México es cada vez más dependiente en alimentos, afirma analista

Hipólito Contreras

La agricultura mexicana en los últimos tiempos se ha visto en aprietos para ofrecer los alimentos suficientes y nutritivos que exige una población en constante crecimiento, a 130 millones de habitantes a los que hay que alimentar tres veces al día con raciones adecuadas a las diferentes edades de los consumidores y con dietas balanceadas en cantidad y calidad. Sin embargo, México depende cada vez más de las importaciones de granos básicos, oleaginosas, carne de diferentes especies, leche, entre otros, afirmó el analista Pascasio Taboada Cortina.

Para mantener una oferta permanente de alimentos, señaló, es necesario que el gobierno de la república considere a los productores del campo como socios corresponsables en la tarea de alimentar a la población en su conjunto. No es una obligación sólo de los agricultores y campesinos trabajar para hacer producir la tierra y que, por añadidura, el fruto de su esfuerzo tenga “un precio de garantía”, impuesto por el propio gobierno, sean víctimas de los ‘coyotes’ e intermediarios a la hora de la comercialización.

El campo mexicano está urgido de programas de apoyo productivo. es imperativo que la productividad sea la principal fuente de ingresos y no buscar de última hora “un precio para no perder” o por debajo del costo de producción. El ingreso debe ser justo y suficiente para recuperar las inversiones de corto y mediano plazo, y obtener una justa utilidad. Y también que cada productor cuente con un seguro, cuyo valor sea compartido con el gobierno para hacer frente a las deudas y a siniestros.

Se requiere que el gobierno canalice inversiones de largo aliento que permitan realmente transformar al sector rural, con una orientación hacia la productividad. Un ejemplo de esta sugerencia es lo que ocurre con el cultivo de maíz en Sinaloa y Oaxaca o Puebla.

En el noroeste los productores de este grano obtienen promedios de 10 o más toneladas por hectárea que, al precio hipotético de 4,600 pesos la tonelada, obtienen un ingreso bruto de 46,000 pesos por unidad de superficie. En cambio, en Oaxaca y Puebla un productor de maíz obtiene en promedio 2.5 toneladas por hectárea en condiciones de temporal. Su ingreso esperado, sin siniestros, alcanzaría 11,500 pesos por hectárea, equivalente a menos de una tercera parte de lo que obtiene un productor sinaloense.

Es cierto que la diferencia aparente está en el uso del riego, y la eventualidad de las lluvias entre Sinaloa y los estados de Oaxaca y Puebla. Qué bueno que los productores sinaloenses fueron apoyados con grandes inversiones fiscales y que obtienen ese ingreso por productividad.

Eso estuvo muy bien, pero consideramos que debería haber mayor impulso de precios diferenciales en las entidades donde las precipitaciones son erráticas, y aumentar de manera conveniente precios para apoyo de los desprotegidos.

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