Migrantes centroamericanos sufren un verdadero “viacrucis” en su búsqueda del llamado “sueño americano”

Jorge Barrientos

Un largo “viacrucis” para los migrantes centroamericanos, quienes pasan por Puebla, en busca del llamado “sueño americano” y, sin importar las inclemencias del tiempo, caminan para alcanzar a la Caravana Migrante y, con ello, ser beneficiados del programa “Quédate en México”, que apoya a los solicitantes de asilo para la resolución de sus casos en el país.

En un recorrido, por la autopista México-Puebla, cerca de una veintena de migrantes, entre ellos dos niños de origen hondureño, señalaron que buscan llegar a la Ciudad de México para para que posteriormente puedan ir a los Estados Unidos, trabajar y enviar dinero a las familias que se quedaron en su país.

Jan Carlo, de origen hondureño es integrante de la Caravana Migrante “Libertad, Dignidad y Paz”, informó que son cerca de tres mil de diferentes nacionalidades, agradeció la atención de las autoridades mexicanas, el hecho de que elementos de la Guardia Nacional venga custodiando su recorrido hacía la CDMX.

Calificó como un caos que varios integrantes de la Caravana Migrante se adelantaran y eso hizo que se hayan dispersado en diversos grupos al llegar a la entidad poblana, pues unos llegaron desde el lunes por la noche y otros hasta este martes.

El primer grupo fue atendido por la Comisión Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Puebla, que les proporcionó comida y un lugar para dormir, sin embargo; en el grupo donde venía no obtuvo ningún apoyo, debido a que al estar en el punto del Estadio Cuauhtémoc buscaban integrarse al primer conjunto que en ese momento se encontraba en otro punto de la ciudad.

Con el rostro cansado, los labios secos y los pies molidos se encontraban preocupados debido a que la caravana se dispersaba y no tenían noticias de sus compañeros de viaje.

En este tenor, el joven migrante nos comentó que salió de su natal Honduras desde el 23 de octubre, aseguró que no tiene familia y que le interesa llegar a Estados Unidos para tener una mejor calidad de vida, debido a que en su país no hay oportunidades de crecimiento.

“En esta caravana vas a ver hondureños, salvadoreños, nicaragüenses, venezolanos, africanos y haitianos (…) que esperamos llegar a la Ciudad de México para ahí esperar a que el presidente López nos pueda entregar la tarjeta humanitaria, no sé…” mencionó el migrante.

Parte de la caravana migrante -conformada por varios centenares de personas, pero dividida ahora por varios municipios de la región- pasó la noche del martes en San Miguel Xoxtla.

El contingente partió el pasado 23 de octubre desde el fronterizo municipio de Tapachula, en Chiapas, en un principio estaba conformado por miles de personas que fueron renunciando debido al cansancio y a las ofertas de las autoridades migratorias de regularizar su estancia a cambio de trasladarlos a diferentes regiones.

Con una mañana más fría de lo normal, los migrantes comenzaron este miércoles a despertar y a recoger sus pertenencias tras una difícil noche en la que algunos durmieron a cubierto ayudados por los servicios sociales, pero muchos otros lo hicieron a la intemperie, cobijados por mantas y periódicos.

Brenda, migrante hondureña, compartió que salió de su país el pasado 12 de agosto con la esperanza de que México los tratara con hospitalidad y respeto.

Sin embargo, estuvo varada en Tapachula hasta octubre. Y cansada de esperar la resolución de su solicitud de refugio, decidió sumarse a la caravana.

“Por la falta de apoyo emprendimos camino el pasado 23 de octubre y desde entonces venimos caminando y nos ha tocado duro. Yo llegué antenoche a Puebla, porque la Guardia Nacional venía jugando con nosotros, nos subían y nos bajaban de los camiones”, denunció la mujer, quien recordó que la caravana está conformada por muchos menores de edad.

 

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