Cada año en México se desperdician 20 millones de toneladas de alimentos

Hipólito Contreras

Se calcula que cada año en nuestro país el desperdicio de alimentos es de 20 millones de toneladas, equivalente a 25 mil millones de dólares, las pérdidas equivalen al 34.7 por ciento de la producción total, con esta cantidad podrían comer al menos 7.01 millones de mexicanos que padecen hambre, de los 23 millones que sufren esta situación, afirmó el investigador Jorge Arturo Mortón Treviño.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el mundo se pierden 14 por ciento de los alimentos antes de llegar a los anaqueles. Si ampliamos el panorama nos daríamos cuenta de que no sólo se pierde la comida, también los recursos naturales utilizados en su producción y se afecta más al cambio climático.

El hambre golpea a 690 millones de personas en el mundo y se prevé que para 2030 la cifra aumente a 840 millones. El desperdicio de alimentos es mayor en los países del Sur en desarrollo, 20,7 por ciento en Asia meridional y central, 14 por ciento en África subsahariana y 11,6 por ciento en América Latina y el Caribe, a diferencia del 5,8 por ciento en países más desarrollados como Australia y Nueva Zelandia.

De acuerdo con la FAO, hay que entender como desperdicio a la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, proveedores de servicios alimentarios, como los restaurantes, y los consumidores. Los alimentos que no llegan a consumirse implican desperdiciar recursos como la mano de obra, la tierra, el agua, el suelo y las semillas, transporte, almacenaje, y aumentar en vano las emisiones de gases de efecto invernadero.

Las principales pérdidas afectan a raíces, tubérculos y cultivos oleaginosos (25 por ciento), frutas y hortalizas (22), productos cárnicos y de origen animal (12), y también cereales y legumbres (8,6 por ciento).

Hay soluciones que se deben poner en marcha para evitar que el hambre siga siendo de los principales problemas actuales. La FAO propone el uso de tecnologías para la gestión postcosecha, envasado de alimentos más apropiados, hábitos de consumo más adecuados, políticas gubernamentales destinadas a reducir el despilfarro de alimentos, y redistribuir los excedentes inocuos a personas necesitadas a través de bancos de alimentos.

De acuerdo con el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria, el desperdicio de alimentos en México alcanza el 34.7 por ciento de lo que se produce, esto significa el 2.5 por ciento del valor de la producción o del Producto Interno Bruto.

Destacó que en carne de cerdo las pérdidas ascienden a al 40 por ciento, en pescado, 37 por ciento, res, 35 por ciento; pollo, 29 por ciento, y tortilla, 28 por ciento.

El impacto ambiental es de casi 37 toneladas de dióxido de carbono, un costo económico equivalente a 16 millones de vehículos, además del desgaste de agua y suelo. Es un alto costo para todos los sectores: social, económico y ambiental, por lo que se debe establecer una política de Estado, donde la ciudadanía participe para no seguir golpeando la economía y la salud.

Los bancos de alimentos, indicó, ya atienden a una población rural y urbana que apenas pueden adquirir algún producto de la Canasta básica. Actualmente tienen presencia en el Estado de México, Chihuahua y Puebla. Sin embargo, no es suficiente. El gobierno debe tener una participación importante en evitar que se sigan desperdiciando alimentos y los recursos que utilizamos para obtenerlos, a pesar de las leyes existentes que involucran a los hoteles y restaurantes para que recuperen alimentos y se destinen a los más necesitados, se siguen desperdiciando toneladas anualmente y la economía del país se continúa afectando, afirmó.

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