Rossi A. G.
· El artista recibe el Doctorado Honoris Causa por parte del Sistema Universitario Jesuita
· Subraya que su obra coincide, “aunque mínimamente”, con los conceptos que conforman la visión de la IBERO: contribuir al logro de una sociedad más justa, solidaria, libre, incluyente y pacífica
Para el pintor, grabador, escultor y diseñador gráfico Vicente Rojo, la libertad ha sido parte primordial de su obra artística y de su vida, ya que le permitió entender y aceptar al otro, comunicar sus pensamientos y relacionarse con personas de distintas ideologías, afirmó tras ser investido Doctor Honoris Causa en la IBERO por parte de las instituciones que conforman el Sistema Universitario Jesuita (SUJ).
“La libertad me ha permitido colaborar con personas de diferentes opiniones a las mías, sean ideas estéticas, políticas o religiosas”, dijo y recordó que durante la dictadura de Francisco Franco, autonombrado Caudillo de España por la gracia de Dios, se alejó de la Iglesia, pero no de los católicos practicantes y de los creyentes que ayudaron a él y a su familia, en esos años aciagos.
“Desde niño sentí que heredaba una conducta republicana, que ni la cruda guerra ni la revolución franquista pudieron domar. Después de haber vivido bajo una dictadura, al llegar a México hace 70 años sentí que volvía a nacer y me sentí libre”, enfatizó el Honoris Causa frente a los asistentes que se dieron cita en el auditorio principal de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, el Sánchez Villaseñor.
Detalló que la distinción lo tomó por sorpresa y emoción; agradeció la deferencia y afirmó que su extensa obra en diseño gráfico y en la pintura coincide, “aunque mínimamente”, con los conceptos que conforman la visión de la IBERO, es decir, “contribuir al logro de una sociedad más justa, solidaria, libre, incluyente y pacífica”.
Sobre la contradicción entre el diseño y la pintura, Rojo mencionó que aunque son opuestos, él ha sabido llevarlos de la mejor manera. “Yo convivo con ellos así, como opuestos, pues me atrevo a pensar que sin contradicciones sencillamente no existe la obra de arte (…) y si me extiendo, tampoco la vida”.
Recurrió al poeta kurdo Yasar Kamal sobre la riqueza del arte:
La misma canción suena de noche de una forma y de día de otra. No la canta igual un niño que una mujer ni un joven que un viejo. Parece distinta si se canta en la montaña que si se canta en el prado, en el bosque o junto al mar. Es una por la mañana y otra a mediodía, es una por la tarde y por la noche es todavía otra más.
Y así es la obra de Vicente Rojo, fructífera y contradictoria. Comentó que siempre ha intentado que se cante en “voz baja o susurrando, aunque estoy agradecido con quienes generosamente han querido dar a mi canto un sonido mayor, una voz más alta”.
Habló de la distinción entre diseño gráfico y pintura: al primero lo definió como un “arte aplicado que debe alcanzar un resultado eficaz, casi siempre en tiempo muy breve y deseablemente con un sentido económico aceptable. Es algo muy preciso que todo diseñador debe conocer, además de tener una idea muy clara del contenido, pues el diseño también debe ser un canto capaz de atraer al destinatario. Es decir, una tarea de ninguna manera menor y que a mí me ha permitido tener los pies en la tierra y desde mi timidez comunicarme con los demás”.
Al hablar de la pintura, el lado opuesto de su trabajo, expresó: “Mientras con el diseño siempre he tenido los pies en la tierra, con la pintura y la escultura no he seguido esos mismos pasos, en lo más mínimo, nunca he tenido claridad, siempre estoy envuelto en dudas, sumido en laberintos o preguntas a las que no encuentro respuesta”.
“A medida de colofón, sin buscarlos, he recibido algunos reconocimientos a mis tareas, no diré que inmerecidos porque eso sería descortesía para quienes decidieron otorgármelos. Muchas gracias de nuevo. Como quiera, sí creo haber tenido éxitos, pero estos se refieren a mi vida personal y tienen que ver con el amor y la amistad”.
Para cerrar, leyó unas líneas dedicadas al escritor Juan García Ponce. “Lo visitó en su casa; está acostado en su casa de enfermo. Con la misma sonrisa de siempre me dice, después de preguntarme él por mis propios problemas de salud: ‘No te preocupes, Vicente, ¡somos eternos!’”.
Destacado
El artista reconoció el trabajo de Rafael López Castro, a quien señaló como un modelo de diseñador; al pintor Juan Soriano, por la libertad de trabajar sus propuestas artísticas y al escritor Juan García Ponce, su amigo entrañable.
Estas notas te pueden interesar
-
Agenda cultural llena para el puente revolucionario en la Ciudad de Puebla
-
¡Noche de Museos en Puebla capital este sábado 16!!!!!!!
-
Irene Sundel y sus ecos cromáticos en el Museo Federico Silva
-
“Verdades Silenciadas”: Cuando el Arte rompe las cadenas del silencio
-
Se invita al público en general a las actividades de la 3era lectura masiva de escritoras mexicanas 2024