizar elementos tóxicos, como lo hacen estos microbios, puede ser una herramienta fundamental para combatir la contaminación del planeta.
“No es pequeña cosa convertir un planeta anaranjado en uno azul, la capacidad bioquímica que tienen estas bacterias es enorme”.
En extinción
Para comprender este proceso es necesario tener las bacterias, y para ello debe conservarse el humedal.
Sin embargo, Cuatro Ciénegas está en riesgo de desaparecer, reconocen autoridades como la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
De acuerdo con el organismo “algunas pozas han sido destruidas, hay desecación, deforestación y modificación de los cuerpos de agua para uso turístico”.
ambién existe sobreexplotación del acuífero a través de canales para el riego en cultivos de alfalfa, así como “sobrepastoreo por caballos y cabras principalmente”.
Es un problema serio, porque el acuífero se encentra en una zona desértica con lluvia escasa, por lo que difícilmente puede recargarse, insiste la investigadora Souza Saldívar
La única solución es suspender la extracción de agua y encontrar otro método para sostener los cultivos aledaños. Es parte del trabajo de la experta en la región.
Desde 2004, Valeria Souza y su equipo guían a estudiantes de bachillerato en proyectos, por ejemplo, para conseguir un modelo de agricultura sustentable en el desierto.
Los jóvenes también participan en las investigaciones sobre los microorganismos en las pozas.
La académica de la UNAM asegura que los estudiantes “han hecho muchos descubrimientos sobre la diversidad de este sitio y su potencia biotecnológico”.
Pero lo más importante es preservar el humedal. “Es una lección mucho más importante porque las bacterias no se van a morir, han sobrevivido a dos congelaciones globales” recuerda.
“Se van a ir dentro de la montaña y van a esperar que mueren los humanos y los dejemos de molestar”.
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