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- Brasil obtuvo el 41% del total de dichos fondos y México el 17 por ciento
En un informe publicado este lunes, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que en 2022 ingresaron en la región 224.579 millones de dólares de inversión extranjera. Esta cifra es un 55,2% superior a la alcanzada en 2021 y el máximo valor desde que se lleva registro.
Además, el peso de estos flujos en el PIB regional también aumentó en 2022, llegando a representar el 4,0%.
Según el organismo, estas cifras son consecuencia del aumento de la inversión en algunos países, en particular en Brasil, donde se debieron al crecimiento de la reinversión de utilidades y el alza de la inversión en el sector de servicios.
El documento La Inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe 2023 señala que, aunque estas cifras son congruentes con la recuperación pospandemia, no está claro si se mantendrá en niveles similares en 2023.
“El reto de atraer y retener inversión extranjera directa que contribuya efectivamente al desarrollo productivo sostenible e inclusivo de la región sigue más vigente que nunca. Hay nuevas oportunidades en una era de reconfiguración de cadenas globales de valor y de relocalización geográfica de la producción ante una globalización cambiante”, afirmó el secretario ejecutivo de la CEPAL.
José Manuel Salazar-Xirinachs enfatizó que “el reto no solo es atraer y retener, sino maximizar la contribución de esa inversión al desarrollo, y para esto los países deben poner atención a las políticas de desarrollo productivo post-establecimiento, que incluyen el fomento a los encadenamientos productivos, políticas de agregación de valor y ascenso en las cadenas de valor, de desarrollo de recursos humanos, de infraestructura y logística y de construcción de capacidades locales”.
Inversiones por países
De acuerdo con el informe, casi todos los países de América Latina y el Caribe recibieron más inversión extranjera directa en 2022. Lidera la lista Brasil (que recibió un 41% del total regional y que figura como quinto destino mundial de esos flujos, seguido de México (17%), Chile (9%), Colombia (8%), Argentina (7%) y Perú (5%).
En Centroamérica, Costa Rica fue el principal receptor de inversión extranjera directa; en Guatemala estos flujos registraron una caída significativa debido a un valor extraordinario en 2021, pero volvieron a su promedio histórico.
La variación de las entradas también fue positiva en el Caribe, impulsada principalmente por mayores inversiones en República Dominicana, que fue el segundo país receptor después de Guyana.
A nivel regional, un 54% de la inversión extranjera directa ingresó al sector de servicios, aunque repuntaron tanto el sector de manufacturas como el de recursos naturales. Las inversiones en servicios financieros; electricidad, gas y agua; información y comunicaciones; y servicios relacionados con el transporte tuvieron la mayor participación en el rubro de servicios.
Principales inversores
La CEPAL señala Estados Unidos (38% del total) y la Unión Europea (17%, excluyendo a Países Bajos y Luxemburgo) como los principales inversionistas en la región. Por otra parte, la inversión proveniente de países de la propia región de América Latina y el Caribe experimentó un aumento importante al pasar de 9% a 14% del total.
Además, el informe constata un aumento de más del 80% en la inversión extranjera directa desde América Latina y el Caribe hacia la misma región u otros destinos. En 2022, el monto invertido en el extranjero por empresas transnacionales latinoamericanas, conocidas como translatinas, alcanzó niveles históricos: 74.677 millones de dólares, siendo la cifra más alta registrada desde que se comenzó a compilar en los años noventa.
La transición energética es clave
Por otro lado, el monto de anuncios de proyectos de inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe creció un 93% en 2022, totalizando cerca de 100.000 millones de dólares. Por primera vez desde 2010, el sector de hidrocarburos (carbón, petróleo y gas) lideró los anuncios, con 24% del total, seguido por el sector automotriz (13%) y las energías renovables (11%).
El estudio incluye, además, dos capítulos en los que se analizan las tendencias de la IED en las energías no renovables y renovables en el contexto de la transición energética y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En ellos se discute el rol clave de los gobiernos en esta materia, se identifican desafíos y oportunidades y se hacen recomendaciones.
La CEPAL califica la transición energética como uno de los sectores que puede convertirse en gran motor de la transformación productiva de la región, por lo que los países y sus territorios deberían priorizarlo en el marco de sus políticas y agendas de desarrollo.
En concreto, el porcentaje de la capacidad instalada (potencial de producción) de energía renovable de América Latina y el Caribe es superior al promedio mundial, y la matriz (origen) de generación eléctrica es una de las más limpias del mundo. El organismo considera que, si incrementa su oferta de energía renovable, la región podría convertirse en el origen de la producción de bienes que hoy en día se producen en países con matrices relativamente menos limpias.
Así, la inversión extranjera directa puede desempeñar un papel fundamental a la hora de acelerar la transición energética y potenciar el uso de las tecnologías emergentes.
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