Maricela Allende
El 2 de octubre de 1968, un trágico episodio marcó la historia contemporánea de México: la matanza estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas. Este evento, que dejó un saldo estimado de más de 300 muertos, se produjo en el contexto de un creciente movimiento estudiantil que emergió como respuesta a las violencias e injusticias sufridas por los estudiantes a manos de las fuerzas militares y policiales en las instituciones educativas.
Los hechos que desataron esta convulsión social comenzaron el 23 de julio de 1968, cuando una riña entre alumnos de la Escuela Vocacional 5 y la Escuela Preparatoria particular Isaac Ochoterena dio lugar a una intervención desmedida de las autoridades. A partir de ahí, los estudiantes, respaldados por profesores, trabajadores, amas de casa e intelectuales, empezaron a exigir el respeto a sus derechos y se movilizaron contra el autoritarismo del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970).
El mitin del 2 de octubre reunió entre cinco mil y diez mil personas, quienes se unieron en una manifestación pacífica. Sin embargo, la atmósfera se tornó tensa debido a la creciente presencia de fuerzas de seguridad, que habían cercado la plaza horas antes, argumentando la necesidad de prevenir disturbios. A las cinco de la tarde, el evento comenzó, pero la incertidumbre se apoderó de los asistentes con la llegada de hombres armados de civil con un guante o pañuelo blanco.
Aproximadamente a las seis de la tarde, la situación se tornó dramática cuando un helicóptero sobrevoló la zona y emitió luces de bengala, seguido de una ráfaga de disparos que inundó la plaza. El tiroteo se prolongó por cerca de una hora, atrapando a miles de manifestantes en un fuego cruzado y desatando el pánico.
Este oscuro episodio, conocido como la “matanza de Tlatelolco”, ha quedado grabado en la memoria nacional, simbolizando la lucha por la justicia y los derechos humanos en México. Años después, el entonces presidente Díaz Ordaz reconoció un saldo de cuarenta muertos, cifra que contrasta con la realidad de lo ocurrido. Además, alrededor de dos mil asistentes fueron detenidos, muchos de ellos golpeados y trasladados al Campo Militar Número 1.
A 56 años de estos acontecimientos, el legado del movimiento estudiantil sigue presente en la lucha social contemporánea. Diversas generaciones continúan marchando cada año para conmemorar a las víctimas y recordar la importancia de la memoria colectiva en la defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión en México.
Estas notas te pueden interesar
-
Los pacientes latinoamericanos deben esperar en promedio 4.7 años para acceder a tratamientos innovadores o de última generación
-
Debemos devolver al maestro el poder disciplinario para combatir el bullying: Carbajal
-
Presenta gobierno estatal Sistema de Información y Estadística sobre Pueblos y Comunidades Indígenas
-
La importancia de la salud mental en personas amputadas
-
Inaugura Sergio Salomón rehabilitación del Complejo Museístico “La Constancia”