Por el Dr. Miguel Beltrán-García
Profesor de la carrera de Ing. en Biotecnología y QFB-BQM, egresado de la UAG
A finales de enero se difundió en redes sociales un artículo publicado con fecha 2 de enero en la British Journal of Haematology, que causó furor en la comunidad científica mundial. En él se presentan las modificaciones clínicas que sufrió un paciente británico de 61 años, quien padecía un linfoma de Hodgkin avanzado (estadio III) de acuerdo con un análisis molecular y de imagen. El linfoma de Hodgkin es una neoplasia que afecta los ganglios linfáticos, asociada con la infección por el virus de Epstein-Barr (EBV). Por otra parte, el paciente presentaba problemas renales, por lo que había recibido tratamiento inmunosupresor por tres años luego a un trasplante renal.
Este paciente contrajo covid-19 causado por el virus SARS-CoV-2 y desarrolló neumonía. Duró once días en el hospital sin tratamiento de corticoesteroides (antiinflamatorios) y se le envió a casa. Cuatro meses después se le evaluó nuevamente en su condición como paciente de cancerología, y fue sorprendente hasta qué punto las imágenes PET había cambiado, así como el análisis de PCR cuantitativa (PCRq), que mostró valores diferentes de la cantidad original de copias de EBV.
En su conclusión, los investigadores proponen como hipótesis que la remisión del linfoma de Hodgkin se debió a la activación del estado inflamatorio causado por el virus (ligado con citocinas y células natural killers), creando una respuesta antitumoral (Challenor y Tucker, 2021, BJH, 192,415).
La infección por SARS-CoV-2 induce un fenómeno llamado “tormenta de citocinas o hiperinflamación”. Las citocinas son factores proinflamatorios, cuyas concentraciones en la sangre se incrementan una vez que la proteína S viral se ha unido al receptor de ACE2. Esta respuesta incontrolada de producción de citocinas suele acompañarse por la activación de células del sistema inmune, incluyendo las células Th17 (o T helper 17) diferenciadas de linfocitos CD4+ mediante el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β). Las células Th17 participan en la defensa contra infecciones microbianas y virales, y algunos investigadores proponen que contribuyen con una inmunidad protectora antitumoral. Sin embargo, también se les ha atribuido la promoción del crecimiento de tumores asociados con la producción de Interleucina 17 (IL-17) e IL-23.
Existen reportes que proponen un efecto antitumoral de las células Th17 en tumores de origen hematológico (Li Jing et al., J. Immunol Res, 9404705, 2016; Song y Yang, Biochem. Biophys Res Comm. 493,2017), por lo que el incremento en los niveles de células Th17 en el covid-19, y su contrastante participación en procesos tumorales, está actualmente sujeto a investigación (Aghbash et al., Intl. Immunopharma-col. 91, 107331, 2021… entre otros).
Esta aparente remisión de un linfoma de Hodgkin inducida por el SARS-CoV-2 es, sin duda, un evento que la comunidad científica y médica debe analizar con profundidad, y abre la posibilidad de tratar tumores y otras enfermedades mediante la inducción de un estado inflamatorio controlado, regulando la expresión de citocinas y factores de diferenciación de los linfocitos, entre otros componentes del sistema inmune. Pero este hecho también nos muestra la respuesta de un organismo inteligente, que busca eliminar sus enfermedades, defendiéndose al máximo, alterando orgánica y molecularmente respuestas aún no totalmente descifradas, incluso con consecuencias fatales en ocasiones (la tormenta de citocinas se asocia con la muerte por covid-19).
Viene a mi cabeza el incremento de temperatura (hipertermia) de hasta 40 °C o más de nuestro cuerpo, que actúa como una barrera de contención contra la exposición a esporas de hongos, virus y otros microbios, o como defensa contra el crecimiento de tumores. Esto significa, quizá, que quizá no debemos perturbar esos estados alterados de nuestro cuerpo, o al menos no siempre. Recientemente comenzó a usarse la hipertermia inducida para matar células tumorales (Li Zihui, et al., Front. Immunol. 10.3389, 2020).
Veamos entonces el efecto en el avance de la ciencia de este reporte en BJH, que se en la actualidad es sujeto de gran discusión entre los investigadores de todas las ramas de la ciencia, principalmente porque involucra la tercera amenaza de pandemia viral del naciente siglo XXI, la más destructiva hasta el momento: el SARS-CoV-2.
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