Por Mtro. Salvador Echeagaray, Director del Departamento de Filosofía de la UAG
¡Hola estimado lector!
¿Le pasa frecuentemente que lee alguna información en internet y en otro momento, ve exactamente lo contrario?
O quizá ve noticias que no cree verdaderas pues, no aparecen en medios tradicionales como la TV, radio y prensa. Eso lo hace sentir como si fueran mundos paralelos.
Y es que ese alud de información que nos llega a nuestro smartphone muchas veces nos confunde. Estamos leyendo algo y la siguiente noticia desmiente a la otra.
Esto genera una sociedad altamente informada, pero confusa.
Pues, en la mayoría de los casos no se tiene el suficiente criterio para discriminar lo verdadero de lo falso.
Vemos una noticia, por ejemplo contra la guerra en Ucrania y la siguiente información es apoyando la guerra de Rusia contra los países de la ex unión soviética. Exacerbando, así, la confusión.
Y es que la información se ha vuelto un vicio. Tan malo es no estar informado que estar informado de más. Y a esto agréguele información confusa y muchas noticias falsas (Fake news).
Así es, estamos en una sociedad confundida. Una sociedad que no sabe hacia dónde dirigir sus esfuerzos para mejorar su nivel de vida en lo intelectual, en lo económico y en lo social.
Para que esto no suceda es necesario partir de valores trascendentes, como la justicia, la veracidad, la caridad, la ciencia, la sinceridad, la honestidad, etc.
Además, debe de haber líderes sociales que induzcan a sus seguidores a encarnar valores humanos trascendentes. Muchas veces los líderes, más bien enarbolan antivalores.
De no ser así seguiremos viendo confusión y caos en nuestro país y en el mundo.
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