Carlos Javier Jarquín
“Honraré la Navidad en mi corazón y trataré de mantenerla todo el año”. Charles Dickens
El suspiro navideño se siente y se vive en pleno esplendor, diciembre es homenajeado por todos y en todos lados, ¡qué bello sería el mundo!, que cada minuto de respiración, viviésemos con aroma a Navidad, donde la familia se reúne a celebrar esta fecha tan esperada y especial, no tanto por lo que se recibe o se regala, sino por las persistentes muestras de afecto de desemejantes maneras donde se apodera el amor, unidad y solidaridad.
Profusas familias para diciembre tienen la costumbre de ataviar la casa por dentro y por fuera, sin duda le da singular resonancia de elegancia a cualquier casa u oficina, también se adornan iglesias; parques, plazas y rotondas, con los tradicionales árboles gigantes coloridos y deslumbrantes que todas las noches desbordan el más hechicero sentimiento que podemos sentir (alegría).
Nuestro espíritu en toda época debe brillar como el cielo con sus multitudes de estrellas que desde la Tierra podemos observar su enorme brillantez, así como se adereza todo lo antes mencionado, adornemos nuestro corazón de cualidades que merecen felicidades, auxiliemos de pensamientos positivos, que nuestra mirada transmita diariamente entusiasmo a quien a diario miramos. Metafóricamente, ese árbol navideño es nuestra figura, y todas esas decoraciones que se le hacen, que sean nuestros sentimientos.
El ser humano siempre aprende, entonces aprendamos a mejorar nuestra forma de ser e investiguemos nosotros mismos en qué fallamos y seguro viviremos con decorado regocijo mejor que ese árbol artificial, que cada año se debe cambiar. No hay mejor fiesta que compartir una deliciosa cena acompañada de una sobremesa de reflexión. “Feliz Navidad a todos los que comparten el deseo de un mundo mejor lleno de paz y esperanza”. Diciembre es motivo de gala y declaración de unidad, vivamos todos los días como si fuese Navidad en toda la humanidad, y en todos sus gremios está la obligación del cambio. Seamos conscientes de que el sentido de nuestro existir es vivir y saber que todos necesitamos de todos.
Brillo navideño
Diciembre brillo navideño,
el esplendor del jolgorio
es notorio en nuestro entorno,
el color de la Navidad y fin de año,
se desplaza en línea de magna exuberancia.
El tiempo viaja con excesiva velocidad,
asombrosamente otro año nos dice adiós,
otro año se despide y con él también
debemos permitir que viajen
nuestras preocupaciones.
Los gratos momentos que hemos
vivido en todo este año,
deben ser estrellas brillantes
que iluminen siempre nuestro presente.
Navidad, contagio universal
de divinos sentimientos,
procuremos de vivir cultivando,
los magníficos sentimientos
que nos hacen respirar gracia infinita.
El aire navideño siempre llega
acompañado de exquisito aroma,
siempre se presenta con elegante
seducción, vivamos eternamente
con ese espíritu inspirador.
Que el rostro de la Navidad nos,
sonría siempre, que el encanto
de su mirada se quede tatuada
en nuestro corazón y que el fervor,
de su color nos abrigue singularmente,
que la alegría, paz y libertad nos acompañen
por siempre con belleza ilimitada.
Ahoguémonos en el océano
de dicha que se vive en Navidad,
perdámonos de amor,
alegría e inspiración en el jardín
encantado de Navidad y fin de Año.
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