MILENIO
Cuando una poderosa explosión sacudió la ciudad rusa de Belgorod cerca de la frontera con Ucrania, los habitantes pensaron que se trataba de un ataque ucraniano.
Sin embargo, las fuerzas armadas rusas reconocieron rápidamente que uno de sus aviones militares había dejado caer una bomba en forma accidental.
Belgorod, de 340.000 habitantes, a unos 40 kilómetros al este de la frontera, ha enfrentado ataques regulares con drones que las autoridades rusas atribuyen al ejército ucraniano, pero la explosión del jueves en la noche fue mucho más poderosa que lo escuchado antes por la población.
Testigos dijeron que un silbido bajo antecedió a una explosión que sacudió edificios de apartamentos cercanos y causó que un vehículo fuera a dar a la azotea de una tienda.
La bomba dejó un cráter de 20 metros (66 pies) de diámetro a la mitad de una avenida arbolada flanqueada por edificios habitacionales, les rompió las ventanas, dañó varios vehículos e hirió a dos residentes. Una tercera persona fue hospitalizada después con hipertensión.
Inmediatamente después de la explosión, comentaristas y blogueros militares rusos armaron un alboroto con teorías sobre el arma que Ucrania habría utilizado en el supuesto ataque. Muchos exigieron una fuerte represalia.
Sin embargo, una hora después, el Ministerio de Defensa de Rusia reconoció que la explosión fue causada por un arma que uno de sus bombarderos Su-34 dejó caer por accidente.
El ministerio no abundó en detalles pero expertos militares señalaron que el arma posiblemente era una poderosa bomba de 500 kilogramos (1.100 libras).
Durante la explosión del jueves, el arma al parecer fue calibrada para que estallara con un pequeño retardo después del impacto. La bomba estaba destinada a atacar instalaciones subterráneas.
El gobernador de Belgorod, Vyacheslav Gladkov, dijo que las autoridades locales dicidieron reubicar temporalmente a los habitantes de un edificio de apartamentos de nueve niveles cerca de donde sucedió la explosión mientras lo revisaban para garantizar que no tuviera daño estructural irreparable.
La explosión en Belgorod siguió a la caída de un avión de guerra ruso cerca de un edificio residencial en la ciudad portuaria de Yeysk, en el mar de Azov, donde causó 15 muertos.
Yeysk tiene una enorme base aérea rusa y sus aviones de combate efectúan misiones en Ucrania.
Expertos militares señalan que a medida que el número de vuelos militares rusos han aumentado durante la lucha también se han incrementado los desplomes y otros accidentes.
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