Maricela Allende Marcito
Como todos saben la violencia hacia las mujeres hoy en día es más notable, ya que en la actualidad podemos alzar la voz, desafortunadamente no vemos lo que hay detrás de la violencia contra las mujeres.
Pero quién nos inculca ese pensamiento de superioridad o inferioridad, a cargo de quién estamos el mayor tiempo, quién es la persona que nos forma en casa, ¿se lo han preguntado?
Podrán estar de acuerdo o no conmigo, pero casualmente es mamá quien la mayoría de las veces se queda en casa con los hijos, y nos inculca que el hombre (macho) debe ser atendido por la mujer, en este caso, un claro ejemplo, es cuando tiene hermanas (mujeres) quienes son las que deben hacerse cargo de darle de comer, lavar la ropa, barrer la casa, tenderle la cama, incluso quitarle hasta los zapatos.
A la fecha seguimos educando a nuestros hijos (hombre) como los jefes de la casa, aun no terminamos de entender que, si no cambiamos este pensamiento tan antiguo, jamás podremos terminar con el machismo, y seguiremos construyendo muros en contra de nosotras mismas (mujeres).
Tenemos que ver más allá de lo que queremos ver, que también somos parte del problema, no permitamos que nuestros hijos e hijas crezcan creyendo que uno es superior y el otro inferior.
Dejemos de criar machos, pero también dejemos de criar hembras.
Porque, así como hay mujeres que son violentadas hay casos de hombres que sufren de agresiones por parte de sus parejas, pero callan, por miedo a la crítica de la sociedad, ya que de ello se valen para etiquetarlos como mandilones.
Tenemos que aceptar que lo que hoy vivimos en contra de nuestras mujeres y niñas es una consecuencia la cual se fomenta desde casa.
Si hacemos las cosas que le toca a cada uno como ciudadano y como padres obtendremos resultados positivos, pero tenemos que ser constantes en la educación de nuestros hijos e hijas.
No debemos dejar que la sociedad machista, que es extremadamente fuerte, nos presione para seguir con el mismo patrón. Para ello debemos fomentar valores y la sana convivencia entre nuestros niños y niñas.
De esta forma lograremos grandes cambios, porque desde casa se aprende la empatía, la humildad, la gratitud, la paciencia, el respeto, la igualdad, etc., y en la escuela solo se encargan a reforzar estos y otros valores, así mismo como el aprendizaje de nuevos conceptos que ayudaran al desarrollo académico.
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