EL HERALDO DE MÉXICO
Este impresionante fenómeno natural tuvo lugar en algunos estados del país, dejando maravillados a miles de personas que no dudaron en fotografiar la escena
Mirar al cielo es un hábito que pocas personas tienen, pero después de lo que sucedió esta semana en el norte de México resulta urgente hacerlo para evitar perderse la majestuosidad que muchas veces nos regala el firmamento. Y es que un raro y espectacular fenómeno natural sorprendió a las y los residentes de varias regiones de México: las auroras boreales. Este fenómeno que normalmente se limita a las zonas polares de la Tierra, se hicieron visibles en lugares tan al sur como Chihuahua, Coahuila, Durango, Nuevo León, Sonora, Zacatecas y Tamaulipas.
El inusual y hermoso evento fue el resultado de una intensa tormenta solar, una de las más poderosas registradas en los últimos años; por ello que el martes pasado, el cielo nocturno de estas regiones mexicanas se iluminó con vibrantes colores verdes, rosas y púrpuras, lo que generó una oleada de asombro entre las y los habitantes.
Las auroras boreales, que suelen ocurrir en latitudes más altas como Alaska, Canadá y Escandinavia, son producto de la interacción entre las partículas cargadas provenientes del Sol y el campo magnético de la Tierra por lo que ver auroras boreales en México es un fenómeno extremadamente raro, ya que generalmente solo son visibles cerca de los polos, pues el campo magnético terrestre desvía las partículas cargadas hacia las regiones más septentrionales y meridionales del planeta. Sin embargo, cuando una tormenta solar es lo suficientemente intensa, puede provocar que estas luces se extiendan a latitudes más bajas.
De esta forma, este espectáculo natural no solo fue un deleite para los ciudadanos que lograron presenciarlo, sino también para astrónomos y científicos. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y otras instituciones como el Centro Nacional de Predicción de Tormentas Espaciales de EE.UU., monitorean constantemente la actividad solar y sus efectos en la Tierra, confirmando que la tormenta solar que impactó a la Tierra fue una de las más intensas en los últimos años, lo que explica la aparición de auroras en regiones tan al sur.
No pasó mucho tiempo antes de que los usuarios de redes sociales comenzaran a compartir sus experiencias y fotos del sorprendente espectáculo celeste. El hashtag #AurorasBoreales se convirtió en tendencia en cuestión de horas, y miles de imágenes y videos inundaron plataformas como Twitter, Instagram y Facebook. Algunos de los mejores momentos fueron capturados por aficionados a la astronomía y observadores casuales por igual, quienes expresaron su asombro ante la belleza de las auroras.
Incluso cuentas oficiales, como la de Webcams de México, famosa por transmitir en vivo diversos paisajes y fenómenos naturales del país, compartieron tomas en tiempo real de las auroras, lo que permitió que personas de todo el país pudieran observar el fenómeno. La UNAM también se sumó a la conversación, publicando información científica sobre las auroras y la tormenta solar, lo que ayudó a que más personas comprendieran el origen de este extraordinario evento.
En años recientes, la actividad solar ha aumentado de manera significativa debido al ciclo solar 25, que alcanzará su punto máximo alrededor del año 2025. Durante este ciclo, se espera que la cantidad de tormentas solares y fenómenos relacionados, como las auroras, aumente, aunque los eventos tan intensos como el registrado esta semana seguirán siendo poco comunes en latitudes bajas.
Por otra parte, una tormenta solar es el resultado de una explosión en la superficie del Sol, también conocida como eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés). Estas explosiones liberan grandes cantidades de partículas cargadas y radiación electromagnética hacia el espacio. Cuando estas partículas alcanzan la Tierra, pueden interactuar con el campo magnético y la atmósfera superior del planeta, generando fenómenos como las auroras boreales.
De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), las tormentas solares pueden clasificarse en diferentes niveles de intensidad, desde G1 (menor) hasta G5 (extrema). En este caso, la tormenta que impactó la Tierra fue clasificada como G4, lo que significa que fue lo suficientemente fuerte como para provocar efectos visibles en latitudes más bajas, como sucedió en México.
Si bien es poco probable que este espectáculo se repita en el corto plazo, el creciente interés por la astronomía y los fenómenos naturales ha quedado demostrado por la gran cantidad de personas que compartieron sus experiencias en redes sociales. Sin duda, este evento ha recordado a muchos la impresionante conexión que existe entre nuestro planeta y las fuerzas cósmicas que lo rodean.
¿Qué es una aurora boreal?
Una aurora boreal es un fenómeno natural luminoso que ocurre en el cielo nocturno, caracterizado por la aparición de luces brillantes y cambiantes en tonos de verde, rosa, rojo, violeta y ocasionalmente azul. Estas luces son más comunes en las regiones polares del hemisferio norte (aurora boreal) y del hemisferio sur (aurora austral) y es visible en áreas cercanas al círculo polar ártico, como Noruega, Suecia, Finlandia, Alaska y Canadá; pero en esta ocasión el norte de México pudo ser testigo del hermoso fenómeno.
¿Por qué se producen las auroras boreales?
Las auroras boreales se generan por la interacción de partículas cargadas del viento solar con el campo magnético de la Tierra y los gases en la atmósfera superior, el proceso por el cual se forman es:
- Emisión de partículas solares: el Sol constantemente emite partículas cargadas en forma de viento solar. Durante eventos como las eyecciones de masa coronal (CME), que son explosiones en la superficie solar, el Sol expulsa grandes cantidades de partículas altamente energéticas, compuestas principalmente de protones y electrones, hacia el espacio.
- Interacción con el campo magnético terrestre: cuando estas partículas cargadas alcanzan la Tierra, son desviadas por el campo magnético del planeta hacia los polos, debido a la forma en que este campo se distribuye alrededor de la Tierra. Esta desviación ocurre porque las partículas solares son atraídas por las líneas del campo magnético, que están más concentradas en las regiones polares.
- Colisión con la atmósfera: a medida que las partículas solares viajan a gran velocidad por el campo magnético terrestre, finalmente colisionan con los gases que componen la atmósfera, principalmente oxígeno y nitrógeno, a altitudes que oscilan entre 80 y 640 kilómetros.
- Emisión de luz: durante estas colisiones, los átomos y moléculas de oxígeno y nitrógeno se excitan al recibir energía de las partículas solares, cuando estos átomos y moléculas regresan a su estado de energía original, liberan la energía en forma de luz, lo que da lugar a las auroras. El color de la aurora depende del tipo de gas y de la altitud en la que ocurre la colisión:
- Verde: es el color más común y se produce cuando las partículas solares chocan con átomos de oxígeno a una altitud de aproximadamente 100 km.
- Rojo: ocurre en altitudes más altas, alrededor de 300 km, debido también a colisiones con oxígeno.
- Rosa y púrpura: se producen en altitudes más bajas, donde predominan las interacciones con el nitrógeno.
Factores que influyen en la aparición de auroras
Las auroras boreales no ocurren de manera constante ni en todas las latitudes, sino que dependen de varios factores:
Ciclo solar: el Sol tiene ciclos de aproximadamente 11 años, conocidos como ciclos solares. Durante los periodos de mayor actividad solar, conocidos como máximo solar, ocurren más eyecciones de masa coronal y tormentas solares, lo que aumenta la probabilidad de que se formen auroras.
Intensidad del viento solar: cuando una tormenta solar es particularmente fuerte, puede empujar el campo magnético terrestre, expandiendo la zona en la que las auroras pueden ser visibles. En eventos muy intensos, las auroras pueden llegar a latitudes mucho más bajas, como se ha observado en algunos lugares inusuales, como en Estados Unidos o incluso México.
Aunque las auroras boreales son inofensivas y estéticamente fascinantes, las tormentas solares que las provocan pueden tener efectos adversos en la infraestructura tecnológica de la Tierra. Según informes de la Agencia Espacial Europea (ESA), las tormentas solares intensas pueden causar perturbaciones en los sistemas de telecomunicaciones, navegación por GPS y redes eléctricas. En 1989, una tormenta solar de magnitud similar causó un apagón masivo en Quebec, Canadá, dejando a millones de personas sin electricidad durante varias horas
En el caso de la tormenta solar de esta semana, no se han reportado apagones significativos o problemas mayores en las telecomunicaciones, aunque algunos usuarios en redes sociales mencionaron breves interrupciones en los servicios de GPS y telefonía móvil. Sin embargo, los expertos advierten que, a medida que nos acercamos al pico del ciclo solar 25, la probabilidad de tormentas solares más intensas y potencialmente dañinas podría aumentar.
La comunidad científica mundial está cada vez más alerta ante los posibles efectos de las tormentas solares y organismos como la NOAA y la NASA utilizan satélites especializados para monitorear el Sol en tiempo real, lo que les permite predecir con cierta antelación cuándo una eyección de masa coronal podría impactar la Tierra. Estos sistemas de monitoreo permiten emitir alertas tempranas para que las compañías eléctricas, aerolíneas y otras industrias que dependen de tecnologías sensibles puedan tomar medidas preventivas.
Por su parte, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) también está involucrado en el monitoreo de la actividad solar. Tras el fenómeno de esta semana, el SMN emitió comunicados informando sobre la magnitud de la tormenta solar y las regiones donde era posible observar auroras. Los meteorólogos espaciales, como se les llama a los científicos especializados en este campo, seguirán de cerca el comportamiento del ciclo solar en los próximos años.
Es así como el avistamiento de auroras boreales en México será recordado como un evento excepcional en la historia reciente del país. Este fenómeno, resultado de una de las tormentas solares más intensas de los últimos tiempos, no solo dejó una huella imborrable en quienes tuvieron la suerte de presenciarlo, sino que también puso de relieve la importancia de la ciencia espacial y el monitoreo constante de la actividad solar.
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