Por Mino D’Blanc
Este jueves 28 de noviembre la industria del espectáculo, en especial la del cine y no solamente en México, sino a nivel mundial, se enlutó al haber trascendido a la eternidad “La Gran Diva”, doña Silvia Pinal.
Ella es una de las pocas figuras que aún vivían de la gloriosa época del Cine de Oro Mexicano y quien trabajó con las grandes estrellas del mismo. A partir de hoy su legado se ha convertido en leyenda eterna.
Pero también no podemos dejar de hablar de su incansable trabajo en la televisión mexicana, en la radio y en el teatro en todos los géneros. En relación a su labor en la pantalla chica, su programa unitario “Mujer… Casos de la Vida Real”, que ella mismo condujo y produjo, marcó un antes y un después en los programas de gran contenido social y de valores, además de que le dio trabajo a infinidad de actrices, actores y escritores. En el quehacer escénico fue una de las grandes actrices y productoras del teatro musical.
En el terreno de la política, fue esposa de Tulio Hernández, quien fue gobernador de Tlaxcala, por lo que ella fue la primera dama de dicho estado, además de que fue diputada del Distrito Federal -hoy Ciudad de México- y fue presidenta de la Asociación Nacional de Actores.
El primer actor mexicano Miguel Pizarro, quien trabajó con doña Silvia Pinal en más de diez capítulos de “Mujer… Casos de la vida real” así como en teatro y en la bioserie “Silvia Pinal frente a ti” personificó al detective, comentó en exclusiva lo que representó ella para él y sobre su fallecimiento:
“Duele y duele mucho, porque esta mujer siempre fue muy linda, de verdad, extraordinaria conmigo. Coincidencias, bueno, hicimos la obra de “Los cuervos están de luto”, donde yo fui el hijo predilecto del papá, era el más pequeño; mi mamá era Silvia Pinal y era medio arpía su personaje. Fue un privilegio, ahí estaban puros maravillosos actores. De hecho, fue una producción de ella cuando se hicieron videoteatros. Silvia Pinal también llamó al teléfono de mi tía en Córdoba (Veracruz) y de pronto fue impresionante escuchar su voz allá. Fue para unos capítulos muy especiales de “Mujer… Casos de la vida real”; muy especiales, muy especial ese trabajo, y divino. Dejó huella. Había una cosa muy bonita, que cuando de repente me veía que yo iba hacia los foros y ella iba hacia el estacionamiento, sin ningún miramiento me agarraba del brazo y me hacía que la acompañara hasta el coche e íbamos platicando ahí y con muchísimo cariño y no hablemos de la importancia que ella tiene, porque ya se sabe. Fue musa hasta de Buñuel. Le financió, le consiguió dinero para que pudiera hacer varias películas él. Una institución, una mujer que trabajó muchísimo, hermosa, muy inteligente; demostró cuando no era una moda, que una mujer puede ser independiente y puede ser empresaria, que incluso puede opacar a cualquier hombre. Yo la adoraré siempre”.
Otra anécdota: hubo los Premios Bravo que ella los instauró y las ternas eran francamente muy importantes. A mí me tocó estar en una terna y estaba nada más y nada menos que mi maestro junto conmigo en la terna, pero un maestro de qué dimensiones les voy a decir: el maestro que estaba conmigo en esa terna es un maestro que incluso es teórico y tiene varios libros que dejó escritos; gran persona, fue mi maestro en el CEA (Centro de Educación Artística de Televisa) y es Juan Felipe Preciado. Entonces fui y no me la esperaba de que de pronto que me lo gané yo; en el festejo que hubo se me acercó Silvia Pinal y yo no sabía francamente que ella era la que movía todo eso, y me dijo “¿estás contento?” y yo le dije “sí, mucho, muchas gracias”.
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