“No buscamos ‘volver a la normalidad’, sino construir en comunidad una nueva era”

Staff/Rosi

Líderes jesuitas de América Latina, Norteamérica y Asia abordaron los retos a los que se enfrentarán las universidades jesuitas en la “nueva normalidad” como el cambio climático, la desigualdad, la brecha digital y la formación espiritual del alumnado.
No es coincidencia que la pandemia mundial de Covid-19 comience a mostrar grietas en otros aspectos, además de la severa crisis de salud, que despierten movimientos de justicia social; discusiones de privilegio, clase e inequidad racial, y que se repita, como nunca antes, la urgencia de atender la emergencia climática.

“Pandemia, desigualdad y cambio climático: la contribución de las universidades jesuitas a un nuevo renacimiento” fue el webinar que convocó a líderes internacionales de la Compañía de Jesús a discutir sobre los entretejidos de desigualdad social y el virus, así como de la contribución educativa de la orden religiosa para un nuevo renacimiento en esta llamada nueva normalidad.

Este webinar, llevado a cabo el jueves 13 de agosto, fue auspiciado por el ITESO, Universidad Jesuita de Guadalajara, como el comienzo de una serie de conversaciones de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (Ausjal) que contará con la participación de líderes de todo el mundo.

La actividad fue coorganizada por la Asociación Internacional de Universidades Jesuitas (IAJU, por sus siglas en inglés), la Asociación de Colegios y Universidades Jesuitas (AJCU, por sus siglas en inglés) y la Asociación de Educación Superior Jesuita en el Sur de Asia (JHEASA, por sus siglas en inglés).

Los participantes fueron: Michael Garanzini, SJ, secretario mundial para la educación superior de la Compañía de Jesús y presidente de la AJCU; Joseph Christie, SJ, director de la Escuela de Negocios Xavier, en Jamshedpur, India, y nombrado secretario mundial para la educación superior de la Compañía de Jesús, y Luis Arriaga, SJ, presidente de la Ausjal y rector del ITESO.

“Las personas que viven en los márgenes son quienes más son afectadas por el problema del cambio climático”, declaró Joseph Christie, SJ. “Este es un problema de justicia. Estamos llamados a responder de qué forma imaginamos el futuro de la educación jesuita para enfatizar en los alumnos la preocupación por el bien común”.

Christie destacó la responsabilidad de que las escuelas de negocios eliminen el factor de riqueza acumulada como objetivo y pongan sus esfuerzos en la ética, el sentido de comunidad y la justicia.

Luis Arriaga, SJ, se refirió a la responsabilidad de las universidades que forman parte de la Ausjal, que han puesto de su parte en la defensa de los derechos humanos de quienes padecen el maltrato a la naturaleza, en colaboraciones con la Red Eclesial Panamazónica, el Servicio Jesuita a la Panamazonia y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

“El fortalecimiento se logra con la defensa de los derechos humanos, enriquecida con educación, investigación e involucramiento directo. En la experiencia de la Ausjal, la colaboración siempre es más productiva cuando tenemos puentes entre la red internacional, tal como la Congregación General 36 de la Compañía de Jesús nos invita”, expresó el Rector del ITESO.

Michael Garanzini, SJ, contó que la explosión sucedida en Beirut, Líbano, ocurrida el 5 de agosto, afectó el campus de la Universidad de Saint Joseph. El rector de esta institución solicitó una red de apoyo interinstitucional para proveer de equipo tecnológico y acceso a clases en otros planteles.

“Estas peticiones son realizables: utilizar nuestros cursos en línea nos ha enseñado que la educación puede continuar en tiempos de crisis. Conectar a alumnos y profesores de otras partes del mundo con un acuerdo interjesuita para compartir cursos es una forma concreta de sacarle provecho a esta red universitaria que existe en la Compañía de Jesús”, explicó el Secretario mundial para la educación superior de la Compañía de Jesús.

Abundó que esta situación ofrece la posibilidad de abrir las aulas virtuales a más personas que, de alguna otra forma, no podrían tener acceso a los campus jesuitas, ya sea por distancia o precariedad económica. “La pandemia nos ha mostrado que esto es posible”, apuntó.

Para ello, Christie, SJ, recordó la necesidad de interconectar el mundo. Entre los mil 300 millones de habitantes de India, dos tercios de ellos viven en áreas rurales con poca, mala o nula conectividad.

“Las carencias tecnológicas en estos tiempos de pandemia han vuelto más profunda la injusticia”, afirmó.

La Ausjal trabaja continuamente para eliminar esa brecha tecnológica, en conjunto con la Federación Internacional Fe y Alegría, que es un movimiento internacional de educación popular y promoción social que forma parte del sector destinado a la educación de la Compañía de Jesús en Latinoamérica y el Caribe, y que lleva educación básica a 820 mil estudiantes en situación de pobreza en 17 países de la región.

Este año, la Federación Internacional Fe y Alegría y Ausjal firmaron un convenio con IBM para apoyar el desarrollo de STEM skills (habilidades de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) con estudiantes de 45 escuelas en Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala y Perú.

“Las universidades jesuitas debemos trabajar con organizaciones civiles, gobierno y empresas para hacer la educación más accesible, disponible, aceptable y adaptable a todos”, dijo Arriaga, SJ.

Los líderes jesuitas reflexionaron sobre el rol espiritual en la educación de las instituciones educativas de la Compañía de Jesús.

Garanzini enfatizó la importancia de los Ejercicios espirituales y su contenido para entender el lugar en el mundo que ocupan tanto los jesuitas como quienes pisan sus aulas.

“Entre más insertemos la inspiración ignaciana en nuestros proyectos, más pronto podremos mostrarles la vocación de ser personas para los demás a nuestros estudiantes. Balancear la competencia profesional con conciencia, compasión y compromiso con la justicia”, expresó.

En India, apenas 1.4 por ciento de la población es católica. Por ello, el entendimiento de la espiritualidad, más allá de la religión y sus rituales, es clave para infundir una inspiración ignaciana, según expresó Christie, SJ.

“El objetivo es ser un buen cristiano, un buen musulmán, un buen hindú. Toda religión tiene la idea de preocuparse por el otro. Podemos inspirarnos y nutrirnos de otras religiones y que desarrollen la compasión por otros”, dijo.

Una formación espiritual saludable es la base del compromiso social y del medio ambiente de los jesuitas, remarcó Luis Arriaga, SJ, y las universidades de la Compañía de Jesús se caracterizan por ofrecerla al mundo.

“La formación espiritual nos vuelve creativos a la hora de buscar nuevos modelos, ya sean pedagógicos, ambientales, económicos o políticos. No buscamos ‘volver a la normalidad’, sino construir en comunidad una nueva era en la historia de la humanidad.

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