Por Hugo J. Vélez Astacio
- Al amigo Juan Velásquez Molieri
- Ilustre ciudadano chinandegano
Como en el mes de Septiembre escribiremos sobre la Independencia, en la que se ha vuelto una tradición nicaragüense al tenerse en cuenta que Septiembre es el mes de la Patria, dada la celebración de un aniversario más; de la Independencia Colonial según Acta del 15 de Septiembre de 1821, e igualmente de la victoria por la batalla en la Hacienda San Jacinto, el 14 de Septiembre de 1856. Dos fechas relacionadas con la independencia de la Nación, dándole más énfasis a lo de la batalla, por haber marcado un cambio fundamental en la actitud de los nicas en contra de los filibusteros encabezados por William Walker, quien se había tomado el mandado, en la disputa de la guerra incivil que mantenían los democráticos y los legitimistas, con viles pretensiones de tomarse y dominar Nicaragua a fines de incorporarla a la política e ideología esclavista de los Estados federales del Sur de los Estados Unidos.
Una idiosincrasia de los nicaragüenses es además de ser hospitalarios, recibiendo con afecto y esmero a sus visitantes extranjeros, brindando una atención tan especial que linda hasta con lo familiar, es ser además un pueblo muy agradecido, en esta oportunidad a pesar que es Agosto, he querido hoy rendir tributo al hermano pueblo costarricense que luchó, combatió y muchos murieron por nosotros y por nuestra libertad, en especial a su Héroe Nacional Juan Santamaría, conocido popularmente como el “Erizo”, que está ligado a nuestro Héroe Nacional sin fusil, como lo es el Poeta Rubén Darío. ¡Veamos!
Contexto histórico. Acción.
El contexto nacional nicaragüense, desde 1854 se mantenía una guerra civil entre facciones nicaragüenses de legitimistas y democráticos, alterada a otro orden ante la intromisión del filibustero de William Walker, que desde su llegada al país, había manifestado tenebrosas intensiones esclavistas, poniendo en peligro no solamente la soberanía y la autonomía de Nicaragua, sino la de los otros países centroamericanos, hizo que los costarricenses al frente su presidente Juan Rafael Mora, fueran los primeros en expresar su preocupación por la seguridad de su país, que se vislumbraba por el grave peligro que implicaba el proyecto de Walker, por lo que llamó a su pueblo a tomar las armas, declarándole la guerra al filibustero.
Partiendo hacia Nicaragua para enfrentarlo, por lo que el 1º de Marzo de 1856 el Presidente Juan Rafael Mora lanzó una memorable proclama que cabe tenerla presente siempre, para dar inicio a la campaña militar, que decía entre otros: “Compatriotas: ¡A las armas! Ha llegado el momento que os anuncie. Marchemos a Nicaragua a destruir esa falange impía que la ha reducido a la más oprobiosa esclavitud. Marchemos a combatir por la libertad de nuestros hermanos… vamos a decirles: hermanos de Nicaragua, levantaos; aniquilad a vuestros opresores. Aquí venimos a pelear a vuestro lado por vuestra libertad, por vuestra patria… Nuestra causa es santa: el triunfo es seguro”. El “Erizo” Juan Santamaría como “tambor” de una de las columnas originarias del cuartel de Alajuela, era parte del ejército costarricense, ingresando el ejército costarricense a territorio nicaragüense el 29 de marzo, en la que previo al llegar a Sapoá, realizo otra proclama en la que instaba al pueblo nicaragüense a defender su libertad: “Nicaragüenses desde el seno de nuestras pacíficas montañas he oído vuestros congojosos lamentos…Habéis llamado a vuestros hermanos. Vuestros hermanos todos rodean vuestras fronteras y avanzan para libertaros de esa Falange traidora”.
Llegando a la ciudad de Rivas el 8 de abril, donde se instalaron. Mientras Walker por su lado, se preparaba para irlos a combatir partiendo de la ciudad de Granada, llegando al este de Rivas el 10 de abril, y en la madrugada del 11 de abril entraron a la ciudad de Rivas iniciándose una fiera y cruenta batalla que duro muchas horas, hasta lograr que los filibusteros se resguardaran en el Mesón de Guerra. Determinándose ser fundamental quemar el mesón, que después de varios intentos fallidos en la que murieron Pacheco y otro de apellido Rosales, el General Mora solicitó un voluntario lo suficiente valiente, saliendo al frente el humilde campesino Juan Santamaría solicitando únicamente la condición que si moría alguien cuidase de su madre; logrando quemar el Mesón a pesar de no sobrevivir a las heridas recibidas, pero sí hacer que las fuerzas filibusteras, salieran huyendo de forma desordenada de la ciudad de Rivas.
La historia reconoce que esa acción hizo ganar esa batalla de Rivas el 11 de Abril de 1856, fundamental para asegurar la victoria total sobre las fuerzas de Walker. Juan Santamaría es eslabón de solidaridad, de fraternidad.
Darío y Santamaría.
Rubén Darío si bien había nacido el 18 de Enero de 1867, o sea 11 años después de la batalla en que el joven y humilde Juan Santamaría en acción heroica se revistiera de gloria al dar su vida por la libertad de nuestro y su país; su relación se inicia al ser el Joven Darío, yerno de Don Álvaro Contreras, dado que se casó con su hija la costarricense Rafaelita Contreras el 21 de Junio de 1890 en El Salvador, y ser Don Álvaro autor de un escrito editorial publicado en el Diario de Costa Rica, en marzo de 1885, argumentaciones y deseos con que se inicia y motiva toda una campaña, que a Juan Santamaría se le tome en cuenta y se le dé el debido reconocimiento como una figura relevante como Héroe Nacional –asunto del conocimiento del Poeta–; proceso lento pero activo en pro de su revalorización, que hace que culmine y tenga su momento álgido cuando se inaugura el bello y grandioso monumento en bronce en la que se le inmortaliza ante la historia.
El monumento había sido elaborado por el brillante escultor francés Aristide Croisy: monumento que se había acordado formal y legalmente erigirlo el 8 de junio de 1887, por el entonces Presidente Bernardo Soto Alfaro, mediante Decreto No. 102, en el parque central de la ciudad de Alajuela el 15 de Septiembre de 1891. Evento de carácter nacional multitudinariamente asistido, entre los que se encontraba nuestro Poeta Rubén Darío, al estar residiendo en Costa Rica desde Agosto de ese mismo año, participando al entonar un bello y épico himno en prosa, titulado: “Bronce al soldado Juan”, que es toda una oda olímpica haciendo para la posteridad y siempre, el tamborcito del “Erizo” Juan Santamaría, complementada con otros escritos del Poeta, alusivos a asuntos patrióticos, a nivel de crónicas, en alusión a la “Fiesta de la Patria”.
El evento de la inauguración del monumento, el 15 de Septiembre de 1891, fue suntuoso y solemne, en la que dieron los discursos siguientes: El primero fue por el Ministro de Guerra, Don Rafael Iglesias Castro, en que hizo alusión a la voluntariedad y humildad como hijo del pueblo. Héroe con sublimidad en su acción de mártir. El segundo discurso estuvo a cargo de Don Ricardo Jiménez Oreamuno, presidente de la Corte Suprema de Justicia, en la que resalta el heroísmo y patriotismo. Y por último el discurso por Don J. Marcelino Pacheco por la Municipalidad de Alajuela indicando que a pesar no ser un pueblo bélico cuando se requiere accionar por la Patria, se tiene hasta héroes. En sus momentos muy sonados y aplaudidos, más olvidados salvo para los historiadores. Más no el caso de la oda de nuestro Poeta quien en las páginas de La Prensa Libre, en su edición del 23 de Septiembre de 1891, trascribimos la primera y final de dicha oda:
“¡Bronce al soldado Juan! ¡Música e himnos al Mestizo! ¡Pompas y gloria al “gallego”! Costa Rica celebra al pueblo en el soldado, y al heroísmo en el ciudadano humilde, que murió valiente, en trance raro y épico, digno del canto de un Homero indígena, con su antorcha en la mano!…
¡Bronce al soldado Juan! ¡Música e himnos al Mestizo! ¡Gloria al que se sacrificó por la libertad bajo el triunfante pabellón de su tierra! Apoteosis al hombre mínimo, cantado la primera vez por la palabra hímnica y fogosa de Álvaro Contreras, celebrado por los versos de los poetas nacionales, eternizado en el metal de la inmortalidad por el cincel del artífice europeo, y cuyo nombre y recuerdo vivirán por siempre en el corazón de todos los costarricenses”.
5 de Agosto de 2022.
Sobre el autor:
Hugo J. Vélez Astacio. Escritor e Historiador. Originario de Chinandega, Nicaragua. Es Administrador de Empresas. Programa de Alta Gerencia (PAG) en INCAE Alajuela, Costa Rica. Sub Director Gral. Rama Textil Vestuario (DGTT) COIPCO Fundador Empresa Nacional de Puertos (ENAP) Gte. Administrativo. Gerente Gral. Puerto Sandino Gerente Gral. TricoTextil. Gerente Gral. ENABIN Emp. Nac. de Buses Inter Urbanos Gerente Gral. ENABUS Emp. Nac. de Buses Urbanos. Director Gral. de Transporte Terrestre –MTI (DGTT-MTI). Asesor Empresarial Independiente.
Aspecto Literario:
Ex colaborador del Diario La Prensa y El Nuevo Diario. Conferencista en Pro de la cultura e Historia de Nicaragua. Autor de 9 obras de Literatura e Historia. (Gral. Pancho Cabuya; Conociendo a Darío; Historias de nuestra Historia; Rubén Darío Prócer Cultural de la Lengua Hispana; Canal Interoceánico Un sueño hecho pesadilla; Hugo Astacio Cabrera ante la Historia entre otros…
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