Las remesas alcanzarán un nivel récord este año en América Latina con 126.000 millones de dólares

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Los flujos de remesas hacia los países de América Latina y el Caribe alcanzarían un nuevo máximo de 126.000 millones de dólares en 2021, lo que supondría un aumento del 21,6% con respecto al año anterior, según las previsiones del Banco Mundial publicadas en su “Reseña sobre migración y desarrollo”.

La institución financiera multilateral explicó que el elevado nivel de esos flujos de dinero, respondería a diversos factores, entre ellos el impacto adverso de la pandemia de COVID-19 y los huracanes Grace e Ida, que alentaron a los trabajadores migrantes de México y Centroamérica a enviar más recursos a sus familias.

Los otros grandes impulsores fueron la recuperación del empleo y los programas de asistencia fiscal y social en los países anfitriones, específicamente en Estados Unidos.

México, el principal receptor

El Banco Mundial identificó a México como el principal receptor de remesas de la región y especificó que captó 52.700 millones de dólares, un 42% del total de los fondos que fluyeron hacia la región.

El nivel de los envíos excedió 20% el Producto Interno Bruto de varias de las economías más pequeñas del área, como ocurrió en El Salvador, Honduras y Jamaica, donde las remesas estuvieron un 26,2%, 26,6% y 23,6% por encima de su producción nacional, respectivamente. En Guatemala, la cifra fue de 18%.

La publicación señala que un aumento en el número de migrantes en tránsito en México y otros países, aunado a las remesas que recibieron del exterior como ayuda para los costos de estadía y de viaje, parece haber sido otro factor importante para explicar el marcado incremento.

Para 2022, el Banco Mundial estima un incremento mucho más modesto de las remesas: 4,4%, sobre todo debido las menores perspectiva de crecimiento de la economía estadounidense.

Remesas menos costosas

El documento detalla que el costo de las transferencias de dinero a la región se redujo medio punto porcentual en promedio por 200 dólares, pasando de 6% en 2020 en el primer trimestre del año a 5,5% en el mismo periodo de 2021. En este renglón, México siguió siendo el país al que menos costó mandar remesas desde una economía del G20, con un costo medio de 3,7%, y aclara que esos costos llegan a ser exorbitantes en los corredores más pequeños.

A nivel mundial, la institución proyecta que este año las remesas a los países de renta baja y media registrarán un sólido crecimiento del 7,3%, llegando a 589.000 millones de dólares.

Esta alza supera las estimaciones previas y confirma la resiliencia de los flujos observada en 2020, cuando las remesas disminuyeron apenas un 1,7 % pese a la profunda recesión mundial desencadenada por la pandemia de COVID-19.

El Banco Mundial subrayó que por segundo año consecutivo, los flujos de remesas a los países de ingreso bajo y medio -sin incluir a China-, superarían la suma de la inversión extranjera directa y la asistencia externa al desarrollo, lo que evidencia la importancia de estos envíos como medio de sustento para las familias, que dependen de ellos para cubrir gastos esenciales como la alimentación, la salud y la educación durante los períodos de dificultades económicas en los países de origen de los migrantes.

Un respiro al presupuesto familiar

“Los flujos de remesas que envían los migrantes han sido un complemento fundamental de los programas públicos de transferencia de efectivo que buscan ayudar a las familias que enfrentan dificultades económicas durante la crisis de la COVID-19”, dijo el director del Departamento de Prácticas de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial

Michal Rutkowski calificó a los flujos de remesas como un respiro para los ajustados presupuestos de los hogares y consideró que deberían ser un componente fundamental de las políticas públicas para la recuperación tras la pandemia.

De acuerdo con los datos del Banco, las remesas registraron un avance importante en la mayor parte del mundo en 2021 con América Latina y el Caribe a la cabeza (21,6%), seguida de Medio Oriente y el Norte de África (9,7%), Asia meridional (8%), África subsahariana (6,2%), y Europa y Asia Central (5,3%).

En contraste, en Asia oriental y el Pacífico, los envíos disminuyeron un 4,0%, aunque excluyendo a China aumentaron 1,4%.

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