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Un insecto de 1 milímetro, sin ojos y con seis patas, vive dentro de una única cueva en el interior del estado brasileño de Pará. Los investigadores se están movilizando para preservar el Troglobius brasiliensis, en peligro crítico de extinción y que aún no tiene nombre popular.
La acción de mantener el insecto – único registrado en el mundo e inofensivo al ser humano – en una roca de la Cueva de Limoeiro en el municipio de Medicilândia va más allá de aquellas paredes y tiene el potencial de sensibilizar a las comunidades sobre el respeto al medio ambiente. Durante las expediciones, los científicos pasaron horas agachados en busca del animal. La cueva tiene 1,5 mil metros de longitud.
“El animal existe, tiene derecho a seguir existiendo y está estrechamente asociado al proceso de ciclado de nutrientes en el suelo de la cueva”, afirma el profesor Douglas Zeppelini, de la Universidad del Estado de Paraíba (UEPB). Zeppelini explica que el insecto, registrado por primera vez hace 25 años, se alimenta de detritos y transforma la materia orgánica en descomposición, manteniendo el ciclo natural de la riqueza del suelo.
El trabajo de preservación del Troglobius brasiliensis forma parte del Plan de Acción Territorial para la Conservación de Especies Amenazadas en el Territorio Xingu (PAT Xingu), con el trabajo de investigadores del proyecto Pro-Especies: Todos Contra la Extinción.
La acción está coordinada por el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático (MMA) y pretende generar iniciativas para reducir las amenazas y mejorar el estado de conservación de al menos 290 especies categorizadas como En Peligro Crítico.
“Con las últimas expediciones hemos podido recoger nuevos datos sobre esta especie y hemos observado que el animal forma parte de una cadena trófica de organismos. Todos los individuos de la especie entera habitan una localidad en un solo punto.”
Según los investigadores, la cueva está bien conservada y cuenta con la comprensión de los propietarios de la finca. “Nos sentimos muy privilegiados con estos descubrimientos, ya que la finca está bien conservada”, afirma Rosane Gotardo, quien espera que la población local se informe mejor sobre la noticia y que haya más recursos para proteger el lugar.
Políticas públicas
El profesor Douglas Zeppelini cree que sería necesario crear allí una unidad de conservación, teniendo en cuenta también que los terratenientes colaboran para preservar la región. “Recogimos el material de investigación en tres expediciones para llevar a cabo el estudio”. El investigador aboga por políticas públicas para preservar los animales en peligro de extinción.
Recuerda que, además del Troglobius brasiliensis, los investigadores encontraron un pseudoescorpión depredador. Según él, esto demuestra que el ecosistema de la cueva funciona perfectamente. “Hay dos especies que ocupan niveles diferentes en la cadena alimentaria.”
Sensibilización
La coordinadora del PAT Xingu, Nívia Pereira, también defiende que es necesario garantizar la visibilidad para cambiar la realidad de las especies amenazadas, lo que incluye llevar las historias a diferentes públicos. “Concienciar o sensibilizar a la comunidad es uno de los objetivos. Nos dimos cuenta de que la cueva de Limoeiro, de todas las que visitamos, es la que tiene el entorno mejor conservado. Hay fauna que entra y sale de la cueva.”
Nívia explica también que el PAT Xingu tiene un contexto de dificultades, como la incidencia de la deforestación, los avances agrarios y la minería en las zonas estudiadas. “El plan incluye la preservación de ocho especies y ya tenemos resultados muy interesantes.” Además de las expediciones, los investigadores dan prioridad a la educación medioambiental: imparten a los niños lecciones prácticas sobre medio ambiente, salud y educación, por ejemplo.
La bióloga Tayane Accordi, de la Secretaría de Medio Ambiente de Medicilândia, sostiene que la asociación con el PAT Xingu es importante para que la ciudad ayude a promover las especies, con énfasis en el Troglobius, que es la más sensible. La concienciación sobre la novedad se trabaja en las escuelas. “Promovemos campañas de educación ambiental en las escuelas y pronto pondremos en práctica algunos de los objetivos del plan.”
Potencial de las cuevas
Para el analista medioambiental Daniel Mendonça, del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMbio), que trabaja en la investigación y conservación de cuevas, podría haber interés turístico en regiones como ésta.
La lógica es simple: al garantizar la visibilidad de los animales, mayor será el interés por la conservación. “Más cuevas podrían tener planes de turismo sostenible”. Las instalaciones tienen costes, como escaleras, rampas y otras estructuras, que pueden ser planificadas.
Mendonça explica que la Constitución Federal considera las cuevas propiedad federal y que hay que darles la máxima protección. Para él, hay un mundo de descubrimientos en las estructuras naturales de fauna y flora. En la actualidad, Brasil cuenta con aproximadamente 23,5 mil cuevas registradas y conocidas. Se calcula que hay más de 150 mil.
“Cuanto más las cartografiemos, mayor será también la posibilidad de protegerlas. De hecho, es desaconsejable entrar solo en una cueva que no se conoce. Siempre es un entorno de riesgo”, advierte.
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