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En el contexto del Día Mundial de las Abejas, las polinizadoras más importantes del mundo se enfrentan a obstáculos que podrían cambiar nuestra vida en caso de que desaparezcan.
Así como otras muchas especies de insectos, las poblaciones de abejas en el mundo están en declive. La actividad humana y la destrucción de los espacios verdes que necesitan para alimentarse han mermado considerablemente las colonias en diversas partes del planeta, amenazando sustancialmente el futuro de la población global.
Día Mundial de las Abejas: ¿qué está pasando con la especie?
Se tiene registro de aproximadamente 20 mil especies diferentes de abejas en el mundo. Hoy, diversas ramas del conocimiento las reconocen como los polinizadores más importantes. Además de contar con patrones de vuelo y preferencias de flores únicos, muchas de ellas han tenido que adaptarse a los cambios en el ambiente para seguir consiguiendo alimento de éstas.
A pesar de que esta evolución ha sido favorable, no ha sido suficiente. Sin las especies vegetales, sin embargo, existe poco terreno que las sustente en términos alimenticios. De manera inmediata, la polinización de frutas, verduras y árboles que necesitamos para vivir también se ve gravemente afectada.
En la actualidad, el problema principal está en que las colonias de abejas han perdido de manera repentina a la mayor parte de sus miembros adultos. Los insecticidas y herbicidas son, en gran medida, los responsables de esta disminución significativa. Si bien es cierto que terminan con ciertos insectos invasores, también acaban con la vida de otros que poco tienen que ver.
No sólo esto. La crisis climática global y la destrucción de sus hábitats obstaculizan aún más su subsistencia. El problema ha escalado tanto, que algunas de las especies ya están en peligro crítico de extinción. A la par, la agricultura y la industria de alimentos se verá directamente impactada por esta pérdida, ya que dependen de la polinización de las abejas para seguir produciendo comida.
¿Cómo se vería un mundo sin abejas?
En el caso de que todas las abejas del mundo desaparecieran de la faz de la Tierra, los ecosistemas serían los primeros afectados. Plantas, orquídeas y frutos que son polinizados por especies específicas dejarían de crecer, y no podrían reflorecer. Inmediatamente después, la constitución de los hábitats se vería afectada: diversas especies de animales también se verían en peligro crítico de extinción, sin los alimentos de los que dependen naturalmente.
Aunque parezca lo contrario, los humanos nos quedaríamos con muy pocos recursos. Sin menos semillas, el éxito reproductivo de plantas y animales se vería anulado. Nuestras fuentes de comida también se mermarían significativamente. De esta manera, las redes alimentarias del planeta verían cambios dramáticos de los que no podrían recuperarse nunca.
Un ejemplo de ello serían los arándanos y las cerezas, que dependen de las abejas en un 90 % de su polinización. Aunque existen alternativas manuales para remplazar este proceso natural, son increíblemente caras y laboriosas. A pesar de que en Japón, por ejemplo, se han implementado a nivel micro, los costos para plantíos completos todavía resultan prohibitivos. Más allá de la tecnología que pueda desarrollarse en un futuro, las consecuencias medioambientales de la pérdida de las abejas sobrepasan el alcance y la capacidad de subsistencia de nuestra especie.
En la actualidad, las técnicas agrícolas intensivas han orillado a mariposas y abejas por igual a la extinción. En este contexto alarmante, se han planteado alternativas sustentables para mitigar el impacto negativo que han sufrido las abejas como consecuencia de la actividad humana. Sin embargo, la Organización de Naciones Unidas recomienda algunos pilares de acción que pueden llevarse a cabo desde casa.
Para contrarrestar la amenaza de los monocultivos y los pesticidas, éstas son algunas claves fáciles de implementar:
Cultivar miel sin refinar a apicultores locales.
Plantar especies endémicas de tu país en el jardín o en macetas de casa.
Dejar un recipiente de agua para que las abejas puedan hidratarse si pasan por tu propiedad, con algunas piedras o palos para que no se ahoguen.
Procurar el consumo de productos con garantía de sustentabilidad.
Aunque es una realidad que estas acciones por sí solas no cambiarán el panorama actual, educar a las personas en estas prácticas puede sembrar semillas de cambio que se conviertan, con el tiempo, en bosques de consciencia. A pesar de ello, la responsabilidad recae en gran medida en los gobiernos de los países y su voluntad para fomentar métodos más sostenibles y menos invasivos para la ganadería, la agricultura y la industria.
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