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La Organización Internacional del Trabajo advirtió este miércoles que casi la mitad de la población activa mundial, unos 1600 millones de trabajadores que laboran en el sector informal, están en riesgo de perder sus medios de subsistencia debido al constante descenso del número de horas trabajadas a causa del brote del COVID-19.
La Organización llegó a esta conclusión tras corregir a la baja su previsión del descenso en el número de horas trabajadas durante el segundo trimestre del año. Esta nueva cifra superaría con creces a la estimada anteriormente.
Así, la tercera edición del “Observatorio de la OIT: El COVID-19 y el mundo del trabajo” prevé que la pérdida de horas trabajadas durante el segundo trimestre de 2020, en comparación al último del año pasado, sea del 10,5%, o el equivalente a unos 305 millones de empleos a tiempo completo.
La estimación previa pronosticaba un descenso del 6,7%, o el equivalente a 195 millones de empleados a tiempo completo. El cambio en las previsiones se debe a la prolongación y la ampliación de las medidas de confinamiento.
La crisis afecta a todas las regiones
El estudio de la OIT destaca que la región del mundo que perdería más de horas de trabajo durante el segundo trimestre serían las Américas con un 12,4%, seguida de cerca por Europa y Asia Central con un 11,8%, y el resto de las regiones superarían el 9,5%.
La economía informal es la gran perjudicada…
Pero si hay algún grupo al que la crisis económica provocada por la COVID-19 ha afectado de un modo contundente es el de los 1600 millones de personas que trabajan en el sector informal, casi la mitad de la fuerza de trabajo mundial que asciende a 3300 millones de individuos, sobre un total de 2000 millones a nivel global.
“A nivel mundial, el primer mes de la crisis se habría cobrado un 60% de los ingresos de los trabajadores informales. Esto equivale a una caída del 81% en África y las Américas, del 21,6% en Asia y el Pacífico, y del 70% en Europa y Asia Central”.
…pero las empresas también están en caída libre
Pese a que durante los últimos quince días ha disminuido del 81 al 68% el porcentaje de trabajadores obligados o recomendados a detener su actividad, liderados fundamentalmente por el aumento de actividad en China, más de 436 millones de empresas de todo el mundo se enfrentan a graves riesgos por la interrupción de sus actividades.
La mayoría pertenecen a los sectores económicos más afectados por la enfermedad. Así, unos 232 millones, pertenecen al comercio mayorista y minorista, 111 millones a las manufacturas, 51 millones proporcionan servicios de alojamiento y alimentación, y otros 42 millones se dedican al sector inmobiliario u otras actividades comerciales.
Se necesitan medidas políticas urgentes para los más vulnerables
El informe insta “a adoptar medidas urgentes, específicas y flexibles” para ayudar a los trabajadores y a las empresas, especialmente las más pequeñas, los trabajadores y trabajadoras que se desempeñan en la economía informal y las demás personas que se encuentren en situación de vulnerabilidad.
Las medidas para reactivar la economía han de consistir en un alto nivel de creación de empleo que deben contar con el apoyo de políticas e instituciones laborales más robustas, y por sistemas de protección social más amplios y que cuenten con más recursos.
Al mismo tiempo, se necesitará “la coordinación internacional de paquetes de medidas de estímulo y de alivio de la deuda”.
Como menciona el director general de la Organización Internacional del Trabajo, Guy Ryder, la evolución en paralelo de la pandemia y la crisis de empleo provoca que sea más urgente la necesidad de proteger a las capas de población más vulnerables.
“Para millones de trabajadores, la ausencia de ingresos equivale a falta de alimentos, de seguridad y de futuro. Millones de empresas en el mundo están al borde del colapso. Carecen de ahorros y de acceso al crédito. Estos son los verdaderos rostros del mundo del trabajo. Si no se les ayuda ahora, sencillamente perecerán”, sentenció Ryder.