Carlos Javier Jarquín
Sobre la descendencia de Rubén Darío con su esposa costarricense Rafaela Contreras Cañas, se conoce muy poco, durante este mes de junio del presente año se conmemora el bicentenario del nacimiento del padre biológico de Rubén Darío y, hoy 7 de junio cumple un centenario que nació su segunda nieta. Como eterno admirador del Padre del Modernismo, a través de estas líneas hago un solemne homenaje en honor a esos aniversarios especiales, para que se hiciera realidad mi inquietud fue necesario contactarme por vía WhatsApp con el arquitecto Martin Katz Darío (Argentina) hijo de Stella Teresa Darío y Basualdo de Katz nieta mayor del poeta nicaragüense y él se contactó con sus tres primos hijos de su tía Eloísa Virginia Darío. Hoy 7 de Junio se cumplen 51 años del fallecimiento de Eloísa Regina Basualdo Vignolo nuera de Rubén Darío. (n. el 7 de septiembre de 1887 en Buenos Aires Argentina y falleció en la misma ciudad el 7 de Junio de 1969 con 81 años cumplidos.
Bicentenario
José Manuel García y Rojas Mayorga, padre biológico de Rubén Darío, nació en León, Nicaragua el 18 Junio 1820 y se casó con Rosa Sarmiento el 16 de Abril 1866, falleció el 5 de noviembre de 1889. Rubén Darío IV afirma: “Manuel García era hombre inteligente y trabajador, comerciante de telas en un punto céntrico de la ciudad de León, ubicada en la última pieza del lado occidental de la casa del cónsul de Costa Rica, Don Pedro de Alvarado, específicamente, frente a la casa de Don Vicente Navas. Manuel y Rosa procrearon dos hijos; Félix Rubén García Sarmiento (Rubén Darío) y Cándida Rosa que murió a los pocos días de nacida.”
Descendencia
Rubén Darío (1867-1916) contrajo matrimonio con la escritora costarricense Rafaela Salvadora Contreras Cañas (1869-1893), procrearon un hijo Rubén Álvaro Darío Contreras, (1891-1970), Álvaro Darío contrajo matrimonio con Eloísa Regina Basualdo Vignolo. Rubén y Eloísa procrearon 3 hijos, (nacidos en Buenos Aires Argentina). Stella Teresa Darío y Basualdo (1918 -2004) Eloísa Darío (1920-1987) y Rubén Ricardo Darío (1922 – 1994).
Centenario de la segunda nieta
Eloísa Virginia Darío y Basualdo fue la segunda nieta del Príncipe de las Letras Castellanas, nació un día como hoy 7 de Junio de 1920 y falleció el 1 de Diciembre de 1987 en Buenos Aires, Argentina con 67 años cumplidos. Se recibió como profesora de dibujo en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, luego ya casada y con su tres hijos realizó la carrera en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación Ernesto de la Cárcova. obteniendo al finalizar sus estudios la medalla distintiva otorgada al mejor alumno de la cátedra de PINTURA MURAL. Ejerció la docencia en varios colegios en diferentes niveles educativos siendo profesora, entre ellos, los institutos donde estudió de donde salieron y salen grandes artistas, tenía una excelente llegada a sus alumnos.
Eloísa Darío se casó con Eduardo Schleh [argentino]. Tuvieron tres hijos, Eduardo Schleh Darío (n.1956 Argentina) se casó tiene 4 hijos reside en EEUU. Álvaro Schleh Darío (n. 1958 Argentina) viudo vive en EEUU. Rita Schleh Darío (n.1961 Argentina), se casó y tiene 4 hijos vive en Argentina.
“Además de ser esposa y madre su pasión fue la formación de artistas y ejercer el arte, tengo un recorte de La Nación que acredita una de las tantas exposiciones que hizo en el año 1965 en la Salas Nacionales de Exposiciones Exposición de la Escuela Superior de Bellas Artes en disciplina murales, Eloísa Darío, su obra estaba allí… en esa fecha su hija Rita la menor de sus hijos, tenía solo 4 años de edad”, detalla Martín.
“Chiquita” confidente e incondicional
Sobre su tía Eloísa, Martín explica: “Chiquita, así la apodó su abuelo materno Benjamín Basualdo que desde que nació tuvo locura por ella, por su personalidad silenciosa, alegre e independiente. Chiquita además de ser mi tía fue mi madrina nos queríamos mucho y fue muy confidente conmigo. Ella fue la mejor amiga de mi madre con una diferencia de tan sólo un año y medio, siempre fueron unidas, tan unidas que en la juventud en las revistas sociales de Buenos Aires como El Hogar se las llamaban “las chicas Darío”, Ellas dos se potenciaban horas de hablar, de reír de compartir.”
Martín confiesa que “de los tres hijos que tuvo Rubén Darío Contreras, Eloísa (Chiquita) fue la más confidente e incondicional con su padre hasta que el falleció en 1970. Siempre colaboró con él, siendo Rubén Darío Contreras, diplomático de Nicaragua en Argentina y luego en Londres fue su asistente en ambos países. Ellos se entendían muy bien tan solo con una mirada, se decían todo entre ellos. Ya habiendo fallecido mi abuelo en una visita que hizo el Sr, Edelberto Torres Espinosa a la Argentina como tantos otros países donde había vivido el poeta Rubén Darío autor de la Dramática Vida de Rubén Darío la menciona en la introducción de su libro: ‘Subrayamos con placer y agradecimiento el nombre de doña Eloísa Darío de Schleh, hija de Rubén Darío Contreras , por la buena voluntad de su acogida y el obsequio de varios libros de su padre, ella es una artista.’
Martín recuerda que “una amiga mía en Estados Unidos me comentó que su madre había estudiado escultura en Argentina y que siempre recordaba cómo la marcó en su carrera una docente que tuvo y resultó ser que era Chiquita mi tía que chico que es el mundo. (…). Podría definir a mi madrina como una mujer comprometida con su vocación de docente de libertad de pensamiento, de muy bajo perfil y compañera incondicional y enamorada de Eduardo mi tío, estas características de su personalidad las trasmitió siempre a sus tres hijos, más que mis primos siempre fueron mis hermanos, nos criamos juntos por la cercanía de la amistad entre ambas hermanas”.
Katz afirma: “tenía una llegada a los niños y los adultos contando historias y recitando poesías, recuerdo entre tantos Los Motivos del Lobo, La Cabeza del Rabí o Margarita esta linda la mar. Se hacía un silencio y brotaba la magia de los versos de su abuelo. Hoy 7 de junio cumplirías 100 años y me trae a la memoria en algún momento del día llegar para abrazarte fuerte y besarte la punta de la nariz como siempre y decirte la felicito por su nariz. ‘Luego el rito de cumpleaños de los Schleh’ cuando nos reuníamos, sentada dentro de la cama o sentados a la mesa para celebrar y ver llegar a tus hijos y a mi tío Eduardo con una bandeja llena de regalos cubiertos con un pañuelo de seda. Cantar el feliz cumpleaños a viva voz y luego “voila” adiós pañuelo y la gran apertura de los presentes. Feliz cumpleaños y gracias por haberte conocido y todo lo que me enseñaste con tu ejemplo de vida”.