Pide Arzobispo de Puebla por la paz y gobernabilidad de Puebla

Jorge Barrientos.

Al celebrar la Misa Crismal y la renovación de las promesas sacerdotales en la Catedral de Puebla, el Arzobispo de Puebla, Monseñor Víctor Sánchez Espinosa, pidió por la paz y seguridad en la ciudad de Puebla, en la entidad y en el país y también apeló porque se mantenga la gobernabilidad ante las elecciones del 2 de junio próximo.

Sánchez Espinosa bendijo los óleos de los catecúmenos, de los enfermos y el crisma, que se distribuyen en las 395 parroquias pertenecientes al arquidiócesis poblana, para su aplicación en la administración de los sacramentos del bautismo, confirmación, orden sacerdotal y atención espiritual a fieles enfermos y moribundos.

Acompañado por los obispos auxiliares Felipe Pozos Lorenzini, Tomás López Durán y decenas de sacerdotes del clero secular y regular, ante centenares de religiosas, integrantes de diversos organismos parroquiales y fieles que abarrotaron la Catedral poblana, el Arzobispo Víctor Sánchez reiteró en su homilía que ´´no podemos vivir sin esperanza´´.

Po ello reiteró que en la arquidiócesis poblana se mantenga una campaña de oración, confiando en que Dios no es indiferente al dolor humano, para alcanzar el don de la paz en los corazones, en la sociedad y combatir el clima de violencia en el mundo, “adentrarnos en el misterio del amor y transformar la fe en caridad”.

La liturgia de estos días, explicó, nos permite seguir paso a paso la pasión del Señor Jesús, especialmente participando en la procesión del viernes santo, evento en el cual se venera a las imágenes que tradicionalmente son exhibidas fuera de sus respectivos templos y, por primera vez este año, se agrega la imagen del Niño Doctor, de Tepeaca.

En la campaña de oración, dijo el guía espiritual de Puebla, deben estar unidos sacerdotes y fieles, a fin de alcanzar el perdón, la reconciliación con Dios y dominar el sufrimiento.

Los sacerdotes asistentes a esta celebración eucarística renovaron ante el Arzobispo Víctor Sánchez Espinosa sus promesas de obediencia, pobreza y castidad, que hicieron cuando recibieron la orden sacerdotal.

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